Capítulo 12

2053 Words
Despierto y todo está en penumbras. Busco lo que ocasionó que no esté en mi séptimo sueño ahora. Miro y casi grito de no ser por la mano que se ubica en mi boca. Abro los ojos y Elliot me hace una seña de que haga silencio. Restriego los ojos y lo miro confundida. Me levanto y salgo despacio. Él me sigue y estamos fuera de la habitación me mira y me besa. Él me besa fuerte y rudo, su beso desprende pasión, peligro, tentación. Agarro su cuello porque esto era lo que buscaba, un beso de esta manera, uno que me robe la razón. Me alza y mis piernas quedan enredadas a su cintura. Sus manos están en mi espalda y trasero. La adrenalina de ser descubiertos se hace presente en cada partícula existentes en mi piel. Devoro sus labios y no me importa que su novia este en alguna habitación de la casa, solo quiero seguir sintiendo esto. Sus manos me aúpan a él. Sonrío en medio del beso y muerdo con fuerza sus labios. Y luego los succiono. Mi lengua navega en busca de la suya. Y al tocarse ambas crece la sensación más placentera que he sentido. Mi cuerpo se estremece y cosquillea bajo su tacto. Si no es pasionalmente peligroso y pones a duda tus principios y moral, lamento decirte que no es amor. La voz de mi mejor amigo llega a mis pensamientos y entonces sucede. Abro los ojos como platos y me levanto desorientada. Solo fue un sueño. Un sueño donde probé nuevamente esos labios tentadores. Los rayos del sol se filtran por mi ventana y respiro hondo. Mi mejor amigo sigue durmiendo por lo que apago la alarma y me levanto. Entro al baño y abro los ojos. Mis mejillas están súper rojas al igual que mi pecho. Respiro hondo y entro al baño sin saber porque soñé eso. El agua hace magia y me ayuda a relajarme. Me coloco una blusa corta y una falda suelta junto a unas lindas botas, todo marrón claro. Me maquillo suave. Y recojo todo en mi mochila. Mi cabello lo dejo en una coleta y estoy lista. Me quedo un momento mirándome fijamente en el espejo sin poder dejar de pensar en el deseo que sentí en ese sueño. Cubro mi rostro sonrojado una vez más porque no puedo creer que soñara algo como eso. Se supone que solo es una pequeña atracción y que él tiene su novia, debo respetarla a ella y Lorenzo, bueno, queda claro que nosotros ya no somos algo. Desde hace tiempo que yo misma decido lo que hago o quiero en mi vida y que él quisiera de repente prohibirme no me gustó para nada. ¿Qué seguiría si le diera ese poder? Es mi vida, una que amo vivir sin ataduras, sin restricciones porque así soy y así me considero, una persona libre que anda como quiere, que hace lo que quiere cuando quiere. No soy de las que da explicaciones o hace caso a ordenes tontas. Bajo y me encuentro a la chica despampanante con mucho maquillaje para mi gusto tan temprano. Alicia hace el desayuno y Elliot está al lado de ella. Miro el panorama, no me gusta la sonrisa que le dedica Elliot a ella o como su mano sube por su brazo cuando Alicia les da la espalda para seguir preparando el desayuno. Tengo que aguantarme el trago amargo y seguir, esto no me molestará el día por lo que entro sonriendo. —Buenos días—me acerco a Alicia y beso su mejilla, ella me sonríe y me mira. —Vas hermosa—me dice mirándome—ese color queda muy bien con tu pelo—aprueba, hago vuelta completa para que ella pueda ver y ella se ríe encantada con eso. Doy vuelta y miro a la parejita. Los ojos de la chica están en mí y la rivalidad está presente en su expresión. Supongo que ella quería realmente encontrar una niñata y no una mujer como yo me considero. —Gracias—le digo a Alicia guiñándole un ojo. —Isabell, ¿verdad?—asiento—¿qué edad tienes?—pregunta con una sonrisa que finge. Lo se porque la use muchas veces. —Diecisiete—contesto abriendo la laptop, es temprano por lo que termino lo que debía terminar ayer, pero como me quedé ateniendo a mi amigo el golpeado, lo olvidé por completo. —Eres una niña muy bonita—dice con una sonrisa—justo como Elliot comentaba, una niña—recalca y Alicia frunce el ceño cuando gira porque creo que todos notamos el tono utilizado. —No soy una niña—frunzo el ceño—siempre he pensado que la edad no mide la madures de una persona—abro el documento—ahora debo terminar esto—me profundizo escribiendo hasta que veo como queda. Me gusta, pero me falta algo. Hago partes y borro, planto cosas y las edito cuando no me gusta como suenan. Al terminar sonrío. Levanto la mirada y cacho a Elliot mirándome. Levanto una ceja y él me sonríe, lo veo beber de su café y vuelvo la vista a lo que escribí. Muerdo mi labio con un poco de indecisión antes de suspirar. Eres la tentación Eres la tentación más peligrosa que hay, Y tus ojos me llevan al infierno. Eres la tentación más deliciosa que he probado, Y tus labios me llevarán a la locura total. Eres la tentación más loca que había encontrado, Y tus manos me llevarán al abismo. Eres la tentación más adicta que he encontrado, Y tus besos me llevarán al paraíso. Eres la tentación más contagiosa que existe, Y tu mirada me llevará al descontrol. Eres la tentación más maníaca que hay, Y tus palabras me llevarán a cometer un error. Eres la tentación más cautivadora que ha de existir, Y tu cuerpo me hundirá en el deseo. Eres la maldita tentación más peligrosa que hay. ¡Todo en ti Grita Maravillosa Tentación! —Elliot—lo llamo y Juliet mira en nuestra dirección—¿me das tu opinión?