10. Tan mía.
Jared.
Es tan extraño despertarse y tener una teta en mi mano.
Miro un poco desorbitado a mi alrededor, la teta de Lizzy sigue en mi mano y mi nariz está a centímetros de su precioso pezón erguido.
¿Estaré soñando?
Muevo mis ojos en todas las direcciones, ubicándome, pero sin moverme de mi placido lugar.
¿Qué es lo que pasó?
Me muevo un poco, sólo un poco, lo que consigue que Lizzy me apriete más a ella con su brazo envuelto en mi cintura.
Vaya, sigo entre sus piernas.
Sonrío, decido que es buena hora para seguir durmiendo y acurrucándome más en ella, beso cortamente su pequeño pezón y cierro los ojos.
— ¿Ya te despertaste? — Escucho su voz adormilada.
— Mmm… — tarareo, sin dejar de mirar su pezón —. ¿Fue esto lo que te despertó? — Beso de nuevo su pezón, est
