En la ciudad, la pelirroja Eimy atendía con premura a los clientes que llegaban uno tras otro a la cafetería. — ¡Le sirvo enseguida! — decía Eimy con entusiasmo. Melissa había salido con André, sentía que aquello era justo lo que necesitaba su querida amiga...después de todo habían pasado demasiadas cosas simultáneamente y sabia lo mal que la bella azabache la estaba pasando, la cafetería estaba casi vacía pero no faltaría más que de una hora para que se atiborrara de gente buscando algo caliente para reconfortarse. Un par de ojos celestes miraban como un depredador miraría a una presa a la bella pelirroja que sonreía a los clientes del lugar. — Así que este es tu mejor talento, debo admitir que es adecuado para alguien de tu posición — irrumpió la armonía del momento una voz que re