Alejandro le miente a todos los que conoce, en cada momento habla con alguien y no admite que no puede dejar de pensar en ella. Parece que sus pensamientos ya no son los suyos. - ¿Día largo?- ella pregunta, sirviéndole una segunda taza de té y ese momento de domesticidad provoca un sentimiento no muy diferente al vértigo dentro de él. Alejandro Knight no es un hombre que tuviera alguien con quien volver a casa…. Hasta ahora. Él no responde, pero se une a ella para sentarse a la mesa y acepta la taza de té que ella le entrega. - También tuve un día largo- continúa, aunque él no ha respondido y luego comienza a contarle sobre su turno en el hospital. El sonido de su voz es un bálsamo para sus nervios deshilachados. Él sonríe levemente, la tela de su máscara se mueve contra sus labios