Busco en mi mochila el sobre que me dejó Lorenzo y lo abro. Respiro mirando a mi alrededor. Busco donde sentarme y encuentro un banco solo. Me siento y leo el contenido de la carta.
Eres muy curiosa, pero gracias a eso sabrás que me tienen amenazado. Me tienen ellos y me obligan en este momento a escribir esto con mi puño y letra. Tienes que venir o me van a matar. Ayúdame, ahora quiero que seas esa heroína que si que no eras.
Lloro con la carta en manos, esto se ha salido de control. No lo planeaba así, se me han adelantado a todo. Limpio mis lágrimas cuando veo a Elliot llegar, guardo el sobre y camino hasta él.
—¿Quieres dar un paseo?—pregunta con una sonrisa.
—¿A dónde?—trato de parecer normal.
—Donde quieras—se encoje de hombros.
—La playa—él asiente. Mientras conduce pienso en como poder recuperar a Lorenzo con vida. Miro a Elliot, no lo voy a exponer a este peligro.
Entonces todo tiene sentido. Las palabras de Marcus ahora taladran mi mente. Me gusta Elliot, estoy enamorada de él. En el sueño no me costó nada devolverle el beso aun sabiendo que su novia estaba cerca, eso nunca ha estado en mí. Siempre he respetado una relación. Estoy enamorada de él, por eso amar a Lorenzo parecía algo tan difícil. Muerdo mis labios y mi cabeza duele de pronto.
Horas después llegamos a la plata que hoy se encuentra desierta porque el cielo está gris. Elliot se sienta en la arena conmigo.
—¿Puedo pedirte algo?—le pregunto con una sonrisa.
—Claro, ¿qué quieres?—le sonrío.
—Pasa todo el día conmigo—él me mira confundido.
—Claro—dice confuso.
Pasamos el resto de la mañana en la playa mientras él me cuenta como fue mi niñez y el sol sale un poco.
—Me quiero bañar—digo mirando el azul, azul que posiblemente nunca vuelva a ver.
—No tenemos con que hacerlo—me levanto y quito mis botas. Mi blusa corta la quito quedando en sujetador mi pulsera y bajo mi falda. Quedo en sujetador y tanga frente a él quien analiza mi cuerpo con los ojos abiertos. Corro y entro al agua, esta fría y se siente deliciosa contra mi piel. Salgo y veo a Elliot frente a mí. Mi boca se hace agua al ver sus pectorales. Acerco mi mano y subo despacio por todo su pecho.
—No hagas eso, no me toques—dice suavemente.
—Por qué?—pregunto curiosa.
—Porque no sé si podré aguantar más las ganas que tengo de besarte—lo miro y subo y bajo las manos en una clara indirecta de que puede besarme.
Sus labios tal y como los recordaba; suaves, impactan contra los míos de manera brusca. Mis manos van a su cuello y su mano en mi cintura y espalda me unen más a él.
No sé en qué momento ocurre solo sé que sus manos están por todo mi cuerpo, mis manos sobre su cuerpo mientras somos uno solo. Me dejo amar porque en mi interior sé que no voy a sobrevivir. Que el asesino posiblemente quiere también matarme.
Elliot en este momento une las piezas que creí había pedido. Ha pintado en mi piel marcas de amor, ha trazado líneas de esperanza.
—Te amo—murmuro.
—Yo te amo desde siempre pequeña Bell—susurra mirándome a los ojos.
***
—Está delicioso—murmuro comiendo.
La comida china la amo, en este momento parece gloria ya que tengo un hambre horrible. Elliot me mira divertido mientras limpia mis labios yo le muerdo el dedo y él sonríe.
Me ayuda a levantarme para irnos, prometió ir a un karaoke. Sonrío al pensar en la pobre gente que tendrá la dicha de escuchar mi voz.
En el camino música nos acompaña ayudando a volver más especial el ambiente tan maravilloso que tenemos.
Sonrío recordando como corríamos por la arena de la playa, como dos locos enamorados. Le miro conducir y sonrío.
Miro por la ventana todo con una nostálgica sonrisa. La vida puede ser tan perra a veces. Puede que este sea los últimos recuerdos que tendré. Nunca me importó vivir al máximo hasta ahora, en una noche y un día quiero experimentar tantas cosas.
Bajo el vidrio y saco la cabeza, grito, grito con todas mis fuerzas y es... Liberador. Minutos luego nos encontramos en un lugar que lleva letras grandes en mayúscula KARAOKE sonrío.
***
Si me dieran un premio por cantar malo estaría feliz de recibirlo. Las personas me ven con cara de disgusto mientras yo los ignoro olímpicamente. No me interesan que sean unos amargados, yo puedo disfrutar. Canto a todo pulmón y Elliot me motiva a cantar más.
Ya sentados en una mesa disfruto el ambiente que me brinda este lugar. Un chico canta una canción de Reik y lo hace bastante bien.
—Me sentía celoso de Shane cuando pequeño—miro a Elliot quien me sonríe—siempre era Shane, nunca me diste la oportunidad de enamorarte. Me veías como tu príncipe imposible, a él como tu amor verdadero, era algo con lo que definitivamente no podía competir—sonrío.
—Por qué casi no recuerdo nada de ti—murmuro mirándolo.
