10. Un ansiado encuentro.

1032 Words
Iba corriendo tan rápido como mis piernas me permitían. En medio de ideas acerca de lo recién acontecido con los gemelos, y la tensión de que debía llegar al café Star, porque seguramente, ya eran más de las 5 de la tarde. ¡Tuvo que haberme esperado! ¡Maldición! ¡Qué no cambiara nada! Me pegué al vidrio del local para ver hacia el interior. Mi respiración acelerada empañó el cristal un par de veces, por lo que tuve que limpiarlo en varias ocasiones, hasta que lo encontré en medio de un grupo de jóvenes, que prestaban atención a sus palabras. No había duda de nuestra conexión, porque casi de inmediato me notó en el exterior. Se despidió del grupo y se dirigió hacia la puerta principal, de la que yo estaba a dos metros de distancia. No podía dejar de contemplarlo mientras caminaba a mi encuentro. Al fin, un tiempo para estar juntos de nuevo. -¡Hola! –Me dio una amplia, amable y perfecta sonrisa. -Creí que no vendrías por cómo luces. –Agregó con tono sarcástico, tomándome del mentón y levantando ligeramente mi rostro, para poder detallar el golpe del ojo. Suspiré. Hasta que lo mencionó, recordé el golpe de la pela del mediodía. -¡Gracias, lo había olvidado por completo! –Respondí con indignación. Él comenzó a reírse desinhibidamente. -¿De verdad? Creí que el dolor no te dejaría olvidarlo. –Entonces, me ofreció su mano derecha. -Soy Owen, ¿quieres café y pay? –La estreché con rapidez. -Soy Elam, y preferiría chocolate caliente, gracias –Mentalmente me encontraba cansada, pero los ánimos se renovaron en su totalidad al primer contacto. Abrió la puerta en un acto de caballerosidad y haciéndose a un lado, me permitió entrar primero. –En aquella área hay mesas solas, ¿te gustaría ir a escoger una mientras yo voy a ordenar a la barra? –Preguntó con cordialidad, apuntando hacia ambas partes de la cafetería a las que se refirió. -¡Claro! –Nos separamos para hacer lo que él propuso. Escogí una mesa lo más alejada del bullicio de la fiesta, la que se estaba desarrollando casi en la entrada del local; así como, que tuviera vista hacia la calle. Me encontraba observando el exterior, pensando en que estábamos a mitad de verano, y aún así, él prefería una buena taza de café. Ya desde esa edad era amante al café. -¡Increíble! –Llamó mi atención. Llegó con la bandeja en las manos, donde traía las bebidas y el pay, que terminó por dejar sobre la mesa y se sentó frente a mí. -Cualquier otra chica hubiera aceptado el café –entrecerré los ojos ante el tono engreído, -pero tú… -Dejó la frase al aire, y dio media sonrisa con insolencia. -Déjame ver si entendí bien -me apresuré a responderle, -¿debí aceptar el café, que por cierto, no me gusta, sólo porque eres atractivo y popular? –Era lógico que era popular, después de haberlo visto en medio de un gran grupo de personas como el centro de atención, no necesitaba otra prueba para aseverarlo. ¿Y atractivo? Bueno, lo era. Se apoyó sobre la mesa hacia el frente, con una sonrisa de fascinación y una mirada de análisis. -¿Es eso lo que vi en ti? –Preguntó. Me removí en mi asiento, un tanto amedrentada. -¿A qué te refieres? – Se sentó con desfachatez sobre su silla, y tomó un sorbo de café, creando un momentáneo silencio incómodo. Al menos para mí. -No sé por qué te invite a salir, -confesó engreído de nuevo. -¿Estás en qué? ¿Primero de secundaria? ¿Tienes 12 años? –Las interrogantes estaban cargadas de escarnio, lo que hizo sentir molesta. -Tengo 17, imagina cómo nos veremos - –Para empezar tengo 15 y estoy en segundo de secundaria, así que la diferencia es sólo de 2 años. Cuando tengas 20, yo tendré 18 y nadie notará esa diferencia. –Hablé apresuradamente como reacción a su burla. Aunque el ciclo escolar recién comenzaba, contaba como segundo grado. -¿Estás sugiriendo que te espere tres años? –No consideré que cambiaría su actitud. Había levantado una ceja seductoramente, lo que me hizo sonreír. -¿Por qué no? ¿Lo harías? –Respondí con osadía al coqueteo. Owen me sonrió con fascinación. –Sí – Tomé de mi taza de chocolate, considerando que éramos dos adolescentes en medio de un juego de seducción divertido y fuera de lo común; además, siempre tuvo la habilidad de sacarme de quicio con facilidad. El tener personalidades similares, de esas que les gustaba retar, revelarse y llamar la atención, nos hacía estrechar la relación. Pero el tener gustos tan, pero tan distintos, opuesto y extremos; nos permitía explorarnos y tener que buscar aceptarnos. Me enamoraría de él con locura… -¿Bailamos? –Levanté la vista, para verlo ya de pie y ofreciéndome su mano, la que no dudé en tomar aceptando su invitación. Nos llevó a la fiesta, dónde estaba un gran grupo de alumnos de bachillerato bailando. Al prinicpio noté cómo se nos quedaron viendo algunas de sus compañeras, pero él no prestó atención a ello, así que simplemente me dejé llevar. Ya que, disfrutar de su compañía era todo lo que me importaba, después de todo ya lo había conquistado. Irónicamente, el tiempo voló… Bajaron el volumen de la música. -¡Jóvenes agradecemos su presencia y consumo en Café Star! –El asombró se apoderó de mí. –Las últimas tres canciones serán puestas… -Estaban dando el aviso en el altavoz, de que el cierre del local estaba a punto de darse. -¡Demonios! –Me gané la expresión de extrañeza de Owen. -¡Me tengo que ir! ¡Son las 8pm! –Comencé a dar pasos hacia atrás, alejándome de él. -¡Espera! –Me siguió un par de pasos, pero yo me eché a correr. -¡Recuerda lo que dijiste! –Le grité. -¡Tienes que esperarme! –Y terminé por salir, de nuevo, lo más rápido que mis piernas me permitieran.
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