Durante el trayecto del viaje todo se veía muy triste por parte de Rosario, solo veía que por debajo de esas gafas oscuras que llevaba puestas para ocultar un poco su tristeza, llovían gotas como si del cielo mismo estuviese lloviendo y aunque lo único que quería era abrazarla, consentirla y aliviar un poco su tristeza, también quería que dejara de sufrir, en gran parte por mi culpa, por empujarla a esta situación tan difícil en ese momento para los dos, pero, que como todo un hombre responsable quise afrontar y no abandonarla, ¡Para mí no era simplemente una novia! era “La Novia” que deseaba y había soñado y que en ese momento la había catalogado como la mujer de mis sueños, que entre más la quería alcanzar, más se alejaba de mis pasos.
Es por eso que esta vez no permitiría que se marchara, quería que entendiera que a su lado iba a estar para todo lo que ella quisiera y pudiera soñar solamente a mi lado, muy egoísta decirlo de esa manera, pero era lo que deseaba en ese momento de mi vida, ya que por primera vez iba a la casa de mi residencia original con mi primera novia oficial ¡Aunque no era en las circunstancias más apropiadas, lo estaba haciendo por el inmenso amor que tenía por Rosario!
Eso implicaba muchas circunstancias que no me importaban en lo más mínimo, si mi padre por cualquier circunstancia no la recibía, en mi pensamiento también estaba presente ¡Que hacer si eso llegaba a ocurrir! en cuanto nos acercáramos a la que literalmente era mi casa por derechos de primogénito, pero que respetaba ante todo, y aunque en estas circunstancias lo primero que se piensa es ¡Se comieron la torta antes del recreo! como se dice secularmente en mi tierra, o muy posiblemente ese iba a ser el pensamiento de mi padre. Pero aunque ella así lo hubiese deseado, no me sentía listo para esa situación de encuentro íntimo, hay razones coherentes al menos para mí, para que eso no sucediera aun.
Deseaba que todo fuera tan mágico y especial, así como el amor y sentimientos que tenía por ella, por lo que deseaba que realmente ¡Hiciéramos el amor! no simplemente tener sexo, es por eso y básicamente que no se presentó la oportunidad y por lo tanto no nos habíamos comido la torta aunque así lo pensara mi propia madre, por lo que cuando llegáramos a casa lo único que me quedaba era contar la verdad, y me quedaba pedirle a mi padre que nos apoyara, ¡Pero si en dado caso o circunstancia se negara la ayuda de mi padre! Con todo el amor que le tenía a Rosario iba a tomar algo de maletas y marcharme con ella aun así ella no lo quisiera, seguramente un hotel o una habitación en renta tendría que conseguir.
¿Cómo lo iba a pagar? En mi hogar disponía de mis ahorros y calculando lo que podía alcanzarme y en lo que llegara a conseguir una fuente de ingresos, fácilmente tenía para que viviéramos de dos a tres meses, ¡No era mucho pero suficiente para conseguir una fuente de ingresos y que literalmente estaba dispuesto a compartir por completo mi vida con esa mujer! Que de solo mencionarla, puedo decir que se me derrite el corazón y el pensamiento de amor y de inmenso deseo por la bendita Rosario.
Prácticamente estaba dispuesto a seguir mi vida con ella, estar donde ella estuviera y no ir a ninguna parte sin ella, esas eran claramente mis intenciones y pensamientos, pero lo más importante era saber si ella realmente iba aceptar esa decisión de mi parte, pero eso lo teníamos que ver cuando confrontara a mi padre.
Faltando casi nada para llegar a la estación del transporte público y bajar y encaminarnos a casa, note esa mirada triste y acción dudosa de Rosario al caminar, ¡Por lo que antes de comenzar a caminar a casa exclamo!
— ¿Estás seguro niño, que lo que estás haciendo no te va perjudicar más de lo que ya te perjudique? Porque yo creo que sí, mejor solo enséñame donde es tu casa y regreso a verte en estos días sin falta, no te voy a dejar plantado te lo prometo.
— ¡No mi amor! porque quiero que sepas que eres mi amor de verdad y no quiero separarme de ti y menos cuando estamos tan cerca y aun así mi padre no quisiera, me voy contigo porque te amo.
¿No sé porque? Pero salto la duda en los labios de Rosario al momento de transitar por las calles que conducían hacia la casa de mi padre.
— ¿De casualidad por aquí vive la mujer que tu madre menciono días atrás en su casa?
— Sí, aquí vive en esta zona, para ser más específico a menos de cien metros de donde vive mi padre ¿Pero, y eso que tiene que ver? si ella no es nada mío y nunca hemos sido nada, y jamás me voy a fijar en ella como ¡Me he fijado en ti, porque tú eres el amor de verdad y aunque tú no me ames como yo! Hare todo lo posible para que me ames como te amo.
Estábamos entablando una conversación que al final de cuentas se convertiría en otra piedra en el zapato, pero que, en ese momento no había más nadie en las calles y avenidas que nosotros, caminando hacia nuestro consuelo o nuestro infortunio.
