CAPÍTULO DOCE Los sollozos de Scarlet la estaban desgarrando por adentro. Mientras volaba por el aire, tenía fuertemente agarrada la mano de Sage contra su pecho. Él tenía los ojos cerrados y lo único que ella podía sentir era el débil latido de su corazón presionado en su cuerpo. Sus brazos le dolían, pero por ninguna razón se detendría. Algo la estaba empujando hacia adelante, como si alguna fuerza la estuviera llevando a la torre que había visto en su medallón. No sabía por cuánto tiempo había estado volando. Parecía que desde siempre. El tiempo se había convertido en un torbellino de miedo, tristeza, y dolor. Y lo peor de todo era la sensación que le roía en el fondo del estómago, la sensación de que necesitaba alimentarse. Deseaba sangre y eso era una agonía. No quería ser un demon