17. Confesiones.

1070 Words
Los tres terminamos por entrar a la casa. El hombre real se sentó a un lado de mí, en el sillón de tres lugares; mientras el ente imaginario, tomó el lugar individual, frente a nosotros. -Tengo unas cuantas preguntas que hacer, ¿me contestarías honestamente? –Cuestioné directamente. El hombre real titubeó; pero el otro, el fantasma, respondió al instante: –Sí. - Eso me hizo girar a verlo a él. -¿Cuánto tiempo llevan viajando desde que no pueden regresar? –Hice la primera pregunta. -Este es el segundo viaje. –Contestó con rapidez y sin atisbo de duda, causándome desconcierto. -¿Qué fue lo que pasó? – Volví a preguntar. -Nos habían asignado una misión, la cual completamos; pero cuando llegó el momento de regresar, no recordábamos la fecha a la que teníamos que volver. Era como si el término “tiempo” hubiera desaparecido. Estábamos en la nave decidiendo qué hacer, cuando de repente, por algún motivo que desconozco, apareciste en mi memoria. –Agachó la cabeza con frustración, agarrándola con ambas manos como muestra de su desesperación. -Algo sucedió. No sé qué fue exactamente; pero la nave comenzó un viaje, creo que el sistema operativo sólo presentó una falla, provocando que viajáramos. –Levantó su rostro, viéndome con intensidad. -Cuando llegamos, nos tomó algún tiempo reconocer qué época era y qué hacíamos ahí, pero finalmente lo desciframos. Llegamos el día en que te dejamos. –Me explicó con seguridad. -¿Qué? –Dije con incredulidad. -Un día después de que te reveláramos que saldríamos de viaje, que te dejaríamos sola por primera vez después del accidente. –El ente imaginario, le dedicó una breve mirada a su gemelo, por lo que yo también lo vi; no obstante, no participó de la conversación. -¿Ese fue el primer viaje? –Mi atención regresó a quien respondía mis preguntas. -Sí, un día después de que te dejamos. Ese día te vimos cuando saliste con tu mamá del café, no podías aparentar tu nostalgia. Pero cuando ella te entregó el regalo que te habíamos dejado, sonreíste. –Ambos me miraban, con una fascinación que había olvidado. -Honestamente sonreíste. –Escuché a ambos suspirar. -En ese momento, supimos que ibas a estar bien. –Terminó de decir con ilusión. -¿Por qué no te quedaste? ¿Por qué no me buscaste en ese momento? –Realmente estaba asombrada. -No lo sé, había algo que nos decía que no era ahí donde pertenecíamos, que no debíamos quedarnos. –El fantasma volvió a bajar la vista, intentando comprender. -Había algo… que nos hizo viajar de nuevo. –Hizo un silencio, luego levantó la mirada hacia mí, y siguió relatando. -Pero la nave presentó la falla de nuevo y nos trajo aquí. Sólo que esta vez nos tomó un poco más de tiempo percatarnos de todo. - -¿Cómo sabes que soy yo? –Finalmente el hombre real rompió el silencio. -Porque yo también he viajado en el tiempo. –Le revelé con sinceridad y seriedad. -Pero, ¿por qué? ¿Cómo? –Se apresuró a preguntar confundido e incrédulo. Entonces reparó en un detalle. -¡Espera! ¡Estás en tu cuerpo de esta época! –Aseveró asombrado. -Porque solo mi mente puede viajar. –Ni yo misma podía comprender como había sido capaz de realizar eso. -Después de tu viaje intentaron engañarme diciéndome que habías muerto. Me tomó alrededor de un año averiguar acerca de la Corporación, y que simplemente no volviste de aquel viaje. No podía dejar de pensar que estarías atrapado en cualquier momento de la historia; así que me enliste en la Corporación, e hice todo lo que estuvo a mi alcance para encontrarte, pero nunca pudimos rastrearte. –El hecho de recordarlo, me hacía volver a experimentar la ira y la frustración por la que había pasado. Lo escuché suspirar a profundidad. -Entonces, ahora trabajas para la Corporación. –Sonrió irónicamente, y se reclinó completamente en el sillón. –Explícame, ¿cómo puedes hacer que sólo tu mente viaje? - -¿Recuerdas cuando apareció él? –Dirigí mi vista al ser solitario frente a nosotros, apuntándolo, haciendo que él lo mirara también y entrecerrara los ojos en el proceso. –Bien sabes, que es una consecuencia de los viajes en el tiempo. –Después de la revelación, conectamos nuestra mirada de nuevo. –Yo también tengo secuelas. La primera que apareció, fue poder viajar en el tiempo sin una máquina, con solo pensarlo; por supuesto que con mi cuerpo. –Me apresuré a aclarar; para después, inhalar una gran cantidad de aire. -La segunda consecuencia que apareció, es que puedo hacer que mi mente viaje en el tiempo; pero solamente a través de mi vida. – Se hizo un silencio. Pude ver cómo estaba procesando mis palabras, intentando comprender; algo que ni yo misma lograba entender en su totalidad. -Sabes que tengo que viajar, no me puedo quedar. –Finalmente dijo con nostálgia y preocupación. -Lo sé. –Suspiré, porque ambos teníamos que continuar y cumplir con nuestras misiones. -Si supieras que puedes cambiar el futuro, sabiendo que es para beneficio de tu vida, pero no sabes qué pasara en el nuevo futuro, ¿lo cambiarías? –A pesar del temor, me atreví a preguntar. Me dio una sonrisa condescendiente. -¿Te debo tratar como a una compañera de trabajo o como a mi esposa? –Respondió con otra pregunta, que simplemente me desarmó. -No, no lo cambiaría. –El ente imaginario respondió, sin siquiera haberle preguntado a él. Su respuesta me hizo sonreír con pesar, aunque muy en el fondo, yo sabía la respuesta. -Creo que has hablado. –Me puse de pie. -En tres días llegará tu “Yo” de esta época, de cualquier manera tienes que viajar. –Le hice saber abatida. -Lo sé, pero no sé a dónde… -El hombre real, pasó ambas manos por su cabello ante la incertidumbre. -¿Tú qué harás? –Casi al mismo tiempo, el fantasma me preguntó. -También debo de viajar, no me puedo quedar aquí. Mi misión no está cumplida aún… -Le confesé con decisión. Ambos se pusieron de pie. -¿Qué se supone que debemos hacer? –Fue el hombre real el que preguntó. -Solo sube a la nave, no te preocupes, me encontrarás –Le sonreí, porque ya sabía hacia dónde se dirigiría.
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