Giovanna soltó un jadeo producto de la sorpresa, y todo pareció un déjà vu, fue como recordar la primera vez que él le robó un beso, los labios de él hacían contacto con los suyos, quemándola por dentro, tembló en los brazos de él, estuvo a punto de sucumbir al pecado, pero ya no era Giovanna Rossi, ahora era una religiosa y no podía permitir tal comportamiento, alzó su rodilla, y lo golpeó en la entrepierna. —¡En su vida vuelva a ser eso! ¡Irrespetuoso! —gruñó, apretaba los puños, lo tenía ahí de rodillas, gruñendo de dolor, y sintió ganas de soltarle todo y decirle cuanto lo odiaba, pero no, se contuvo, salió corriendo del despacho. Rodrigo se retorció del dolor y entonces se dio cuenta de que había actuado como el inmaduro hombre del pasado, ella era una religiosa, y lo que hizo no