Capítulo 3

2190 Words
Siento la brisa golpear con fuerza mi cuerpo y como los latidos de mi corazón aumentan debido a la adrenalina del momento. A pesar de que no es la primera vez que la policía me persigue y me dispara, no llego a acostumbrarme a eso. Siempre está la expectativa, la adrenalina y todo lo que genera huir de los buenos convirtiéndome en la mala del momento. Ya sabes, es como jugar a ser la bruja maldita en un cuento de hadas, algo que siempre añoré ser. —¡Rápido!—el grito de Shane me desconcentra por unos segundos lo que ocasiona que casi terminemos en un barranco. En este momento maldigo por todo lo alto a este estúpido lugar. La patrulla está más cerca por lo que acelero a toda velocidad. Unos 10 minutos nos cuesta para llegar a las calles que por lo menos tienen autos, gracias a ellos perdemos un poco a los policías. Doy la vuelta y sin darme cuenta me dirijo a la casa de Marcus, mi mejor amigo. Su casa es normal, tiene un pequeño patio así que la rodeo y entro por atrás ocultando la moto junto con nosotros. Vemos como la patrulla sigue en línea recta lejos de nosotros. Ambos chicos bajan de mi moto y me miran expectantes. Los ojos penetrantes de Elliot se mantienen en mis movimientos mientras que Shane solo suspira mirando el cielo. Quito mi casco dejando que mi pelo salte alborotado por todo mi cuerpo. Me paso los dedos tratando de arreglarlos, pero están lo suficientemente entretenidos siendo rebeldes. Un silencio muy incómodo se establece entre los tres. La tensión es tan palpable que se puede cortar con un cualquier objeto con el más mínimo filo. Quito la chaqueta negra de mi cuerpo dejándome solo en unos pantalones negros que vienen acompañados de un top corto n***o con plateado y unas botas negras. Recojo mi larga cabellera en una cola desordenada y miro interrogante en dirección al chico desconocido que está frente a mí. —¿Me pueden explicar qué diablos fue todo eso?—pregunta él sin salir de su sorpresa, sus ojos azules parecen que quieren lanzar fuego, pero yo sigo molesta con él. Además, ¿desde cuándo doy explicaciones de lo que hago con mi jodida vida? Nunca lo he hecho y no voy a comenzar ahora. —Eso... Eso es... Levanto una mano hacia Shane en una clara indirecta de que haga silencio. Los ojos penetrantes de Elliot me siguen mientras me recorre el cuerpo sin pudor alguno para luego mirar fijamente mis ojos. —No hay nada que explicar—mi voz fría lo deja de piedra y evidentemente sorprendido—no eres quien para exigirme algo, así que procura no joderme—le regalo el intento de una sonrisa y él aprieta los labios mirándome con furia, como si me importara. Siempre he pensado que las mujeres tienen un poder estupendo sobre el sexo opuesto. Una sonrisa, una mirada, unas palabras y lo tienes rendido a sus pies, pero está también el hecho de que somos una especie muy enigmática para ellos. Están acostumbrados a que seamos dóciles y tranquilas, pero al momento de que nos convertimos en fieras enojadas no saben cómo hablarnos o tratarnos, podemos dejarlos hecho un charco tan fácilmente como ellos tienen el poder de hacernos perder la cordura con solo una linda sonrisa o un guiño sexy. En este momento disfruto como nunca, él no me conoce, no sabe quién soy y mucho menos sabe cómo es mi carácter. No puede venir aquí y tratarme como si somos amigos o como si él fuera mi padre. Mi padre está muerto, algo que él me recordó sin siquiera darse cuenta. Sale de su sorpresa y lame su labio, frunce el ceño al mirarme y se acerca hasta quedar frente a mí. Levanto la mirada porque él es mucho más grande que yo. Soy una cosita pequeñita a su lado. No me ablando ni cambio mi expresión. Él no es quien para exigir explicaciones. —Claro que hay mucho que explicarme, como por ejemplo: ¿Desde cuándo mierda están jugando a hacer carreras ilegales?