—pregunto mirándolo. Sus ojos azules brillan. —Claro—se levanta y se posiciona a mi lado. Lee y sonríe, una pícara y peligrosa sonrisa. Quedo cautivada con su manera de sonreír, pero luego miro a otro lugar para no incomodar a la novia. —¿Cómo quedó?—pregunto mirándolo. —Es perfecto—sonrío emocionada—tienes talento—mi mirada cae en la chica que ahora me mira con odio en los ojos: Juliet. —Gracias—me sonrojo, lo sé porque mis mejillas se sienten calientes—aunque creo que tengo cosas que arreglar—susurro y él niega de inmediato. —Te dije que está perfecto, lo encuentro excelente—comenta mirándome. —Aquí tienes corazón—Alicia me pasa mi desayuno y a ellos. —¿Cuantos años tienen de novios?—me escucho preguntar y veo la incomodidad en mirada de Elliot. —Tres años—dice ella con suficiencia. —Esos son muchos años—susurro comiendo. —Buenos días familia—Shane aparece con una sonrisa. Saluda cordial a Juliet y choca el puño con su hermano. Le dan un sonoro beso a su madre y viene donde mi—j***r pichón, estas de puta madre, mírate nada más, llevas el infierno encima de lo caliente que te ves con esa ropa—me dice dándome un beso en la mejilla. —¡Shane!—grita su madre horrorizada por el vocabulario de su hijo. —Lo siento mamá, pero en serio, estas que ardes—me río y sigo desayunando. —Shane, tienes que llevarla hoy, no quiero que use la moto—dice Alicia y sus ojos son amenazadores. —Tengo práctica hoy, si la llevo llegaré muy tarde—dice comiendo de mi plato. —Deja de robar mi comida—digo divertida. —Aprende a compartir pichón—me dice con una sonrisa. —¿Son novios?—pregunta de pronto Juliet con ojos de esperanza. —Nop—dice Shane robado otra parte. Ese maldito. —Harían linda pareja—dice ella observándonos. —Eso nos han dicho—murmuro mientras doy un bocado. —¿Y por qué no lo son?—la miro y enarco una ceja. —Porque no—sueno brusca, pero ella pregunta demasiado y cosas muy estúpidas. —Cariño, Lorenzo dejo esto para ti—me pasa un sobre—dijo que lo abras esta noche—asiento y sigo comiendo. Él señor Collins entra a la cocina. —Lorenzo me anda corriendo—dice molesto—dile a ese pedazo de cobarde que si no viene pronto a dar la cara que no será tu novio ni en sus sueños—dice y eso me hace reír. —Yo le digo—hago una pose militar. —Elliot la vas a llevar—dice Alicia. —Está bien—Shane pone música y suena una que me gusta mucho por su tono pegadiza Look At Me Now. Se levanta a bailar y me levanta. Alicia y su esposo se ríen. Ambos bailamos como locos haciendo reír a todos. Llega un momento donde hacemos pasos y concordamos en muchos por lo que nos miran sorprendidos. Hasta nosotros lo estamos. Me río, pero lo extraño ocurre cuando Elliot se une y bailamos la mitad de la canción haciendo los mismos pasos. Todos jadean yo incluida. Mirándolo sorprendida. Él me hala a él y bailamos pedazos de manera sexy el último coro de la canción. —Wao, eso fue... Extraño—asiento concordando con las palabras de Shane. Juliet me mira horrible. No es mi culpa que a él le guste bailar y a ti no cariño. —Ya es hora de irme—recojo todo y me levanto para irme junto a Elliot. Ambos salimos en silencio. Tengo unas extrañas ganas de besarlo que me tienen con el labio inferior entre los dientes. Subimos al auto y pongo música porque sé muy bien que estaremos en silencio. Una canción de Ariana Grande suena y me motivo a cantar, horrible, pero las cosas es buena hacerla de corazón. Elliot baja la música y me mira, sé que quiere preguntar algo, pero no soy adivina para saber. —¿Qué le pasó a tu amigo?—pregunta con la vista al frente. —Le amenazaron, dijeron que deje de investigar. Es extraño ya que no lo estoy haciendo—comento buscando mi pulsera en el bulto—¿tu qué crees?—pregunto colocándome la pulsera y sus ojos caen en ellas. —La tienes aún—dice sorprendido. —¿El qué?—lo miro confusa. —Esa pulsera fue el primer regalo que te hice—la miro con sorpresa y agito mi mano al aire. —Solo sé que siempre la he tenido—me encojo de hombros. Llegamos con rapidez a el lugar indicado. —¿Cuándo comienza el concurso?—pregunta él. —Hoy es el segundo día, el sábado pasado era el primero, pero la señora estuvo muy entretenida contigo—le digo y él sonríe. —Recuerdo tu cara, valía millones—me río. —Tengo que entrar—le digo y él asiente. —Nos vemos más tarde—suspiro mientras lo veo alejarse. Camino adentro. Es hora. *** Salgo con una sonrisa porque no fui la eliminada el día de hoy. Salgo y casi caigo al suelo. Un hombre se encuentra frente a mí, me alejo un poco porque desprende un aura de peligro en todo su cuerpo. Lo miro en espera de que se disculpe. —Camina conmigo—siento un arma en mi espalda—si gritas te mato—lo sigo en silencio—iras a este lugar en dos días. El asesino te espera, tienes que ir sola o Elliot Collins será el que regrese muerto a su casa. Una palabra y estará fuera de juego tu amiguito también—pronto no siento el arma y al darme vuelta se ha adentrado en la multitud. Mi corazón está acelerado. Quiero que esto acabe y al parecer ya tiene fecha y yo pondré la hora.
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