12. Planeando.

1462 Words
Cuando desapareció por completo, me adentré en la cocina, dispuesta a cenar la comida que me dejaron, y después irme a la cama a dormir. La conversación fue un intercambio de información. Tenía miedo, lo confieso; sólo podía abrazar la idea de que Diego lograra deducir y encontrar no sólo más información, sino a los culpables, porque yo estaba estancada ahí. Demasiadas cosas estaban sucediendo al mismo tiempo: mi misión, y lo que eso representaba; mi emoción por vivir mi historia de amor otra vez; mi futuro, mi cuerpo, los gemelos, ¿qué iba a suceder con ellos? -Elam, hija. –Escuché la dulce voz de mi abuela, a la vez que me removía con sutileza sobre la cama. Siempre había preferido que fuera ella quien me despertara, ya que solía ser más cariñosa a la hora de hacerlo. –Se te va a hacer tarde. –Su frase de siempre me hizo sonreír. Ella solía exagerar, diciendo que era más tarde de lo que realmente era. –Son las 6.40, apenas si vas a alcanzar a desayunar. –Abrí mis ojos, viéndola con una sonrisa de cariño. -Ya abuela, ya desperté. –Me dio un beso en la frente, para abandonar la cama con tranquilidad. -Arreglate rápido, el desayuno está servido. –Presté atención al reloj digital que tenía en la mesita a un lado de mi cama, y en efecto, eran las 6.40 de la mañana. Salté de la cama. -¡Por Dios, abuela! ¡Es tardísimo! –Tomé mi ropa, con los ojos y la sonrisa divertida de ella, que estaba en la puerta. -Tu abuelo los a llevar, cálmate un poco. –Me reveló los planes, haciendo que la adrenalina, que se había disparado del susto, disminuyera. -¡Abuela! Lo hubiera dicho antes. –Le recriminé y ella volvió a reí, provocando me riera con ella. -De todas formas, date prisa. –Terminó por salir de mi habitación, y yo me dispuse a correr al baño del segundo piso, para tomar una ducha cálida y breve. Bajé, encontrándome a mi abuelo y a Fran sentados a la mesa, desayunando. -¡Buenos días! –Saludé animada, y ambos me regresaron el saludo casi al unísono. Y es que, también iba a disfrutar de mi familia de nuevo. En medio de risas por las locuras de mi abuelo y Fran, terminamos de comer. -¡Oh, no! ¡No vamos a alcanzar a llegar! –Dijo mi abuelo casi en un grito, poniéndose de pie abruptamente; lo que me hizo girar a ver el reloj que estaba a mi espalda. -¡Vamos! ¡A prisa! – -¡Es tu culpa! –Mi abuela le recriminó, aun riéndose de la última ocurrencia. Fran y yo tomamos nuestras mochilas, en lo que mi abuelo se adelantó para encender la camioneta, y terminamos por subir aceleradamete. Mi abuela estaba en la puerta, y desde adentro del vehículo, Fran y yo agitamos nuestra mano, como señal de despedida. Lo que no esperábamos, fue que hubiera un choque, lo que estaba haciendo que el tráfico se formara de forma extraña en la calle de la escuela. -Será mejor que me bajé aquí y corra, a esta velocidad no llegaré a tiempo, y haré que Fran también llegue tarde. –Propuse. -Tienes razón. –Mi abuelo concedió. Abrí la puerta del auto. -¡Qué te vaya bien, Elam! – -¡Gracias abuelo! –Cerré la puerta y vi cómo la camioneta dio vuelta en la calla. Fue lo mejor que pudo haber sucedido. Me desvié hacia la pradera, porque el único plan que había hecho, dependería de ellos. -¡Vaya! ¡Viniste! –Y aunque lo dijo con sorpresa, sabía que era el gemelo sarcástico. -Este día fue en el que todos se burlaron de mí por los golpes, creo que si me lo pierdo no pasara nada. –Me encogí de hombros, totalmente despreocupada. -Déjame ver tu nave, necesito revisar el programa con el que estás viajando. –Entrecerró los ojos, con expresión de cautela. -De acuerdo. –Y aunque se escuchó dudoso, comenzó a caminar hacia la nave. Hasta ese momento, me percaté que su gemelo estaba casi en la entrada de la máquina, observándome analíticamente de nuevo. Me dejó entrar primero, haciéndome sonreír por su caballerosidad; aunque posiblemente, también era que no había suficiente espacio. Me senté frente a los paneles, accedí al programa, navegando por el sistema, todo se presentó con mayor