—pregunta y su fresco aliento abraza mi rostro como una suave caricia. Mis ojos verdes lo analizan en silencio y sé que le incómodo. Dicen que parezco un demonio cuando quiero, pero también cuando puedo. —No eres nadie, así que no me exijas ninguna maldita explicación. ¿Lo quieres más claro o fue suficiente?—pregunto sarcásticamente. —Bien—se rinde—es cierto, tú, tú no eres nada mío—su vista pasa a Shane quien se mantiene en silencio solo escuchando la conversación, claro, si se le puede llamar así—, pero Shane si, ¿me explicas que es todo esto?—su sonrisa victoriosa me hace querer golpearlo con fuerza. —Elliot—susurra Shane en desaprobación—ya Isabell dijo que… —¡No!—dice enojado—me explicas aquí y ahora. Llego no hace menos de seis horas y me encuentro con mi hermano en unas malditas carreras. Estaban disparándoles. ¡Disparándoles maldita sea!—grita ocasionando que nos sobresaltemos—a ti un hijo de puta te iba a golpear—me riñe molesto—dejen sus niñadas que esto no es un puto juego. Tú no eres una corredora y tú no eres el perro faldero de ella para hacer estas idioteces—mi mano impacta en su mejilla sin darme cuenta. El jadeo de Shane me parece gracioso, pero estoy lo suficientemente molesta con este tipo como para reírme. Elliot me mira con la furia latente en su clara mirada, pero ahora soy yo quien está molesta. Este hombre es el más insoportable con el que me he topado, realmente no parece que es hijo de Alicia quien es una mujer tan dulce, este tipo es definitivamente un grano en el culo que parece ser que me joderá bastante. —No soy una niña—digo mirándolo—sé muy bien el peligro al cual me expongo, tu hermano también. No quieras venir a entrometerte en mi vida. No se lo permito a nadie y tú no serás la excepción—subo a la moto—rápido, quiero irme a dormir—ellos se miran en silencio y luego Elliot clava su mirada en mí, una mirada enojada y sumamente salvaje. Sus ojos azules parecen más oscuros, un mar muy oscuro. Estoy a punto de decir algo cuando ambos suben y yo conduzco hasta la casa Collins. Mi teléfono suena en el bolsillo de mi pantalón. Shane tiene mi chaqueta en sus manos. Lo ignoro hasta parar dos cuadras antes de la casa Collins. Elliot nos mira confundido. Shane me ayuda a moverla hasta el garaje de su casa. Al terminar de colocarla sonrío. Me doy vuelta y me topo con ese pesado. —No me interesa—suelto mientras camino con él siguiendo mis talones. —¿Por dónde piensas entrar? Yo tengo las llaves y no pienso abrir hasta que me cuentes todo—sonrío con autosuficiencia. —No la necesito—le comunico y empiezo a trepar por las ventanas y algunas cosas que siempre dejo para estas ocasiones. Subo con destreza y al estar a salvo lo miro—¿algo más?—pregunto desde arriba y él me mira. —Esto no queda aquí—cierro la ventana y me desnudo para ponerme un pijama de osos horribles. Tengo a veces un sentido de moda horrible, pero aun así me encanta. Me siento en la cama y tomo la laptop. Suspiro y busco el documento para trabajar en ello. Mi teléfono suena en algún lugar y mis ojos se ponen en blanco. Lo tomo y el nombre de Marcus aparece en el identificador de llamadas. Me pregunto mentalmente qué querrá mientras deslizo mi dedo para tomar la llamada. —¿Se puede saber para que me llamas a esta hora?—le pregunto al descolgar. —Travis llamó a la policía, van para allá—frunzo el ceño. —¿Qué me quieres decir?—pregunto levantándome de la cama. —Quiere que te apresen, me llamo y me dijo que iría por ti, mi deducción fue de inmediato la policía—suspiro—ten cuidado, el tipo tiene grandes problemas y algún trastorno contigo. Aun mayor; su amor es demasiado... Terrorífico—me dejo caer en la cama. —Lo tendré en cuenta. Gracias por decirme—le digo sonriendo. —Sabes que estoy siempre para ti, pero justo ahora tengo sueño así que adiós—cuelga haciéndome reír. Me levanto y camino a la habitación de Shane, abro la puerta sin tocar y Elliot es quien me recibe con un pantalón holgado y sin camisa. Todos sus pectorales quedan a mi vista, mientras el pasa su mano por su melena desordenada. Entro segura de mi sin parecer nerviosa por tenerlo a medio vestir frente a mí. —¿Dónde está Shane?