Chase
— Claro —ambos reímos y nos sentamos en las banquetas.
— ¿Dónde está? —observó todo.
— Lo llamaron —suspiro
Ahora entendía, papá siempre se levantaba a hacer el desayuno, no importaba lo cansado que estuviera, se levantaba para tener esa atención con todos, era como si fuera su momento para dejar en claro lo importante que éramos.
— Seguro vuelve —sonrió.
— Sé que sí, siempre lo hace —tomó una tostada y comenzó a prepararla —¿Quieres decirme que pasa? —suspire.
— ¿Papá te contó? —negó y juntó sus cejas.
— ¿Qué cosa?
Joder, como siempre no le decía nada, él jamás hablaba, esperaba a que nosotros quisiéramos contar lo que pasaba, como ahora, él no le había dicho a mi madre que estaba pasando, solo que vine a dormir.
— ¿Por qué crees que pasa algo? —respondí con otra pregunta.
— ¿Por qué me respondes con una pregunta —subí mi ceja.
— Tú acabas de hacerlo —la señalo.
— Porque tú lo hiciste primero —me apunta.
Ambos nos mirábamos sin decir nada, ella con la mirada cargada de enojo y molestia, yo tratando de no decir nada. No estaba enojada conmigo, lo que le molestaba era que la dejásemos de lado con respecto a lo que pasaba.
— Siempre hacen lo mismo, me dejan afuera, ustedes simplemente… —la interrumpo.
— Golpee a Noah por besar a Emma —se calló.
— Oh —bebió café mientras me observaba —, cuando dices golpear —mueve la mano —, hablamos de romper algo o simplemente una advertencia —arquee una ceja.
— ¿No es lo mismo? —niega.
— No, porque puedes decirle: "Eh, tú, deja a mi chica" —golpea su mano —, o simplemente golpearlo hasta dejarlo inconsciente —subió sus hombros.
No podía creer que me estuviera diciendo eso, pero sobre todo que se estuviera aguantando la risa, joder, ella no se podía reir.
— Mamá —levantó la mano.
— Primero que nada —me golpeo el brazo —¿Por qué golpeas a las personas? No ves que es violento —mire mi brazo.
— ¿Esto no? —abrió la boca y la cerró.
— No discutas conmigo, joder Chase, vamos, no puedes golpear hombres, la espantaras —suspiro —, nos llevamos bien, me gusta para que sea tu mujer, además sería gracioso ver la cara de Nathan.
Ladeé mi rostro y subió sus hombros, sabía que todos pensaba que mi madre tenía un enamoramiento por él, una vez le pregunté, y me contó la historia, de hecho, ha mejorado mucho su relación con él y Thomas, no es que estuviera mal, pero ahora bromeaban más.
— ¿Quieres verlo sufrir? —niega.
— Si no le dio nada cuando se han quedado juntos en su casa, no pasara nada.
Había una explicación para eso, sabía que nos miraba por binoculares, estábamos en la casa del árbol, no es como si nos escondiéramos de los demás, solo mirábamos las estrellas, Emma me decía los nombres de las constelaciones y yo la observaba.
— Estábamos en la casa del árbol —subió sus hombros.
— Se pueden hacer muchas cosas en una casa del árbol —suspire.
— Mamá, no es lo que crees, somos amigos, ahora —me levante —, me iré a la universidad, luego a la empresa y después al gimnasio, tengo que disculparme con ella.
— Llévale chocolates.
Mi madre estaba segura de que con los chocolates todo se solucionaría, pero Emma no se conformaba con tan poco, me haría sufrir, lo sabía y lo merecía, pero no podía hacer mucho al respecto, solo aceptar las consecuencias.
Estacione en la facultad y baje, Marcelo se acercó a mí con una sonrisa en sus labios, arquee mi ceja y observamos el otro auto que se estaciono, Sophie se bajó con Lionel, el segundo se acercó a nosotros.
Sophie solo miro a Marcelo y se alejó.
— ¿Qué haces aquí? —junté mis cejas.
— Vine a la entrevista, no quiero ir a Boston, estudiaré aquí —señalo el lugar.
— ¿En serio? —afirma.
— Claro —miro la calle.
— Ese beso con Bri… —Lionel hablo —...ustedes —movió la mano.
— ¿Qué? ¡No! —comenzó a reír —, adoro a Bri, es como mi hermana, pero no siento nada por ella, ni ella por mí, lo hablamos, la verdad es que con ella es fácil hablar, sobre todo después de tener su lengua en mi boca —hizo una mueca.