No me importaba si me veían o no, lo que importaba era que me vieran con Rosario, me sentía tan lleno de amor y de alegría que era incalculable ese sentimiento.
Cada vez se veía más cerca la casa de mi padre, llegando abrí la puerta de la victoria o la derrota, no importaba que podía suceder, llevaba bien claro mis pensamientos. Entramos ¡Por supuesto, mi padre no estaba! En principio sentí alivio al no tenerlo de frente al entrar, porque para mí es más fácil que lleguen y me hablen y no llegar y hablar, entonces sentí que se me estaba facilitando todo, le mencione que tomara asiento en lo que nos refrescábamos un poco, porque ni para comprar unas bebidas teníamos antes de llegar, tomamos algo de comida y al estar ahí no paso más de dos horas, cuando escuche que alguien se aproximaba a casa, no podía ser otra persona más que mi padre.
Comencé a sentirme un poco asustado, ella intento en ese instante salir de casa, pero no se lo permití, juntos esperamos a que entrara mi padre, guardando reposo con el televisor encendido, por lo que supongo en ese instante logro pensar que me encontraba en casa, por supuesto no esperaba para nada encontrar sentada en la sala a Rosario, para ese entonces los teléfonos celulares estaban en auge y mi padre aun no poseía uno y el único teléfono era el de casa, mi madre aún no se había comunicado con él, a ciencia cierta no sé porque lo omitió, pero mi madre no llamo para dar la noticia ¿Quizás ella se sentía segura que yo no llegaría ahí con Rosario? por supuesto eso era lo más coherente a pensar, aunque por otro lado mi madre, suponiendo que yo me iría a casa sin cometer esa locura, según ella lo podría interpretar que me llevase a Rosario para casa de mi padre, pero sea el motivo por el cual mi madre no acciono, jamás lo menciono, eso sí, no sería la última vez que mi madre nos vería juntos, ¿talvez en otras circunstancias? pero que nos volvería a ver, eso estaba muy seguro según el destino que me tenía preparado la vida.
Con determinación y un poco de esperanzas a que todo saliera bien con mi padre, le mencione a Rosario que no se moviera, que se quedara a mi lado y fuese cual fuese el resultado de esa confrontación, no iba a permitir que ella se marchara de casa sin mí, que no pensaba abandonarla en una situación de esta magnitud, que sin dudar íbamos a ir a recoger sus pertenencias y recuperar sus documentos, sea que mi padre aceptara o no, tenía lo suficiente para poder estar juntos un par de meses.
En ese momento se abrió la puerta principal, cuando entro mi padre y su primera impresión fue observarme en casa y acompañado de Rosario a lo que luego saludo.
— ¡Que tal muy buenas, mucho gusto! ¿Qué paso, no que estabas donde Siomara?
— Si, pero te comento que tuve problemas con mi madre, y en todo caso fueron problemas para los dos.
— ¿Pero qué clase de problemas, y quien es ella? No me vallas a decir que ese tipo de problemas.
Ahí estaba mi padre pensando inmediatamente lo que pensé antes de llegar, a lo que le explique de inmediato.
— El problema más que todo, es que porque mi madre no quería que saliera con ella, llevamos poco de estar saliendo, pero si te réferis a que si el problema es de embarazo y ese tipo de cosas, ¡Nada que ver! lo que sucede es que ella vivía con mi madre, las cosas se fueron dando entre nosotros y comenzamos a salir sin que mi madre lo supiera, porque ella no quería para nada que Rosario fuera mi novia, no pude hacer nada para no enamorarme de ella y por eso estamos juntos pero tranquilo que todavía no vas a ser abuelo.
— ¿Entonces porque están aquí, debe haber otra razón por aparte?
— Porque mi madre se dio cuenta y estuvo en contra de ella, la trato de lo peor y le tiro sus pertenencias a la calle, al ver las actitudes que mi madre, no pude quedarme ahí parado sin hacer nada, sé que es mi madre, pero tenía también que respetar mis sentimientos y la decisión que había tomado, por lo que nos sacó de casa, me quito el carro y todo lo que ella dice que no me va volver a dar si sigo saliendo con ella, total que se quedó tirándonos maldiciones, Rosario dejo empeñados sus papeles para que lográramos viajar, porque no sabía para donde más tomar camino.
— ¿Ella no tiene a donde ir? ¿Por qué vivía con tu madre?
— Eso es un cuento largo, a lo que quiero llegar a todo esto, es que si estás de acuerdo en apoyarme, te prometo respetar la casa, nosotros somos novios, pero no ha pasado nada entre nosotros y podemos vivir aquí separados mientras busco una solución o me decido a algo más formal con ella siempre y cuando ella lo decida de esa forma, pero por el momento es el favor que te pido, que nos dejes vivir aquí, mientras se logra solucionar esto, también para ir a traer las pertenencias de ella, por la casa de mi madre.
