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—¿Estás loco?— solté una carcajada, creo que no era específicamente buena para guardar las apariencias en un lugar tan distinguido como ese, pero de no ser por el piano en vivo que ambientaba la cena, seguro que nos habrían echado de ese lugar al suponer que yo era una típica niña sin educación— ¿Sabes cuanto tarde en salir de tu residencia? No voy a volver. —No sería en esa casa, ni tampoco en mí... —Me negaría rotundamente ir a tu departamento, sabiendo cuantas mujeres han entrado ahí— mencioné solo en caso de que se le ocurriera sugerir su departamento. —No te llevaría a mi departamento, sino a otro sitio, más acogedor y tranquilo, donde pudiéramos vivir como un matrimonio normal—me parecio que su propuesta era demasiado apresurada y directa. ¿Acaso tenía prisa? —En caso de que dije