Leila.
Lo sigo por las escaleras del edificio de su hermana bastante nerviosa, no sé que va a pasar ni que tan lejos vamos a llegar, él dijo que nada porque solo quería que comamos y veamos alguna película, pero aunque sea unos besos vamos a tener, supongo yo y que espero que pase, porque nunca, pero nunca en mis veinte años me había gustado tanto un chico como me gusta Sebastián.
—Bien, veamos si hay una buena sartén, se compró todo un juego de ollas y son hermosas pero creo que una cagada. —dejamos las bolsas con lo que pasó a comprar en la mesa—. ¿Podrás guardar eso en la heladera?.
—Si, permiso. —la abro viendo que hay unas bebidas de fruta y pan lactal—. ¿Vienes seguido?.
—Cuando quiero escapar de mis papás si, eso es de hace dos días, igual, los trabajadores la usan para guardar sus comidas.
—Ah bien, yo digo, capas que esta feo. —acomodo lo que nos sobró de la merienda y una tarta que compró para ver una película—. ¿Te ayudo en alguna cosa?.
—No no, te voy a enseñar mi talento culinario, pero si quieres puedes poner música.
—¿Qué te gusta? capas que lo que pongo no te gusta.
—Pon, escucho cualquier cosa.
—Dale. —busco Abel Pintos poniéndolo moderado asi podemos hablar—. Bien, quiero ver como cocinas.
—Intento hacer diferentes cosas, solo que cuando mi mamá no esta en casa, es bien rompe bolas porque dice que le arruino las ollas que no usa.
—¿No cocina?.
—Poco y nada, —le pone aceite y manteca al sartén con unos ajos enteros—. Hay pocas cosas que cocina, hace una sopa que mezcla un poco de harina con huevo y le tira al agua, queda tremendo, —le pone sal a la carne poniéndola a la sartén—. Después dos veces al año mas o menos hace guiso de chorizo, y ella no come chorizo, pero comenzó a hacer cuando mi hermano Exe dijo que la mamá de mi cuñado había hecho y lo había invitado a la casa y que le gustó mucho, —saca una ollita poniéndole agua y a la cocina, y comienza a lavar la lechuga, no compró papas como crei—. Un día nos levantamos sintiendo el olor raro porque no habíamos comido guiso nunca donde no nos dejaba comer cosas asi, ni sabíamos lo que era cuando lo puso en el plato, ninguno quería comer pero mi papá y hermano felices, hasta aplaudían y cuando probamos con mis otros hermanos nos encantó. —le sonrío porque habla muy alegre—. La cosa que dejó un tremendo enchastre y con mis hermanos después miramos las cámaras y la vimos viendo un video y haciendo las cosas lentamente porque miraba a cada rato que no se equivocara, tardó como cuatro horas pero fue el mejor guiso de mi vida, y lo sigue haciendo solo si le pedimos que haga, ¿quieres cortarlo? mi mamá dice que lo corto muy grueso.
—Si. —va a la heladera sacando hielo poniendo en unos vasos sin dejar de hablar.
—Después hace muy seguido pollo al horno, le queda tremendo.
—Entonces es buena cocinera.
—Eeee, se defiende, solo que no le gusta, oh, y las tortas de cumpleaños son lo mas, riquísima le queda, un vomito a la vista pero riquísimas.
—¿Un vomito?. —me rio tentada recibiéndole el vaso.
—Si, porque son re feas, la decoración horrible pero riquísima de sabor, cuando sea mi cumple la vas a probar.
—Me da intriga saber todo lo que me decís. —miro a todos lados—. ¿Habrá algún bowl?:
—Si, busca si quieres, no te preocupes.
—Bien, busco. —comienzo a revisar los estantes—. Que rico huele eso.
—Si, menos mal es fina la carne asi se cocina bien, ¿Cómo te gusta?. —lo miro frunciendo las cejas—. Medio cocido, muy cocido.
—Ah, muy cocido, no me gusta ver que la carne este ni rosa.
—Aahhh, vamos bien querida, me gusta bien cocida. —acomodamos la mesa del living porque enciende la tele—. Mmmm, que bueno se ve esto, aaahhh, me tiro flores solo.
—Por como huele tirate flores.
—Espero lo este o me muero. —me hago un sanguche gimiendo cuando lo pruebo porque riquísimo—. ¿Y?.
—Sin palabras, riquísimo Seba.
—Aaajjj, que alivio. —pone una película que me gusta mucho y en mi casa dicen que veo puras tonteras por eso no puedo ver nada—. ¿Te gusta esa?.
