Me recosté en el sillón, con la mezcla de angustia y temor recorriendo mi cuerpo; pensando detenidamente en las únicas dos decisiones que tenía frente a mí. En medio de la disputa cognitiva, donde el único deseo de estar con Owen permanecía firme y constante, el cansancio me arrastraba a quedarme dormida; no obstante, el conocido malestar, cortó el adormilamiento de tajo.
El sutil roce en mi mejilla, se detuvo cuando abrí los ojos abruptamente; pero mantuvo el contacto. Lo primero que vi, fue el techo blanco; parpadeé en repetidas ocasiones, para empezar a girar mi rostro hacia el lado donde estaba la mano, que para mi sorpresa no se movió, provocando así, que rozara mis labios con sus dedos. Mis ojos, conectaron con los que desbordaban cariño: Owen, el primer viajero del tiempo, aquel que se perdió en la misión.
Así que tuvieron éxito en la misión que les había encomendado.
–¡Vaya! Creí que te tomaría más tiempo despertar. –Dijo con timidez y preocupación, que se sumó a la media sonrisa cálida que me dio, y un último roce en mi piel.
Sonreí en respuesta, y estaba a punto de replicar, cuando la conocida figura fantasmagórica se apareció detrás de él.
-¡Lleva casi un año inconsciente! –Habló un tanto desesperado, con su acostumbrada sinceridad.
Owen, se giró en un segundo. -¿Podrías dejar de hablar? Lo que buscamos es que se sienta bien. –Sentenció con autoridad y fastidio.
-Lo sé –le respondió su gemelo, sonando apenado. -¡Pero está bien que sepa que estábamos preocupados! -Se recuperó con rapidez, cuando prácticamente le gritó.
-El mareo y las náuseas están disminuyendo, estoy bien. –Traté de mediar, ganándome la atención de ambos; y para que fuera más creíble, hice el esfuerzo por levantarme.
Tan pronto Owen se percató de lo que intentaba, se puso de pie para ayudarme; aunque en realidad, me sentó completamente con su fuerza. -¿Está bien que te levantes tan rápido? –Cuestionó con inquietud.
-No me siento mal –mentí, el mareo se prologó un poco ante el movimiento. –Díganme, ¿cómo les fue a ustedes? –cuestioné intrigada.
-Pues… Fue interesante… - Respondió titubeante, e incluso su mano tomó su nuca, masajeándola.
-¿Interesante? –Ante la intervención no solicitada por parte de la quimera, Owen no pudo evitar expresar fastidio en su rostro. -¡Estábamos aterrados! –Reveló, con su vista puesta en mí.
-¿Otra vez? –Owen, que de nuevo clavó su intensa y severa mirada en el fantasma, interrogó transmitiendo los sentimientos.
Guardamos silencio los tres, creándose un ambiente un poco incómodo. Fue Owen quien lo rompió, cuando dio un pesado suspiro y regresó su mirada a mí. –Tenías razón –manifestó con absoluta aceptación. –Ese torbellino fue difícil de maniobrar. –Sólo porque era lógico el ganador de la batalla, no me angustié. –Además, si no hubiera sido por este genio –apuntó con su pulgar hacia atrás de él, donde estaba su gemelo; -no habríamos llegado a tiempo. –Ladeé mi cabeza, porque no comprendí; y supusé que Owen se percató de mi falta de entendimiento. –Escribió en un papel: “Agencia Luces Blancas. Salvemos a la chica del torbellino.” -Pudo haber sido más específico, pero funcionó. –Finalizó otorgándole el crédito.
-Menos mal –dije con ironía.
-Entramos detrás de ti al torbellino –prosiguió con la narración, -sólo que mientras nosotros lidiábamos con los fuertes vientos, tú luchabas con el hombre de hielo. Cuando descubrimos cómo movernos, tú ya lo tenías controlado, así que solo lo golpeé cuando me acerqué a ustedes. El problema fue que te desmayaste –ese debió haber sido el preciso momento en el que viajé, -te había tomado de la muñeca, para no separarnos y simplemente te desvaneciste. –Ya lo sospechaba, mis viajes se activaron cuando me tocó. –Y todo se complicó. Era yo solo, cargando dos cuerpos y maniobrando en un fenómeno meteorológico, que en mi vida había vivido. –Suspiró profundamente, con la mezcla entre extenuación y victoria. –Así que abandoné al hombre de hielo, y tomé tu cuerpo para cuidarte. –Sus ojos manifestándome cariño y su media sonrisa cálida, le duraron poco.
-Hay muchas cosas de que hablar… -Interrumpió el relato el sujeto sincero.
Owen, cambió su expresión a molestia, casi al mismo tiempo que giró su rostro hacia ese ser honesto, al que le era imposible contener.
-Tienes razón. –Concordé con seriedad, sosteniéndole la mirada.
-¿No crees que puedes esperar? –Owen le habló con severidad.
-Es que han pasado muchas cosas... tiene que saber y queremos saber... –La confusión y desesperación en su tono de voz, me impacientaron.
