―¡Marlon, hijo de puta!
El escocés que estaba listo para sentir la calidez de Nahara ahora con su v***a no tuvo tiempo siquiera para tener contacto piel con piel, ya que la patada en la puerta los sobresaltó a todos.
Si Mekeril tenía al diablo dentro, ahora que vio cómo tenían a su gitana cada demonio estaba en su interior, listos para salir y desatar el infierno en la tierra. Al estar en el sótano, apartados de la mansión, los hombres estaban solamente con sus armas personales, pero ni siquiera eso fue suficiente para defenderse.
La masacre que Mekeril protagonizó fue, como poco, espeluznante para cualquiera que no estuviera acostumbrado a su crueldad. La sangre encharcó al piso hasta el punto de que cada pisada provocaba que salpicara. Las vísceras de sus enemigos estaban incluso en