—Si, una de mis favoritas.
—La mía igual.
Comiendo en silencio pero muy agradable, me siento bien, pienso que las horas que voy pasando con el están siendo muy agradables, es buen charlatan en el sentido que no me tapa con sus historias o me hace sentir tonta como me siento cada vez que conozco una persona nueva, hasta una vez me dijeron, se nota que vienes de una familia numerosa, y yo toda tonta y sonriendo le dije, ¿si?¿se nota mucho?, y me dice el hombre en el pelotero, si, porque se centraron en darles de comer no en educación, no lo entendí hasta que lo entendí, me sentí super humillada y avergonzada porque fue como si hubiera estado en mi casa, donde nunca nos vieron un cuaderno, donde no estaba el, ¿hiciste la tarea? ¿Cuánto te sacaste? ¿estudiaste? nunca escuché eso de mis papás, solo el, hay que trabajar para vivir, el estudio no te da nada, y hasta me siento culpable de sentir eso, que el estudio no te da nada y querer ir en contra de lo que los jóvenes de mi edad quieren o viven, porque Fabiana a pesar de ser lo que es, ella estudia, y tiene su vida planeada prácticamente, mis hermanas lo mismo, cuando les digo que quiero ser mamá me dicen que estoy loca, que tengo que aspirar a mas en la vida y me da miedo, me da miedo traer un bebito en esta sociedad que te acusa por pensar diferente, porque hasta eh discutido con mis hermanas porque no pienso como ellas, hasta me dicen, y bueno, trae un hijo y dale lo que nosotros tuvimos y no, no quiero darles lo que tuvimos que es casi nada, y el chiste es que no voy a tener hijos con una economía asi.
—Bueno, quiero terminarla la peli.
—Esta genial. —la pared donde esta el tele gira y queda en la habitación, por eso nos vamos a la habitación con las cosas dulces que compró—. Esta no la había podido ver completa. —es la segunda parte de Jumanji—. Siempre vi la primera, y esta por parte que ahora la encuentro mas interesante. —me saco las zapatillas subiendo a la cama donde me siento con las piernas cruzadas.
—A mi me encanta, y la otra también, si la alcanzamos a ver la vemos.
—Si, —se sienta igual que yo apoyado en la pared y saco una galletita que se ve riquísima—. Mmm que rica que esta.
—¿Te gustó de verdad o esta buena no mas?.
—No, me re gustó. —medio que con miedo le acerco, pega una buena mordida, hasta mis dedos—. Aaaggg, me vas a comer los dedos. —riendo se acomoda de lado acostado—. ¿Y?.
—Tremenda, aca hay otra, cómela tu.
—Los dos comamos juntos. —me acomodo en la pared con las piernas estiradas—. Nooo, esa parte no la había visto.
—Mira esa parte...
*****
Sebastián.
Mamá—. ¿A qué hora vienes?.
Seba—. Ahora al mediodía capas.
Mamá—. A que hora vienes te dije, no capas.
Mamá—. No me interesa el capas, me dices a qué hora vienes.
Seba—. Bueno, espérame un poco y te digo.
—Aaaajjjj.
—¿Mmm?. —Leila abre los ojos—. ¿Qué pasa?.
—Mi mamá me escribe y como no le respondí lo que quería mi papá me escribe.
Papá—. ¿A qué hora vienes a casa?.
—¿Tienes que irte?.
—No... ¿Tú?.
—No, podemos hacer algo si quieres.
—Pero algo tranqui, como tienes la moto podemos ir al rio a comer algo, yo compro.
—Dale, ahi aviso a mis papás.
Seba—. Nos vamos al rio con la chica que me estoy viendo.
Papá—. ¿A qué parte?.
Seba—. Aun no sé, me dijo que vayamos ahi.
Papá—. ¿La chica tiene auto?.
Seba—. No.
Papá—. Mas te vale que no andes en moto porque te voy a dar una que no te vas a olvidar en tu vida.
Seba—. Cálmate Hardy, tengo licencia y lo sabes.
Mamá—. Deja de decirle Hardy a tu papá porque después de que te dé una buena te voy a dar yo por atrevido.
Mamá—. A las cinco te quiero en casa.
Seba—. ¿Por?.
Mamá—. Por que te quiero aca y punto.
—Uujjj Dios, se levantaron con la tanga torcida estos.
—¿Problemas?.
—Molesto a mi papá llamándolo por su nombre y se re pela, y mi mamá me reto por decirle su nombre.
—¿Tanto le molesta?.
