Tenía dos meses investigando de incógnito la Agencia Luces Blancas. Había descubierto quiénes eran los empleados, las estudiantes, las modelos externas y los proveedores; sin embargo, aún no lograba descubrir cuál era el objetivo de dicha misión. Se sumaba mi poca confianza en cuanto a conocimientos de modelaje y modas se refería; para mantenerme en extrema cautela, sin acercarme a las instalaciones y a las personas que formaban parte de la agencia. Desconfiaba de todo y de todos.
El hacerme consciente del tiempo transcurrido, me hacía considerar que ya no podía seguir perdiéndolo. Lo sé, irónico. Se supone que yo podía regresar cuantas veces fuera necesario; no obstante, cada viaje era peligroso, no sólo por el hecho de las modificaciones que se realizaban en cada intervención; además, tenía que lidiar con mi doble presencia.
Había demasiadas ideas fluyendo por mi cerebro...
Fue cuando creí conveniente el intentar entrar como empleada, pero no había vacantes siendo publicadas. Con fastidio y maldiciendo a Diego, fue que decidí probar suerte como una estudiante de modelaje.
¿Qué tipo de persona podría utilizar de fachada ese giro de negocio? ¿Y para qué?
Estaba repasando las interrogantes que solían aparecerse con constancia por mi cabeza, cuando la empleada de la Agencia de Modelos llamó mi atención.
-Cómo puede ver, el salón al fondo es el de las pasarelas, -ella iba frente a mí, guiándome por las instalaciones, -a la izquierda vemos la sala de reuniones, utilizada generalmente para decidir a las finalistas y ganadores. Estos, -señaló, con la misma mano que uso en cada una de las áreas que me mostró, -son los salones para los estudiantes. –Terminó de explicar, exactamente cuando llegamos a la sala frente a recepción, mientras se giró para quedar frente a mí, brindándome una sonrisa forzada .
-Muy bien, ahora, ¿me puede informar si tengo la oportunidad de concursar? –Cuestioné con impaciencia.
-¡No señorita! –La falsa sonrisa se le borró y, su expresión de fastidio se manifestó al instante. -Las convocatorias para el actual concurso ya pasaron hace mucho tiempo; de hecho, el concurso ya comenzó. –Se volteó con absoluta molestia, para alejarse de mí. -¡Pensé que venía a los cursos de modelaje! ¡Sólo me hizo perder mi tiempo! –Terminó de decir en la distancia.
Sino fuera porque necesitaba infiltrarme y guardar las apariencias, con seguridad la hubiera golpeado, por grosera. En ese momento, me arrpentí de todo el esfuerzo que había implementado en mi atuendo. Un plan “B,” iba tener que ser trazado a la brevedad...
-¿Estás en el concurso también? –Una jovencita de tez blanca, con la cabellera rojiza, me sacó de mis cavilaciones. Iba acompañada de una trigueña, de llamativos ojos color avellana, a la que también detallé. Las dos llevaban un vestido tipo cóctel, el cual, les resaltaba a ambas su figura 90-60-90.
-No, no me dejarán concursar… -Confesé frustrada.
-¿Qué pasó? ¿Por qué no te dejaron concursar? –La trigueña mostró real interés y preocupación.
-Porque llegué tarde a la convocatoria. –Di un pesado suspiro, cansada. Entonces, pensé que tal vez ellas podían ayudarme. -La verdad no entiendo. Si pudiera demostrar que cumplo con los criterios que solicitan. ¡Incluso en este mismo momento podría demostrarlo! –Les dije con seguridad.
-Pues… -La jovencita de cabello de fuego, se tomó el mentón, pensativa. -Habrá una reunión en aquella sala con todas las juezas, -su dedo índice apuntó hacia el lugar mencionado, -tal vez puedas hablar con ellas directamente. –Se encogió de hombros, dándome a la vez media sonrisa. No puedo aseverar si lo hizo para burlarse de mí; pero, la información era por lo que estaba ahí en realidad, así que simplemente ignoré el sentimiento.
-¡Muchas gracias! Déjame ver qué puedo hacer –Las abandoné con prontitud, dirigiéndome hacia la sala de reuniones. Debía darme prisa, era una carta que no podía desaprovechar y haría todo lo que estaba en mi poder, para hacerlo funcionar.
Todo parecía estar confabulando en mi contra. Iba apresurada, cuando una fila de estudiantes se atravesó en mi camino. La ira estaba a punto de recorrerme, pero el rostro de dos conocidos, la detuvo. Ambos pasaron frente a mí, sin prestarme atención, ya que iban concentrados en la actividad que iban realizando.
-¡Muy bien! ¡Sigan así! –La chica que iba supervisando, gritó justo cuando me pasó de largo.
Los seguí con la vista, no había lugar a dudas, eran dos agentes de la Corporación. Fue cuando las preguntas se deplegaron con rapidez: ¿qué demonios estaban haciendo ahí? ¿Y por qué no los había visto antes? ¿Cuál era la misión que tenían asignada? ¿Por qué la Corporación tenía tantos agentes investigando un solo evento? ¿Cuál era su importancia dentro de la historia de la humanidad? Dudé por un momento, ¿debía seguirlos e interrogarlos? Sin embargo, la misión que me había sido asignada era clara: sólo recolectar información. En definitiva, aparecerían sus nombres en el reporte y exigiría explicaciones; después de todo, éramos nosotros lo que exponíamos nuestra vida.
Los estudiantes terminaron de pasar frente a mí, dirigí mi vista a la sala de juntas y ya estaban entrando personas. Retomé mi paso apresurado y terminé por entrar justo a tiempo. Fui la última.
Todos tomaron un lugar en la alargada mesa, permitiéndome detallar a las personas que estaban a mí alrededor. Había seis personas sin contarme, las cuáles también conocía por la investigación previa.
-Bien, ¿qué piensan de las concursantes? –Comenzó la reunión la directora de la agencia, una mujer de aproximadamente 50 años, que había tomado su lugar en la cabezara de la mesa. Su aspecto elegante, realzaba su actitud fría y arrogante.
-Pues yo pienso, que en esta ocasión las modelos no lograron demostrar que cumplían con los criterios estipulados, ¿creen que podamos hacer alguna clase de ampliación en el programa? –La mujer de apariencia más joven, que compartía la expresión fría y arrogante de la directora, dio su opinión. Ella, estaba sentada inmediatamente a la derecha de la directora, ya que ocupaba uno de los puestos de liderazgo dentro de la agencia.
-Podríamos tratar de evaluar con lo que ya tenemos; sin embargo, hay algo que no termina de convencerme. –Otra de las líderes intervino. -Yo también considero que debería haber una ampliación en el programa. –Era una joven que se expresaba con mayor amabilidad; ésta, estaba sentada a un lado de la anterior líder.
Dos personas de sies, que no se encontraban satisfechas con las concursantes; eso podía ser utilizado para proponer la reapertura de la convocatoria. Debía encontrar la forma de utilizarlo a mi favor.