— ¿No te gustó? —sacudió la cabeza.
— No es eso, Bri es divina, no me desagrado, supongo que me molesta no poder sentir más por ella, creo que sería más fácil si ambos sintiéramos algo por el otro —miró a Lio —, no me malentiendas, sé que es tu hermana —levantó la mano.
— La amo, pero está en un punto donde creo que se merece cada cosa —Marcelo miró sus manos.
— No es la idea, no tiene que cambiar la actitud con ella por mí, no es lo que quiero —miro al cielo —, solo ignoren la parte donde entre nosotros pasó algo, yo lo haré.
Bruno llegó en su auto y se despidió. Lionel saludo a su padrino desde donde se encontraba y giró para mirarme. Señalé el camino y observé a Olivia que caminaba hacia mí.
— Joder, no se cansa —me queje ocasionando la risa de mi primo.
— Chase… —Lionel levantó la mano.
— No le interesa, chau —siguió caminando conmigo a su lado.
Quería reírme, pero no dije nada mientras nos movíamos a nuestras clases, saqué mi teléfono y le envié un mensaje a Emma, solo algo simple, algo que no contestó.
Chase:
¿Qué haces hoy?
Chase:
¿Podemos hablar?
Espere de nuevo una hora y media, mis ojos fueron a la salida, tenía que ir a trabajar, lo que dejaría al menos tres horas antes de ir con ella, al gimnasio de su padre. Entre en la empresa de Hil, salude algunos de mis compañeros y pase directo al taller, me cambie la ropa antes de ponerme con el nuevo modelo.
Tenía que terminar este auto para fin de mes, saldría el mes que viene en la exposición de autos, habíamos puesto mucho para que abarcara cada punto. Tomé la llave inglesa y comencé a revisar el motor, había escuchado un pequeño ruido.
Unas zapatillas rosadas se pararon en un costado y suspiré, sabía quién era, pero no tenía ganas de esto ahora. Su cuerpo se inclinó haciendo que su cabeza apareciera junto con su cabello.
— ¿Por qué resoplas tanto? —se apoyó en el suelo.
— Pienso, tengo un examen, estudio mentalmente —estaba a punto de recibirme, había hecho la carrera bien, muy bien.
— No entiendo porque te estresas, siempre obtienes sobresaliente —lo sabía.
— Sí, pero ahora es uno de los últimos finales —se acomodó a mi lado —Es uno de los pistones —afirmó y lo saque.
— Bueno, no te estreses, te recibirás y serás el maldito jefe —la mire.
— Hilary es la jefa —dije lo obvio.
— Es la dueña, ella nos maneja a todos, pero sabemos que quedarás a cargo del taller, no importa lo que hagan los demás, no son tan buenos —sus ojos bajaron a mis labios
— Si tú lo dices —mire de nuevo para arriba —¿Qué haces aquí abajo? —no quería ser malo, era esta chica tenía una especie de enamoramiento por mí.
— Pensé que necesitabas ayuda —chasqueé la lengua.
— Genial, pon el análisis con la computadora —hizo una mueca.
— Claro.
Su voz sonó decepcionada pero no iba a retratarme, Lisa salió y respire de nuevo, mi celular sonó y lo saque para ver si Emma me había respondido, pero no era ella.
Prince Pride:
Hola, mi chico maravilla ¿Cómo va nuestro bebé?
Chase:
Le fallaba un pistón, cambiado.
Prince Pride:
Es el segundo que viene mal, deja ambos en la caja, los voy a revisar.
Chase:
Claro que sí jefa
Me reí cuando me mando una carita con la ceja arqueada.
Chase:
¿Podré ir al partido debut de tu hermano?
Sabía que no me diría que no, pero seguía siendo mi jefa.
Prince Pride:
Que me pongas mi hermano, no hace que me dé pena.
Lo sabía, pero no importaba.
Prince Pride:
Estás contado en el vuelo, termina el auto o te pateare el trasero en la pista y no quieres eso.
No, no lo quería. Terminé con mi turno y salí para ir directo al gimnasio, mis manos golpeaban el volante mientras las calles pasaban. Estacione observando su auto, baje despacio y tome mi bolso para ir directo a los cambiadores.
Emma se encontraba en una esquina, su vientre descubierto, la piel brillando, sus trenzas conteniendo el desorden de su cabello y los aros de sus orejas.
Sus ojos se desviaron a mí, arqueo una ceja y entrecerró la mirada.
Estaba enojada, muy enojada. ¿Por qué no traje los chocolates?