—Uff, siempre le digo, pero te llamas Hardy no sé que te enoja. —nos ponemos las zapatillas porque dormimos vestidos, es mas, en un momento la miré porque estaba muy silenciosa y estaba re dormida—. Y me dice, para todos me llamo Hardy pero para mis hijos soy papá, nada mas que papá y papi, nada mas que eso, ni viejo ni nada.
—Y le molesta claramente.
—Lo hago para molestarlo porque se re pela. —antes de ir al rio pasamos a comprar en la estación de servicio—. ¿Pasas al baño?.
—Si, ¿me esperas afuera? porque siempre me da miedo que se manden mientras estoy.
—Espero aca. —me apoyo en la pared viendo a todos lados hasta que sale.
—Gracias.
—Vamos a comprar, quiero ver si tienen de esos helados que salen un ojo de la cara pero son mas ricos porque los venden aca. —comienza a reir tentada—. Compramos y me dices si tengo razón o no.
—Bueno, veamos.
—Y yo compro no te preocupes. —me siento incómodo porque no elige nada aun cuando le digo que lo haga, sé que le debe dar vergüenza o porque no paga, pero jamás dejaría que pague nada—. ¿Me das de esas gomitas?.
—¿Cuánto querías?.
—Dame medio kilo, mezcladas ¿Te gustan las de menta?.
—No, pero si te gustan elige.
—No, las detesto, no pongas de menta por favor.
—Dale. —en el rio nos sentamos en las piedras comiendo los helados primero, la miro sonriendo.
—¿Y?.
—¿Tienes que tener razón en todo? esta tremendo de rico.
—Ya vas a ir confiando en mi.
—¿Quieres que seamos novios?. —trago todo el pedazo de helado que había mordido totalmente sorprendido—. ¿Quieres o pensabas esto de pasar el rato?.
—No, pensaba que podemos ser novios y ver qué pasa, nunca tuve novia asi que no sabia como preguntarte, me sorprendiste.
—¿Entonces novios?.
—Si, ¿tu quieres ser mi novia?.
—Me gustas mucho, —se acerca bien poniéndome super nervioso—. Y quiero ser sincera contigo.
—Dime. —le miro la boca y los ojos sintiendo como se me hace agua la boca.
—Tuve novio pero no hicimos nada, —asiento porque si hizo o no, no me importa, es cosa de su pasado—. Cuando me dio la cachetada es porque quería que me acueste con él y no quise, me quiso obligar pero no me dejé. —ahora la miro a los ojos—. Solo te pido que no me presiones Seba, que si solo quieres sexo no lo vas a conseguir conmigo a la primera, y que me halla quedado anoche contigo fue porque confío en ti, no para que pienses otra cosa.
—No pensé nada mas que una hermosa mujer estaba confiando en mi y yo en ella, lo que pase después va a pasar hoy, mañana o en dos años, —asiente con sus ojos avellana con miedo—. Va a pasar cuando deba pasar, y cuando estés lista. —se acerca mas poniendo su mano en mi mejilla izquierda—. Si me besas ahora, vas a ser la primera.
—¿De verdad?.
—Te dije que debes comenzar a confiar en mi.
—Lo digo por los lugares que visitas.
—Voy a pelear y nada mas, no me interesa nada mas, y aca entre los dos te digo la verdad, no sé qué hacías ahi, no eres como esas que van a esos lugares.
—Fui porque me invitó mi amiga, tal vez Dios acomodó las cosas para que justo nos encontremos.
—Bueno. —me acerco mas super ansioso por besarla—. Entonces eso quiere decir que te hizo para mi.
—O tu para mi.
—Dudo... —cierro los ojos cuando me besa, solo tiene sus labios apoyados en los míos hasta que se me sacude el cuerpo cuando me toca con su lengua.
—Abre un poco la boca.
Casi me da algo cuando siento el beso como vi en tantas películas, y no puedo cerrar los ojos, es como que tengo que verla, necesito esa imagen conmigo, del primer beso con la única chica en mis veinte que me importa, que me gusta, que quiero tener algo con ella, no es mentira que soy un webon, fuimos a una escuela super exclusiva, donde si éramos cinco en una sala era mucho, no pude tener ni una amistad, ni una sola, no me molestaban para nada, pero tampoco me hablaban, y la verdad que si lo pienso me gustaría que mis hijos hagan homeschooling, no digo que hay que pasarla mal pero ninguno de mis hermanos salió con amigos, nunca nos van a escuchar decir, mi amigos del secundario, nada, las relaciones sociales comenzaron en la universidad, Julian es el único que tiene su amigo de la infancia que es Martin, pero no lo conoció en la escuela, es un amigo del barrio de cuando íbamos a visitar a mi tia de parte de mi mamá, y la cosa que no sé nada de mujeres, en la universidad no me hablo con nadie mas que para hacer algún trabajo y como somos mas hombres que mujeres en la carrera, en mi grupo de estudio no hay mujeres, básicamente la vida me hizo el camino difícil.
