—Están muertos—mi voz fría y mecánica lo sobresalta. Él me mira pareciendo arrepentido y sorprendido por mis palabras, pero eso solo me hace sentir furia porque la mirada llena de lastima comienza a desplegarse por sus ojos. La maldita mirada que tanto odio. Lo rodeo para salir de ahí a una velocidad increíble.
Salgo corriendo viendo como Shane vienen con una sonrisa que desaparece cuando ve mi rostro. Estoy furiosa y dolida, cada vez que alguien me recuerda que ellos no están la misma furia aparece. Porque la policía nunca dio con los asesinos, porque nunca tuve las malditas respuestas que tanto quería, porque ellos no están conmigo.
—Isabell—no me detengo. Las lágrimas se amontonan en mis ojos y retengo las ganas horribles de llorar. Odio sentirme débil y mucho más cerca de Shane quien a pesar de que tengo buenos recuerdos con él, no quiero que vea mi debilidad.
Un amigo de Shane que conozco bien me ve en la salida y alzo mi brazo para que no hable, no necesito más mierda ahora.
—Espera—me toma del brazo. Lo miro a los ojos. Lorenzo siempre ha sido un gran chico y se con franqueza que mantiene fuertes sentimientos hacia mí a pesar de rechazarlo bastantes veces.
—Necesito salir de aquí—murmuro con voz ahogada, el asiente y me invita a caminar.
—Isabell—miro el chico idiota y corro lejos con Lorenzo siguiendo mis talones. Me subo a su coche y el arranca ignorando al maldito imbécil.
—Elliot—susurro como explicación.
—¿Dijo algo estúpido?—pregunta él, asiento sin ganas de hablar—siempre lo hace no te lo tomes personal. Aunque estoy sorprendido de su regreso, se supone que era el año entrante que volvía—lo miro con mala cara, no quiero saber del imbécil ese, Lorenzo comprende de inmediato por lo que suspira—Estuve investigando lo que me pediste—paso de la tristeza a la curiosidad de inmediato.
—¿Qué encontraste?—pregunto abrazándome a mí misma mientras lo miro a él conducir. Los labios de Lorenzo hacen una pequeña mueca y luego deja salir un suspiro lastimero.
—El caso sigue abierto—mi corazón se detiene un segundo.
—¿Tú crees que no haya sido un accidente?—paso la lengua por mis labios.
—Tengo que investigar para saber más—mi cuerpo de momento se siente pesado.
—Gracias Lorenzo—él sonríe parando el coche en un mirador. La vista es hermosa.
—Te dije que siempre estaría para ti—muerdo mis labios sin saber que contestar. Por lo que le sonrío solamente—Isabell, creo que sabes de mis sentimientos hacia ti, pero quiero decirte que eso no me impedirá estar a tu lado, estoy para ti—lo miro de reojo manteniendo silencio sin saber que contestar, lo que menos quiero ahora es una relación algo amorosa con él, no cuando las cosas están tan mal. No cuando estoy tan perdida.
Además, lo que me acaba de decir comprueba lo que ya sabía. Asesinaron mis padres, no fue un accidente como me hicieron creer, lo sabía desde hace mucho, pero confirmarlo hace que el enojo que antes estaba se intensifique, porque hay algún maldito o una maldita sueltos mientras ellos están bajo tierra sin poder volver.
—Creo que deberíamos volver—digo para que el silencio no se haga más incómodo.
—Está bien—pone el auto en marcha y conduce en silencio—habrá una fiesta este sábado. ¿Quieres ir?, la dará Peyton—murmura con ese tono suave que siempre emplea al hablarme.
—Trataré, tengo que avanzar... Sabes que tengo que entregar esos poemarios este sábado—murmuro recordando que tengo trabajo por hacer.
—Ganarás el concurso, tienes un talento muy bueno en crear poemas—le sonrío agradecida.
—Gracias—susurro porque sé todo lo que se juega al ayudarme. Él me sonríe con tranquilidad.
Al llegar a la casa de los Collins, veo al idiota ese mirando, más bien esperando que pase. Tomo un respiro y bajo del coche. Mis ojos se encuentran con los suyos. Un intenso azul que me paraliza por microsegundos en los que mi mente queda en blanco y mi cuerpo paralizado. Tiene una mirada sumamente penetrante. Respiro hondo y camino con toda la seguridad que poseo con Lorenzo a mi lado.