—Porque eras pequeña, me fui y solo quedo Shane en tu vida. Siempre pensé que estaban destinados a permanecer juntos. Lo amabas, Shane fue tu amor más puro y aunque me duela decirlo... El más real—toma mis dedos y los entrelaza a los suyos—siempre has sido una persona muy especial Isabell—su pulgar reparte caricias en mi mano—cuando te vi al llegar a casa quede idiotizado, estás tan hermosamente natural y luego creció ese sentimiento de protección—me mira u sonríe—eres una chica especial, te ayude porque necesitaba compartir más contigo—acaricia mi rostro—porque tus ojos, tu cabello, tus labios se clavaron en mis pensamientos y fue imposible desenterrarlos de allí—sonrío y lo beso.
—Gracias por compartir esto conmigo—beso sus labios y lo abrazo disfrutando de su calor. Elliot en este momento es lo más importante en mi vida.
****
—¡Shane!—grito y él para de hacerme cosquillas.
—Hace mucho que no te molestaba, déjame hacerlo—vuelve al ataque, ese maldito no tiene puedas conmigo. Mi barriga duele tanto y me cuesta respirar.
—Shane déjala, mira su cara—Elliot dice riendo. Cloe y Susi están a su lado riendo de mi desgracia. La señorita Juliet se marchó ayer luego de vernos llegar y que Elliot le diga que no la ama. No siento pena por ella, me odiaba, solo había que ver si cara para saberlo.
—¡Ataquen a Shane!—le grito a las niñas. Ellas saltan y este cae se mi cama causando que me ría con fuerza. Miro melancólica la escena. Voy a echar de menos esto, a ellos.
—¡Vengan a comer!—el grito de Alicia hace que Shane corra como un niño pequeño hacia abajo. Cloe y Susi gritan siguiéndolo dejándonos a Elliot y a mi solos. Este se acerca y sin previo aviso me besa. Jadeo y él sonríe.
—Vamos por esa comida—dice con una sonrisa.
—Adelántate, tengo que arreglar el desastre que dejo tu hermano en mi cabello—señalo y él sonríe.
—No tardes—cuando sale cierro la puerta con seguro. Me pongo a escribir porque quiero dejarle una carta a cada uno. Sé que Elliot buscará respuesta cuando desaparezca y quiero que si me pasa algo sepan que cada uno de ellos fue importante en mi vida.
Escribo ignorando los toques en la puerta de Elliot y Shane, escribo hasta que mis dedos duelen, hasta que mi alma se describe a través de letras y cargadas de la tinta que las hace aparecer.
Dos horas después guardo todos los sobres en el cajón del escritorio. Saco mi laptop y escribo. Escribo los poemas que tal vez nunca pueda volver a escribir.
Salgo y Elliot conversa con Shane.
—Quiero correr contra ti—señalo a Elliot y él sonríe.
—Cuando quieras—me dice.
—¿Qué tal ahora?—pregunto con una sonrisa.
Shane me mira con una ceja arqueada. Suspira y asiente.
—Vamos, quiero ver cómo te derroto—bajamos todos y subo en mi moto. No quiero dejar cabos sueltos si algo me pasa. Corro, corro como jamás lo he hecho, corro porque es una de mis grandes pasiones. Corro porque soy competitiva y corro porque Elliot lo hace a mi lado. En algún momento mi destino es otro y termino en el cementerio. Camino hasta dar con la tumba de mis padres. Me dejo caer en el suelo de rodillas y miro sus lápidas.
—Hace tiempo no venía—hablo alto—la última vez me queje de que me abandonaron. Ahora mandaron a alguien especial en mi vida, lástima que hay personas malas que solo es gusta ver a los demás sufrir—siento como se forma un nudo en mi garganta—ahora estoy tratando de unir todas las piezas, solo me falta la última y esa la voy a conseguir mañana. No quiero que se sientan mal, es mi decisión, siempre lo ha sido. Quiero saber porque fui yo que comencé esta búsqueda por la verdad. En busca de mi verdad. En busca de quienes los apartaron de mi lado. De quieres fueron los malditos que los arrebataron de mi lado—las lágrimas caen sin control—ahora está fuera de mis manos retratarme o no. Es tarde porque tienen a Lorenzo. Es tarde porque... Porque ya no está en mis manos—lloro entre gritos—todo esto está fuera de mis manos. Ahora. Ahora que tengo a alguien por quien luchar, quien en un beso une los pedazos rotos de mi corazón y me da ese amor pasional que tanto soñé—limpio mis lágrimas—pero sabré la verdad—me levanto y los miro por último vez. Visualizo en mi mente su sonrisa mientras me miran—los amo—me alejo y subo a mi moto. Elliot me anduviera buscando.
Al llegar a casa, casa porque la considero mi casa. Ahora la considero mi casa. Que irónico. Veo a Elliot marcar pasando sus manos por el cabello. Al verme suspira.
—Dios, ¿dónde estabas?—pregunta inspeccionándome.
—Paseando, ¿pasa algo?—pregunto mirándolo.
—Solo... No salgas sola—lo miro confundida y luego lo abrazo—adentro hay alguien que quiere verte—levanto la mirada.
—¿Quién?—pregunto curiosa.
—Entra y verás—asiento y entro de inmediato. Me quedo quieta mirando la persona que está sentada mirando en mi dirección.
—Isabell—dice ella con una sonrisa tensa.
—Isaila—susurro sorprendida.