La mañana saludaba con los débiles rayos de luz dorada que se colaban por la ventana, Melissa aun dormía entre los brazos de Elric, y el, aspiraba el delicado aroma que tenía la mujer que amaba, había hablado durante toda la noche de diferentes cosas, habían expresado sus verdaderos sentimientos, ella en verdad parecía haberlo extrañado, no podía echarlo a perder nuevamente, lo había perdonado, y eso era más que suficiente. Levantándose de la cama, caminaba sigiloso hasta la salita, Oliver había permanecido despierto mirando la televisión después de aquel chocolate, mirándolo fijamente, el niño parecía tener algo para decir. – No la lastimes, Melissa es buena, sufrió mucho por tu ausencia, y por ese hijo que tienes, ¿en verdad lo abandonaste? – cuestiono el pequeño logrando impresionar