—Lo siento—camino ignorándolo—no sabía nada—me giro y lo veo. Él puede poseer una mirada penetrante, pero yo poseo la mirada más fría que alguien pueda tener.
—Aléjate de mí—las frías palabras dejan mis labios y sigo adentro sin mirarlo una vez más.
—¿No crees que fuiste un poco dura?—pregunta Lorenzo y yo me encojo de hombros. No me interesa en lo más mínimo, que le duela como me dolió a mí sus palabras.
Subo a mi habitación y me encierro, hoy es viernes, sonrío al saber que pasará está noche. Por lo que avanzo los escritos que tengo sin completar.
***
Sin hacer ruido me escapo de casa. Shane vendrá más tarde. Deben de ser las 11:40 pm, pero sé muy bien que los señores Collins están durmiendo.
Subo a mi moto y me siento a esperar a Shane. Veo a Shane salir y guiñarme un ojo, enciendo la moto subiéndome en ella. Se sube detrás de mí, coloco mi casco y arranco en dirección lejana de casa.
Las calles están desiertas por lo que ando a toda velocidad. Mi cabello está suelto y Shane me aprieta con fuerza la cintura cuando andamos en alguna curva. Reduzco la velocidad cuando llegamos al lugar indicado.
Apago la moto y la fuerte música se escucha. El montón de adolescentes bebiendo y fumando, creo que hasta drogándose en algún lugar.
—Por fin llegó—grita alguien en un micrófono. Suerte que esto es muy alejado de la cuidad.
—Vamos—le grito a Shane por la música.
—Hoy tienes mucha competencia—me dice mirando a Travis. Lo veo y este me guiña un ojo.
—Pero ganaré—me encojo de hombros y sigo mi camino. Llego hasta donde Luis, el hermano mayor de Lorenzo.
Conozco a Luis desde que entré a correr en motos de manera ilegal, sé que él tiene contactos con la policía por la cual siempre nos alerta cuando quieren atraparnos, cambiamos de lugar cada mes para poder perderlos. Él es muy bueno patrocinando esto, además de que sé que esto le deja beneficios monetarios.
—¡Hermosa!—grita con una sonrisa.
—¿Cuánto está en juego?—pregunto.
—Mucho, hoy las apuestas están por los cielos—me grita y asiento.
—¿Cuándo me toca?—veo como Travis se acerca.
—En media hora—asiento y camino hasta Shane.
—Vigila la moto, no me fío de él—Shane asiente y se dirige hasta la moto. Travis sonríe negando.
—¿Desconfiando de mi?—pregunta y le doy una falsa sonrisa.
—Siempre Travis—él niega.
—Eso no decías cuando te tenía a mi merced—susurra en mi oído.
Una de las cosas más estúpidas que he hecho en mi vida; acostarme con Travis. Es un idiota que supuestamente me ama y yo de idiota me acosté con él. Resulta que, si le gusto, pero él no a mí. Cree que tiene algún poder sobre mi desde esa noche.
Es de esas folladas que se creen algo en tu vida cuando no es así. El problema de Travis está en que se cree el macho que debe desechar chicas, pero cuando le hacen lo mismo que él hace, se pone a lloriquear y hacer estos berrinches.
—Supéralo—murmuro molesta.
—Jamás lo haré—lo miro una vez más para ir lejos del lugar.
Una canción de Cris Brown se escucha fuerte y es tan pegadiza que termino caminando mientras muevo mi cuerpo tratando de ubicar a Shane.
—¡Shane!—grito cuando le veo. Se está besando con una chica que solo lleva una diminuta falda que sinceramente no le cubre nada y un sujetador. Una mueca de asco cruza en mi rostro cuando veo que su mano entrar debajo de la falda.
Intento girar la cabeza, pero Lorenzo aparece muy cerca de mí, demasiado cerca.
—Shane anda ocupado—murmura con su habitual sonrisa.
—Me doy cuenta—respondo también sonriendo.
—¿Quieres algo de tomar?—pregunta siendo muy educado, como siempre.
