Charlotte estaba mirando por la ventana desde su cama cuando la puerta de su habitación se abrió sin siquiera un crujido, llamando su atención. Una ola de melancolía la golpeó cuando su mirada se posó en el alto marco que cubría la entrada. Sus ojos chocaron, mientras que los de ella eran fríos y sin emociones, los de él eran amables y cálidos.
Se invirtió la situación, se invirtieron los papeles y los cambios fueron asombrosos.
Charlotte desvió la mirada.
Llevando una bandeja, se acercó a ella y se sentó en el borde de la cama.
Charlotte continuó ignorándolo.
Él también ignoró la punzada de decepción y colocó la bandeja frente a ella. Estaba cargado de pastel helado. El favorito de ella.
—El chef dijo que este es el mejor pastel helado que jamás haya hecho —habló Ares para rompe