Mientras sosteníamos esta conversación con mi padre, Rosario solo se quedaba escuchando y a la vez con cierta incertidumbre lo que podría pasar en ese momento incómodo para ella, me sentía más tranquilo, porque en realidad me sentía con más confianza con mi padre respecto a este tipo de situaciones, pero de igual forma no me sentía seguro de la decisión que llegaría a tomar mi padre por las circunstancias, ¿No es que le gustara llevar la contraria a mi madre? pero mi padre era un poco más razonable y noble en cuanto a ayudar se refiere, así como era más centrado antes de tomar decisiones a la ligera, no digo que mi madre era un monstruo, pero mi madre era más arrebata a la hora de sentir cólera, aunque en ese momento no sabía, estaba casi seguro que mi padre iba aceptar la situación ¡con reglas claro está! pero que al fin de cuentas no iba a importar siempre y cuando nos permitiera estar y vivir ahí.
— ¡Eres mi hijo y te he apoyado en lo que he podido! Una situación así nunca pensé que la vivieras, tu mamá también ha de tener sus razones para haber actuado de esa forma, si ella te dijo que no salieras con ella, ¿Será por alguna razón que desconozco? Tampoco estoy juzgando a la señorita, pero si quiero que te quede claro hijo, que ¡Aquí a menos que no se casen no pueden vivir juntos! ¿Cómo pretender que van a vivir juntos aquí y que no pase nada entre ustedes? eso es natural en una relación de pareja y por lo tanto lo veo bastante indecoroso que quieran vivir así, aparte de eso sabes que me gusta respetar esta casa, espero que también la respeten, porque ¿Quién me asegura que mientras yo ande trabajando no va suceder algo entre ustedes? Porque en la palabra de Dios dice que todo a su tiempo es perfecto y ustedes se están adelantando a los hechos y está cayendo en pecado.
En ese momento tenía unas cosas que rescatar, que entre sus palabras me estaba dando una esperanza a que si nos iba permitir quedarnos, pero que me quería si fuese posible a cientos de kilómetros de ella y que no podía ni siquiera besarla mientras estuviéramos en casa para evitar situaciones incomodas, a la vez veía a mi Rosario que estaba por decir algo cuando se levantó del sofá y opino.
— Señor, disculpe que lo interrumpa, comprendo que lo que está diciendo esta en su derecho y no me entrometo en eso, ¡Pero si sirve de algo, su hijo jamás ha intentado siquiera tocarme como para decir que él sea un irrespetuoso o que el anda en busca de querer tener sexo conmigo! disculpe que le hable así, pero veo que su preocupación es porque talvez ya me encontraba embarazada, pero no, le agradezco porque se ve que su hijo tiene su carácter y él sabe respetar y es un niño muy educado, amoroso y por esa misma razón no quería provocar más perjuicio del que ya le cause con la madre, por eso creo que mejor me retiro y le agradezco su amabilidad ¡Si se puede cuando pueda venir a visitarlo vendré, si usted lo permite también?
Sentí un golpe en mi corazón cuando expreso sus pensamientos en ese momento, porque sentí que ella nuevamente estaba tomando sus decisiones y que se iría de mi lado, a lo que mi padre respondió inmediatamente.
— Gracias señorita por su observación y le agradezco su intervención, pero se ve que mi hijo la quiere, de no ser así, no la hubiese traído hasta acá y si usted tuviera realmente a donde ir tampoco creo que aceptaría haber venido, sabiendo que esta situación realmente era complicada, ¿Pero si ustedes aceptan las reglas y normas de convivencia? no tengo porque negarle a mi hijo la ayuda que está pidiendo, así que se pueden quedar y mañana temprano iremos a traer sus pertenencias a donde las dejaron y mientras pueda ayudarlos lo hare.
En ese momento mi corazón dio vueltas de alegría porque en lo que más pensaba se había desvanecido por completo, debido a que siendo así, mi Rosario se quedaría a mi lado y no tendría que ver marchándose, dejándome partido el corazón en ese amargo y dulce domingo de Noviembre, que creí que todo había terminado para mis futuros deseos con mi Rosario.
Debido a lo acontecido en ese momento con mi padre me apresure a agradecerle.
— Gracias, no te voy a decepcionar y quédate tranquilo que no vamos a deshonrar tu casa y cuando así sea prudente tomaremos otra decisiones que siempre te lo voy a comentar para que veas que no te voy a ocultar nada.
— Bueno entonces hay que acomodarse en las habitaciones, usted se va quedar en la habitación del fondo y mi hijo que se quede en la que está a la par de la mía.
En ese momento pensé, que obviamente él estaba aceptando pero que definitivamente aún se iba a quedar con dudas y lo más coherente para él era actuar así para mantener control de los dos, por lo que posteriormente mi padre salió al patio de la casa y nosotros nos quedamos en la sala y Rosario menciono.
— ¡Gracias niño por defenderme y por estar a mi lado, te quiero mucho!— Esas eran las palabras que casi siempre me decía, que me quería mucho, ¡Pero yo la amaba! no solo era cariño por lo que le dije ese mismo momento, — ¡Espero que algún día puedas amarme como yo te amo a ti, porque no quiero ir a ningún lado sin ti!