claridad en mi cabeza. -Ahora todo tiene más sentido. –Las palabras simplemente salieron de mi boca. -¿Qué tiene más sentido? –Preguntó realmente interesado. Me puse de pie, para recargarme sobre el tablero y observarlos: el hombre sarcástico estaba detrás de la silla; mientras la quimera, ese sujeto que sólo yo podía ver, estaba recargado en el umbral de la puerta. -Sólo fuimos víctimas. Necesito que me hagas un favor, –ese no era el momento para revelarle lo que sucedió, especialmente porque una pequeña parte dentro de mí, dudaba que Diego lograra tener algún avance-, pero tendrás que confiar en mí. - -Ya no quiero viajar. –Casi como un susurro, se escuchó hablar con temor a la quimera. Pero el hombre sarcástico lo ignoró. -¿A qué te refieres?- -Tengo que contarte muchas cosas; pero irónicamente, no tenemos tiempo, puede regresar en cualquier momento. –Desvié la mirada, pensando en un par de posibles escenarios en los que Diego hubiera hablado, y estuvieran buscándome. -¿Podrías hacer el siguiente viaje para mí? –Regresé mi vista a él, para pedirle esperanzadoramente. -¿A dónde? ¿Y por qué dices que “alguien” regresará? –Obviamente, él no comprendía la importancia de la misión que estaba a punto de encomendarle. -Necesito que viajes al 4010, exactamente al 31 de Agosto. –Acorté la distancia y tomé sus manos. -…Y me salves. –Finalmente, revelé. -¿Qué te salve? ¿Qué quiere decir eso? –Su rostro se desbordo de incertidumbre. -Me vas a ver peleando con un Hombre de hielo, –lo solté, y elevé mi vista hacia el techo, con la frustración llegándome, -pero no sé qué pasara. –Suspiré profundamente, para no dejarme dominar por eso, y devolví mi vista a él. -Necesitarás actuar rápido, tomar mi cuerpo y esconderlo. –Intenté hablar lo más tranquila que pude. -No sé qué es un hombre de hielo. –Confesó. -Cierto, cuando tu viajaste aun no existían y obviamente no sabes de ellos. –Tendría que explicarle. Pasé mis manos por mi cabello en varias ocasiones. -La Corporación quería que los viajes en el tiempo pudieran realizarse sin máquinas, así que empezaron a experimentar. Pero las pocas personas que lograron sobrevivir a las exposiciones, se fusionaron de alguna forma con el frío que provoca el viajar en el tiempo. Esas personas lograron controlar y manipular los átomos a su alrededor; pero no te preocupes, la cabeza sigue siendo un punto débil como en cualquier otro ser humano, sólo hay que golpearlos fuertemente para dejarlos inconscientes, y ya no podrán manipular su entorno. Sólo debes tener cuidado, son capaces de crear torbellinos y en esos es difícil maniobrar; de nuevo, debes tener mucho cuidado. –Escuchó con atención todo lo que le dije. Entonces, me reincorporé, dándole la espalda y recargándome pero con mi manos sobre el panel. –Sólo espero poder ser de ayuda cuando llegues ahí. - -¿Cómo qué esperas ser de ayuda? ¿Por qué no me dices todo de una vez? –Pude notar el tono de molestia. Fue cuando me giré, para verlo a sus ojos, que estaban llenos de indignación. -Por eso te pido que confíes en mí. Te prometo que despertaré cuando me rescates y te contaré todo, sólo ten un poco de paciencia, por favor. –No tenía la menor idea de cómo ni cuando regresaría; pero, lucharía porque todo me saliera bien. -Está bien. –Después de unos segundos de silencio, aceptó de mala gana. -Te veré entonces en el futuro. –Y salió a paso firme de la nave. -¿Estás segura que esto funcionara? –El sujeto que estaba en la puerta, cuestionó. -Tengo miedo. –Su declaración avergonzada, lo hizo agachar la cabeza. Sonreí con pesadumbre y me acerqué a la puerta. -No estoy segura si funcionará, yo también tengo miedo, -lo ví apretar la mandíbula, así como cerrar sus manos en puño. -Es el resto de nuestras vidas, -sus ojos llenos de sorpresa, se posaron en los míos en una fracción de segundo, -pero al menos estaré contigo. - -¿Eres tú verdad? –Preguntó al instante. Sonreí, pero con una felicidad inexplicable recorriéndome. –Sí. -
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