—pregunto mirándolo directamente a los ojos. —Dándose un baño. ¿Tú que buscas en la habitación de un hombre a esta hora?—pregunta y como si fuera un arte o un don, lo ignoro. Camino al baño y lo abro. —Fue Travis quien mando a los polis al lugar—le digo y el agua deja de sonar. Shane saca su cabeza mirándome. Que apetitoso se ve mojado. Me cruzo de brazos y él me mira. —¿Por qué haría algo así?—pregunta él. —Venganza a mí—me encojo de hombro. Me pide la toalla y se la paso. Luego sale con ella envuelta alrededor de la cintura. —¿Qué propones hacer?—pregunta con una sonrisa. —Yo me encargo—le respondo. —Creo que debes ir a dormir—dice mirándome—¿mañana no tienes que entregar los poemas?—pregunta y yo resoplo. —Tengo que terminarlos esta noche, bueno, me voy—salgo y sin mirar a Elliot camino a mi habitación, tomo el ordenador y me concentro en trabajar. *** —Isabell—alguien me toca y abro los ojos lentamente. —¿Qué pasa?—pregunto y me doy cuenta que es Alicia. —Llegarás tarde cariño—salto de la cama. —¿Qué hora es?—pregunto estrujando mis ojos. —Las ocho—abro mis ojos y entro al baño. Me doy una corta ducha y me coloco un vestido azul suelto. Me trenzo el cabello y salgo al natural con mi ordenador. —Buenos días—saludo a todos, menos Shane que siempre despierta tarde. —Elliot te llevará cariño—asiento, no es hora para hacer rabietas porque él me lleve. —Vamos—lo sigo en silencio. En menos de media hora el estaciona y abre los ojos al mirar el lugar. —Conozco a varias personas de aquí—murmura saliendo del auto. Salgo y prácticamente corro por los pasillos hasta llegar a mi salón asignado. Toco la puerta y oigo un audible "adelante". Entro y todos los ojos se posan en mí. —Muy bien, ya que la señorita hoy llego tarde, será la primera en dejar a la vista de todos los poemas que trae hoy—Suspiro y miro con mala cara a la mujer que se encarga de ver nuestros avances. Conecto la laptop y mi poema pronto queda a la vista de todos gracias al proyector. Oscuridad Bajo un cielo despejado Acompañada de la oscuridad de la noche, Me pregunto en silencio; Si nadie siente que muero. Que mi vida es arrebata, Que mis lamentos no son escuchados, Mi mente divaga posibilidades Pero la muerte la siento. Los lazos de vida se alejan La felicidad se burla en mi cara El dolor me abraza de espaldas ¡Qué mala jugada! La sonrisa se transforma en falsa Nunca llegan a apañar mis ojos Pero... ¿Qué puedo hacer? Pronto llegará mi tiempo. Las estrellas brillan mostrando una vez más, Lo horrible que es vivir sin metas, La gente no me acepta Nadie se entera que desaparezco. Pero como quisiera devolver el tiempo atrás Ser solo una chiquilla que enloquece, dejar de ser una adolescente con problemas Que solo cruzar la línea solucionará. De mis lágrimas me arrepiento Solo mostraron mi debilidad, Debilidad que desaparece Junto a mi cuerpo en la oscuridad. Una oleada de aplausos se escucha y sonrío relajada conmigo misma, estaba tensa, la mujer que me odia y de la cual nunca he tenido la motivación de saber su nombre me da una amable sonrisa. —Es un muy buen poema, solo le tendremos que corregir algunas cosas y... ¿Elliot?—mi vista se dirige a la puerta como poseída y evidentemente él está de pie en el umbral. ¿Le conoce? —Señora Holly—saluda cordial él. —¡Elliot!—grita una chica y me aparto al ver que corre hasta él. Sus piernas se entrelazan en su cintura mientras para sorpresa de todos, le come la boca.
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