-¿Qué ha pasado? –Pregunté ansiosa.
-Aquí vamos... –Owen se cruzó de brazos, dejándose caer en su asiento.
-¡Alguien entregó a la Corporación! –Reveló con una mezcla de asombro y temor.
-¿De verdad? –Me sorprendió, para acto seguido hacerme sentir triunfal.
-Se filtró información hacia el Gobierno de los cambios en la Historia. De inmediato empezaron a investigar, no tardaron mucho en dar con la Corporación. –Relató un poco emocionado, para cambiar drásticamente a un tono más sombrío. -Hoy en día, es difícil encontrar un lugar dónde pasar desapercibido, porque nos han perseguido y han capturado a muchos. Prácticamente estamos en una guerra civil, la lucha ha sido constante, porque la Corporación envió a los hombres de hielo al campo de batalla –hizo una pequeña pausa para resoplar, -ha habido demasiado heridos y muertes civiles –terminó de decir con pena. -¿Has tenido algo que ver con esto? –Me cuestionó con severdidad.
Tenía la intensa mirada de ambos sobre mí. –Sí, fue mi idea. –Acepté con seguridad. -Le conté todo a Diego, ¿sabes si lo capturaron? –Ya que me había revelado la situación, me preocupó mi amigo.
-No que yo sepa, de los altos Ejecutivos no han capturado a dos. Según los rumores, él sigue vivo, porque preparó toda una fachada en un desfile de modas, sólo para entregar a la Corporación y salir ileso. –Narró sin contener su emoción.
-¿Nosotros estamos fuera del radar? –Pregunté un poco alarmada.
-Sí. –Aseguró.
-Después de pasar tiempo en una sola época –interrumpió la conversación Owen, -mis recuerdos han empezado a regresar... aún faltan, pero siento como van regresando. –Declaró esperanzado.
-¡Esa es una muy buena noticia! –Sentí cómo la sonrisa de felicidad se apoderó de mí.
-¿Cómo lo sabías? –Fue el turno de interrumpir del ente fantasmal; pero yo no entendí a qué se refería, por lo que fruncí el ceño. –Desde la primera vez que nos viste, sabías quiénes éramos. –Aceveró con asombro.
-La verdad, la primera vez que te vi no te reconocí. –Acepté. Eso fue, porque su cuerpo se había adelgazado, además de que tenía varios años sin verlo; sin contar que, esa primera vez, habían sido unos gemelos, lo que me llevó a no percatarme al instante. -Me tomó un tiempo darme cuenta; pero todo se confirmó cuando vi tu nave –revelé con dulzura.
-¿Sabes qué es lo que me pasó? ¿Fue algo planeado por la Corporación? –El par de interrogantes vinieron de Owen, que se mostró resentido.
-Fue sólo un error más de la Corporación, después de todo fuiste el primero en viajar –traté de mediar, aun cuando yo también me sentía enojada; no obstante, el desperfecto había sido un accidente. -Cuando revisé tu nave por primera vez, me di cuenta de que el programa tenía una clase de virus, que en cierto sentido se asemeja a él –apunté al ser fantasmal que continuaba detrás de Owen.
-¿Qué quieres decir? –Owen, interrogó de inmediato con interés.
-La nave, bueno, concretamente el sistema estaba tratando de fusionarse contigo, formar parte de ti; sin embargo, lo que causó fue la disociación, te dividiste, él es una parte de ti –volví a señalar al ser detrás de él. -Pero de alguna forma, tu mecanismo de defensa hizo precisamente eso, defenderte. Por eso supongo, que para engañar de cierta forma al sistema, enviaba parte de tus memorias para repelerlo, por eso viajabas siempre conmigo. –Intenté explicar. -Siempre que viajabas, era tu mente defendiéndose. -Repetí la idea sorprendida, también era una revelación para mí.
-¿Crees que podré recuperar del todo mis memorias? –Me preguntó afligido.
-Considero que si ya no te expones a la nave, es probable que sí. –Respondí vacilante.
-¿Qué hay de este idiota? –Owen, señaló detrás de él mismo.
-No lo sé, la disociación fue la secuela más severa. –Su desasosiego fue notorio. Le di una sonrisa, para cambiar el ambiente negativo. -Debo confesar que me gustan tal y como están ahora, - obstuve la mirada de ambos, -sé que puedo confiar en que él me dirá todo siempre -señalé al aludido, que sonrió con orgullo.
-¿Qué hay de ti? ¿Seguirás viajando? –Owen continuó con el interrogatorio, su preocupación era evidente.
-Tampoco lo sé, porque yo estuve expuesta de diferente manera. –Yo también me había hecho la misma pregunta, sin haber obtenido alguna respuesta concreta, todo se resumía a suposiciones.
-Pero... ¿Estaremos bien? –La voz dudosa del ente se escuchó.
-Ya estamos bien –aseguré sonriéndole con felicidad.
Fin.