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La llevo a su casa sonriendo sin parar porque nos besamos hasta que sonó mi celu y era mi papá que vuelva porque tenemos un compromiso que no sé cuál es pero tengo que volver, no hubiera vuelto pero tengo que ganarme los permisos libres, si, tengo casi veintiún año pero sigo viviendo en casa de mis papás, me siguen manteniendo y estudio, tengo que ganarme las salidas.
—Bueno, —me saco el casco agarrando el de ella.
—Mándame mensaje cuando llegues a tu casa.
—Si, escríbeme por favor.
—Obvio que te escribo. —sonrío cuando agarra mi cara dándome un beso—. Ve con cuidado.
—Si mañana puedes vamos a tener una cita de verdad como novios.
—Espero entonces, sorpréndeme. —voy a mi casa con la moto, es mía solo que cuando vamos a alguna pelea la usamos porque la de Gonza esta para la basura, y preso no quiero ir.
—A veces creo que le hablo a la pared, te juro Sebastián.
—Es que tenia una cita, ¿iba a ir en taxi?. —dejo la moto a un costado del camino de la casa—. Tengo cuidado pa, de verdad, confía en mi.
—Confío en ti, pero no en los demás.
—Asi nunca voy a madurar como debería, para la edad que tengo soy un imbécil. —me mira en silencio—. Asi que cálmate.
—Hasta que llegas y me haces el favor de sacar esa cosa de mi camino, ahora.
—Si.
—Rapido asi te cambias, tenemos que ir a comer donde tus abuelos asi que te vistes bien. —me cambio rapido porque ni en sueño me doy un baño, seguro vamos super tarde por mi culpa.
—¿Y?. —doy una vuelta delante de mi mamá que me mira de arriba abajo—. Hace calor para ponerme algo largo.
—No, esta bien.
—Vamos entonces. —Camila viene mirándome de arriba abajo con las cejas fruncidas, me puse unas bermudas y remera simple, con ojotas y ya.
—¿Qué?.
—Nada. —en el auto recuerdo mandarle mensaje a Leila.
Seba—. Hola, ya llegué a mi casa y voy saliendo con mis papás por eso no te escribí.
Leila—. Buenísimo, en un momento dije, o se olvidó o vive re lejos.
Seba—. Vivo un poco lejos, pero tuve que llegar y cambiarme porque me estaban esperando.
—Hijo, escríbele a tu hermano si ya van.
—Si. —sé que es para todos no para uno solo.
—¿Hablaste con Celeste Hardy?.
—Si. —de reojo los miro, mi papá maneja y mi mamá al lado, con Cami sentados atrás y los de seguridad atrás en una camioneta—. Mañana tenemos que ir a ver los catálogos y que ya elijan, obvio que Manuel no lo toma a bien.
—Que se meta en el pozo de donde salió.
—Julia, no hables asi por Dios.
—Hablo porque es mi hija, y tiene que vivir bien, —me tiro para atrás cuando mi mamá comienza a mover las manos diciendo que va a comenzar a discutir—. Si no le gusta entonces que marche lejitos que le va a ir mejor.
—¿Mejor? les va re bien.
—Sabes de lo que hablo.
—Si, pero les va bien como matrimonio, no seas trágica, piensa en positivo, es nuestra hija que mas buena hija no puede ser, tienes que querer verla bien.
—Si, bien lejos de ese roñoso. —con Cami nos miramos y me niega—. Y dejemos de hablar de eso, quiero ir asi se elige cosas buenas y de calidad, porque no va a querer gastar nada.
—Te iba a decir porque la conozco, y si estas ahi con tal de que no la retes va a elegir lo que sabe que debe.
Juli—. Llegando donde los abuelos.
Juli—. Pasen a comprar mas carbón que me lo olvide.
—Pa, dice Juli si pasamos por carbón que se olvidó de llevar.
—Si, ahi pasamos, pregunta si algo mas.
Exe—. Ya estamos aca.
Cele—. Ya estamos.
Seba—. Dice papá si falta algo.
Exe—. No, solo carbón, una sola cosa tenias que traer y te olvidas.
Juli—. Si loco, me olvidé de subirlo al auto.
—No pa, solo carbón dice Exe.
—Bueno.
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