Lorenzo es la clase de chico del que fácilmente te podrías enamorar. Un rubio con ojos preciosos de un color caramelo. Tiene cuerpo atlético como Shane y es tan dulce y educado que llega a parecer encantador, además de que es una persona en la que puedes confiar plenamente. Un chico muy divertido y serio cuando se lo propone. Es el chico soñado, lástima que no quiera nada con él, sé que se desviviría por hacerme feliz.
—No, así estoy bien—pasan alrededor de media hora cuando escucho mi nombre sonar.
—Isabell, es tu turno—suspiro y camino decidida. No puedo perder, no contra Travis.
—Deberías conseguir una habitación urgente—le grito a Shane quien se separa de miss-enseño-todo.
—Tomaré en cuenta tu consejo—hago una seña para que se quite de mi camino y con una sonrisa estupenda se aparta.
—Ya es hora—anuncio y él le susurra algo a la chica para luego ella irse feliz—deja de mentirle a las chicas, eso es cruel—murmuro sabiendo sus tácticas de seducción.
—No te involucres en mis asuntos como yo no lo hago en los tuyos—dice sin dejar de sonreír.
—Bien—subo a la moto y al encenderla suena fuerte y potente haciendo que muchos suelten un grito.
Acelero un poco hasta la línea de salida.
—Bien, no quiero trampas, no quiero que intenten matarse, así que hagan esto con cuidado—anuncia Luis desde su puesto en el micrófono.
Una chica se para alejada de nosotros. Se quita las botas. Eso es tres. Luego le sigue la falda. Eso es dos. Y luego la blusa. Eso es uno por lo que acelero dejando una multitud de personas que gritan como poseídos mientras nos ven movernos.
Voy detrás de tres motos, entre ellos está Travis, j***r. Acelero ocasionado que mi moto cruja con fuerza. El aire fresco de esta noche se siente en mi piel y trata de llegar a los lugares que la ropa y el casco que llevo, ocultan.
Doblo en una curva subiendo un poco la velocidad y dejo a uno atrás. Bien, solo quedan dos. Travis está concentrado en ganar, tanto que no se fija que le paso al chico que iba delante de mí. Ahora somos él y yo. Trato de rodear su moto desde el lado derecho, pero él nota mis intenciones y avanza a ese lado, me lo está poniendo difícil. Acelero y él también, hay una curva, una curva peligrosa.
Bajo un poco la velocidad y doblo con esfuerzo mientras él hace lo mismo sabiendo que no puede ir más rápido. En un descuido acelero y salgo disparada lejos de él. Doblo con fuerza para no caer al barranco y sigo mi camino siendo la que va de primero. Veo la línea de meta que han improvisado y acelero siendo la adrenalina corriendo por cada pequeña partícula de mi cuerpo. Al cruzar la línea sonrío extasiada conmigo misma. Travis llega con mala cara. Me bajo de la moto dejando a un lado el casco. Una ola de gritos aplausos y felicitaciones llegan a mí.
—Todo esto es tuyo muñeca—dice Luis pasando una gran cantidad de dinero, le doy un poco y me pasan una cerveza a la cual le doy un trago.
—¡Hiciste trampa zorra!—grita Travis llegando hecho furia. Lo miro y sonrío para molestarlo más.
—Que no sepas como correr no me hace tramposa y mucho menos zorra—me acerco y lo miro a los ojos—acepta que una mujer te haya ganado, se más maduro y más hombre—el lugar se llena de "ohhh", personas sueltan silbidos y veo claramente que lo he dejado quedar en ridículo.
—Eres una...
Levanta su puño en mi dirección tan rápido que no lo veo venir, alguien lo toma antes que llegue a mi rostro y veo muy bien como cae al suelo retorciéndose del dolor. Miro a la persona que me ayudó y abro los ojos sorprendida.
—Tienes muchas cosas que explicarme—Shane se acerca—y tú también Shane—dice molesto.
—Elliot—murmuro nerviosa y Shane me mira igual de nervioso.
—¡Corran la policía está aquí!—todo el mundo corre como que se acaba el mundo y yo subo a mi moto.
—Rápido, ambos suban—los hermanos se miran, pero el sonido de una bala los hace reaccionar mirándose incómodos por ir uno detrás del otro—sujétense con fuerza—acelero con una patrulla tras de mí. j***r, ¿quién fue el idiota que soltó la bomba de las carreras a la poli?
—Tienes que ir rápido—grita Elliot oyendo el sonido... El sonido de otra bala muy cerca de nosotros.