París los recibía con secreto, nadie debía saber de su llegada o eso arruinaría sus planes. Gustavo jugaba con nerviosismo con su anillo de bodas, lo único que podía darle paz y calma era Natalia, tenía algo por lo que volver a casa, algo por lo que esa guerra valía la pena, ahora tenía algo por lo que vivir. — Sabemos el plan – dijo Gustavo – Este avión no está registrado, nadie sabrá que hemos llegado, la casa en París está equipada, Armando, Jax preparan los franco y se pondrán en su posición – suspiro – Primero será el Irlandes, nuestro contacto lo ha citado, solo José y yo estaremos ahí, el resto oculto. Los asesinaremos a todos. — ¿Si nos descubren? — No pueden, no estamos registrados hasta dentro de tres días – carraspeo – Eso también ya está cubierto, la gente de Camille nos rec