―¿Se puede saber qué coño fue eso? ―Mekeril siguió a su mujer a la habitación. Aprovechó que Chiara le hizo el favor de distraer a su padre y hermanos―. ¡Pudo hacerte daño! ―Nahara lo ignoró. No quería explotar y tirar de sus bolas por haberle ocultado que la vería―. ¡¿Por qué actúas de esa manera?! ―¡Porque el hombre que se supone que me juró jamás guardarme un secreto lo hizo! ―Perdió los estribos―. Te verías con ella y ni siquiera me lo mencionarías. ¿Qué más podía hacer yo? ―Rio furiosa―. Me lo prometiste, Mekeril. Atrapado, así se sintió al saber que su mujer estaba mil pasos por delante de él. ―Sabes que no haría nada con ella y… ―Lo sé ―lo calló―, pero tu solo silencio se sintió como una traición. ―Mekeril dejó de respirar―. Te prometí aprender todo de tu mundo, y sé que la con