La noche había caído de nuevo sobre la selva de concreto, allí, juntos, escondidos entre las sábanas de su habitación, Melissa y Elric hacían el amor por primera vez como esposos, sin mentiras, sin más que solo ellos, no había intrigas, no había dolor, era simplemente ellos, a corazón destapado, sintiéndose a flor de piel el uno al otro. Elric, sin perder tiempo, comenzó a desvestir a la hermosa azabache, estaba volviéndose loco, recordar todo lo que le había hecho al ignorarla lo hacía sentir verdaderamente miserable, necesitaba tomarla, sentirse su único dueño, el único en la vida de la hermosa joven, no dejaría que nadie la tocará, ella era de él, la necesidad de reafirmar su dominio sobre ella se hacía insoportable, le impedía respirar con tranquilidad, la amaba tanto que después de