-Yo pienso que con lo que tenemos es suficiente. –La tercera líder, que estaba del lado izquierdo de la directora, dio su opinión. -Existen tres candidatas que salieron perfectas en las puntuaciones, todas sabemos quiénes fueron y, desde mi perspectiva, sería injusto que hiciéramos una ampliación en el programa para hacer nuevas evaluaciones, cuando estas chicas ya demostraron tener las habilidades que buscábamos. –Su mirada se paseó por todas las personas que se encontraban sentadas. La frivolidad la describía a la perfección, desde su apariencia, hasta el tono que utilizó en el comentario, que hizo con absoluta firmeza.
-¿Ustedes que piensan? –La Directora, después de algunos segundos de su notoria meditación, preguntó; dirigiendo la mirada al grupo de personas que se encontraba agrupado en el extremo opuesto de la mesa, donde estaba yo.
-Directora, -tomé la oportunidad, -por lo que ha sido expuesto, tiene dos líderes que concuerdan en que se extienda el programa, –dirigí mi mano hacia las susodichas. -Creo que darle oportunidad a otras concursantes no sería una mala idea. -Todas a mi alrededor, se voltearon a verme de inmediato con el ceño fruncido; sospeché que se habían percatado que yo no formaba parte del comité o lo que fuera eso; pero no me detendría, especialmente cuando la directora me miraba con atención. -La mejor manera de corroborar que las tres concursantes que salieron con la puntuación máxima, están a la altura, es permitiendo que compitan con otras. O quizá, una re-evaluación de los criterios para permitir a nuevas concursantes participar, eso también podría determinar si ellas realmente tienen lo que necesita. –La expresión dudosa de la mujer elegante no fue fingida.
-No lo sé, ¿existe la posibilidad de que podamos realizar algo así? –Preguntó algo intrigada, dirigiéndose a las tres líderes que estaban a ambos lados de ella.
-Aún contamos con tiempo. –La joven amable puntualizó.
-El tiempo que hemos ganado, -la frívola habló casi enseguida, -nos servirá para hacer que el evento se desarrolle a la perfección. –El tono de indignación fue notorio.
Me sentía un tanto victoriosa. La directora, no se había distraído con la persona que le había sembrado la duda; o sea, yo. Con certeza, creyó que era un m*****o más del grupo que se encontraba ahí. Y verla debatiéndose, hasta el punto de considerar mis palabras, ya me daba mucha ventaja. Ella necesitaba un último empujón. –No tiene nada que perder si reabre la convocatoria. –
-¡Perderíamos tiempo! –La frívola explotó, dedicándome una mirada gélida, pero fugaz; para después dedicar toda su atención a la directora. –Winny, los criterios ya fueron estipulados, el concurso ya se llevó a cabo y las ganadoras, podrían ser nombradas el día de mañana. Es absurdo, que… -
Una sensación extraña me invadió. La distorsión de la realidad, sumándose a la elevación de mi cuerpo, me hizo percatarme que estaba entrando a un torbellino. Uno que bien sabía era formado por un hombre de hielo. Cerré los ojos, intentando enfocar todos mis sentidos.
¡Qué mierda! Un trozo de hielo pasó a gran velocidad por mi lado derecho, a escasos centímetros de mi cabeza. El desgraciado estaba tirando a matar; pero, ¿por qué? -¿Dónde estás? –Ingenuamente grité, para que acto seguido, un segundo trozo de hielo pasará por mi costado izquierdo, y que alcancé a esquivar de puro milagro. -¿Por qué estás atacándome? –
Todo sucedió en una fracción de segundo. Vi un tercer trozo de hielo que viajaba en mi dirección, cuando lo evité, el cuerpo del hombre de hielo se hizo claramente visible a varios metros de mí. Atraparlo, requeriría de todas mi habilidades. Maniobré dentro del torbellino, para utilizar a mi favor los fuertes vientos, planeando cual ave. El hombre de hielo tardó en reaccionar, lo que me dio ventaja para alcanzarlo, que para cuando intentó huir, ya había alcanzado una de sus extremidades.
El forcejeó comenzó. En medio de la turbulencia, con nuestros cuerpos girando aceleradamente, logré aferrar mis piernas en su cintura. Y para mí, él ya estaba perdido, no había nada que él pudiera hacer para que lo liberara. Mientras él luchaba por soltarse de mi agarre, fue que mis brazos alcanzaron su cuello, posicionándome en su espalda.
-¿Quién te envió? –Pregunté desesperada.
-¡Tengo que eliminarte! ¡No debes lograrlo! –La revelación me pasmó momentáneamente.
-¡Responde! ¿Quién te envió? –Insistí.
-¡La misión es eliminarte! – Siguió sin responder a mis preguntas.
-¡Nos acercamos al final del torbellino! –Le hice saber, porque desde mi perspectiva ya vislumbraba el cuello de botella. -¡Será mejor que detengas el torbellino y nos liberes a ambos de esto! –Le ofrecí la mejor salida para ambos.
-¡Jamás! ¡Ambos moriremos! –Me reveló su maléfico plan.
-¡Lo dudo! –Empujé su cuerpo con todas mis fuerzas, provocando que quedara perpendicularmente a mí. De esa forma, su cabeza sería la primera en atravesar el final del torbellino; y si tenía buena suerte, sería lo suficientemente rápida su decapitación, que destruiría el torbellino a tiempo para yo salir ilesa.
Quizá, el miedo a la muerte afloró en un instante, haciéndolo considerar mi propuesta de terminar con el torbellino, porque los vientos comenzaron a disminuir. Era lo mejor para ambos, especialmente yo lo necesitaba vivo para interrogarlo; para saber quién le había asignado la misión. Pero, una nueva sensación de apoderó de mi cuerpo: mareo y náuseas, me hicieron perder el control de mi cuerpo.
¡Maldita sea! ¡¿Qué era lo que se avecinaba?!
Los vientos y el frío desaparecieron, al igual que el hombre de hielo. Pude sentir mis pies trastabillando, y cuando al fin pude estabilizarme, levanté el rostro para intentar percatarme de mí alrededor.
¡¿Qué mierda estaba sucediendo?! ¡¿Por qué estaba en ese lugar?! ¡¿Cómo había viajado en el tiempo?! ¿¡Cómo había llegado a ese momento de mi vida?¡ …¡Mamá!