CAPÍTULO ONCE En las profundidades del castillo destruido, Lore, Octal, y los inmortalistas caminaban penosamente a través de los restos hacia las cuevas. El olor de combustible del avión y el humo flotaba detrás de ellos, un recordatorio punzante de la tragedia que habían sufrido. Llegaron a la entrada irregular de las cuevas húmedas. El silencio en su interior era espeso, casi tangible. El único sonido que se escuchaba era el goteo constante del agua que venía de lejos. Lore tenía la sensación de que no encontrarían a Scarlet y a Sage allí. Apartó la idea de su mente y les hizo un gesto a los inmortalistas para que entraran a la cueva. “Busquen por todas partes", dijo, sintiendo una ola de desesperación en su garganta. "No se detengan hasta encontrar a la chica y a mi primo." El pe