Ella evaluó las marcas de sus dientes con los dedos. Uno en el cuello y otro en la clavícula. Se habían vuelto de un odioso tono púrpura, manchando su piel blanca como la leche. El calor subió por sus mejillas cuando las imágenes pasaron por sus ojos. Todavía podía sentir sus dientes hundiéndose en su carne, enviándole un dolor agudo que la desgarró. Pero la emoción que provocó fue igualmente estimulante. Por primera vez lo había sentido bajo su piel. ¿Era eso lo que quería que ella sintiera? Que tiene control absoluto sobre su mente y su cuerpo.
Por la forma en que la estaba devorando, temía que se la tragara entera. Su entusiasmo era a la vez aterrador y excitante. Afuera hacía mucho frío, pero lo único que sentía era calor. Abrasador.
Se empujó el cabello hacia el frente, cubriendo es
