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2246 Words
Está en todas partes...  Decir que Camila estaba helada era poco, se había hecho un silencio macabro en la cocina. Jesse parecía muy asustada. Después de haber dicho esas terribles palabras, Bea volvió a lo suyo. Como si nada. Camila no podía creer que su hermanita de tan solo tres años que no hablaba, haya abierto la boca solo para eso. Su voz, su voz no parecía su voz. Sabía que algo no andaba bien. —¿Bea? —la llamó la chica. —Algo malo pasa con ella. Lo sé —susurró Jesse—. Tienes que ayudarla, Camila, tu hermana está siendo influenciada por el hombre delgado. Camila la miró. Ahora sabía que ella tenía razón, no podía dejar que su familia pereciera, si algo tenía que hacer ella para que eso no pasase lo haría. —Tengo que ir a la biblioteca. —le hizo saber en un susurro, pues aún no asimilaba lo ocurrido. —Está bien —asintió Jesse, mirando de reojo a Bea—¿y si vuelve a hablar? —No creo que lo haga. Pero por si acaso, me llamas. Jesse asintió, sacando unas llaves de su bolsillo trasero y entregándoselas. —Llévate mi coche, es más rápido. Camila se lo agradeció, cogió las llaves, se puso su abrigo y se apresuró a salir de la casa. El auto de Jesse era de color rojo. Se adentró en él, arrancando después. Manejó más que nerviosa por la carretera solitaria, mirando de ves en cuando el bosque, lleno de niebla. Pasó por la preparatoria, notando algunos chicos afuera. Hasta que llegó a la biblioteca.  Adrien estaba en su mesa pensativo, no dejaba de pensar en ese chica que apenas y la conocía, y ya había ocupado parte de sus pensamientos. —¿Vamos a ir a casa de Héctor hoy? Quizás sus padres tengan noticias y nos digan algo. —quiso saber Chris a la par suya. —Tengo planes —respondió Adrien, mirando de ves en cuando la mesa en donde estaba sentada Carmen y en donde se suponía estaría sentada Camila. Pero no estaba. ¿A donde habrá ido?, se preguntó. —Está bien, yo iré y te mantendré informado —asintió su amigo. —Tengo que hacer algo, ahora vuelvo. Adrien se levantó, caminado en dirección donde Carmen, quien esta al verlo, casi se atraganta con el jugo que recién estaba tomando. Adrien se sentó en el lugar de Camila. —Adrien, hola —sonrió la chica. —Hola... Hmmm ¿has visto a Camila? —quiso saber el chico. Carmen vaciló. —Se fue hace un rato, tenía que ver a su hermanita —respondió—. Ha estado muy tensa y nerviosa. Adrien frunció el ceño y le puso más atención. —¿De que hablas? Carmen dudó en si contarle o no, ya que ella sabía que Slenderman había sido parte del pasado de Adrien, y no quería incomodarlo. —Es algo que... Mira, de ves en cuando. —Cuéntame, Carmen, sea lo que sea —pidió Adrien. —Es que creo que ella ha visto a Slenderman y aunque ella no lo diga yo sé que algo más le pasa. En las noches, en su casa. Siempre la noto temerosos, mirando para el bosque. Adrien se tensó. La historia se estaba repitiendo, el hombre había vuelto y estaba tras Camila y su familia. Eso no lo iba a permitir, sobre su cadaver pasaría lo de hace años. Adrien apretó las manos. —Gracias por la información, Carmen. Se levantó y se fue. Camila llegó a la biblioteca, no conocía muy bien a las personas de allí pero haría lo que pudiera. El lugar era grande, todo estaba pintado en color blanco, los estantes eran de madera, sentía un olor rústico en el ambiente. En la recepción solo había una chica de su edad escribiendo algo en la computadora de mesa. Ella se acercó. —Hola —llamó la atención de la chica, era delgada y rubia. —Hola —sonrió— ¿necesitas ayuda en algo? —Hmmm —no sabía cómo decirle que buscaba la sección de ocultismo, aunque Jesse le había dicho en donde estaba—. Busco la sección de... —trago grueso—... Ocultismo —dijo al fin. —¡Perfecto! Te llevo —la chica se puso de pie, rodeando el escritorio, no parecía que la hubiera impresionado con lo que le había dicho. —Sígueme. Camila la siguió, adentrándose entre las enormes estanterías llenas de libros. —No eres de por aquí, ¿cierto? —quiso saber. —No, me acabo de mudar —respondió ella, mirando el lugar. —Casi nadie busca esa sección —murmuró—. Has de estar preocupada por algo. Camila se tensó, dado que en realidad a esa chica si le había sorprendido que buscara esa sección. —Es para un trabajo de la escuela, nada más —se limitó a responder. La chica solo asintió, deteniéndose en la estantería del final. —Aquí es —anunció—. ¿Necesitas algo más? —la miró. Camila negó. —No, todo esta bien. La chica le dio una última sonrisa, alejándose. Camila pudo soltar el aire que tenía contenido, ya que se sentía un poco nerviosa. En realidad todo lo que pasaba la tenía asi. Se giró, buscando con la mirada algún libro que sea la historia de este pueblo o las historias de personas desaparecidas. Elevó su mano y con su dedo índice fue rozando los libros, leyendo sus títulos. Habían unos que decían "pactos satanicos" otros como "el llamado del diablo" "el bosque y su lado oculto" "leyendas pueblerinas" "hombres lobo y la luna llena" y el último decía "Casos de Wisconsin". Camila sacó ese último, el libro era grande, tenía una portada en color roja con la imagen de el pueblo en si. Pero esa imagen estaba en blanco y n***o, como si fuera tomada años atrás. Se encaminó al pequeño escritorio que se encontraba en la ventana y se sentó. Observó el libro por un instante, no creyendo que estuviera metida en algo como esto, es decir, algo como Slenderman no podía ser real. Quizás las imágenes que miraba eran solo producto de su imaginación, quizás Bea tenía otro problema y por eso actuaba extraño. Quizás los dibujos eran por otra cosa pero, ¿porqué Jesse, Carmen y los demás se empeñaban en que Slenderman estaba al acecho? Si no era así, entonces quien se llevó a Héctor? ¿Quien susurró su nombre esa mañana en el bosque cuando lo fueron a buscar? Era obvio que algo pasaba. Camila se decidió y abrió el libro. Al principio tenía su prólogo y esas cosas, pasó esa páginas rápido hasta llegar a la verdadera información, la primera página decía algo sobre unos asesinatos a sangre fría en el 76, eso no era lo que estaba buscando, así que se apresuró a pasar esas páginas, hasta llegar al verdadero año en que ocurrió lo de Adrien y su hermano. En el 2019, y eso que estábamos en el 2029. Camila buscó entre tantos casos, suicidios,robos, asesinatos hasta que dio con una desaparición. Alguna información estaba imprimida a como salía en los periódicos. Desaparecido: Sandy Hoffman, siete años de edad. Salía la foto del niño, tenía el cabello liso que le caía en la frente, su cara era pequeña, sonreía. Sus ojos eran oscuros y pequeños, se miraba así porque Sandy sonreía. Pero el punto era que ese era el hermano de Adrien, el que desapareció años atrás. Camila leyó toda la información: «Sandy Hoffman fue reportado como desaparecido la mañana del seis de mayo del 2019, las fuentes dicen que él su hermano mayor de ocho años, Adrien Hoffman, fueron al bosque la noche anterior para hacer una broma de niños; Lo que el pequeño Adrien Hoffman dijo era que solo intentaba probarle a su hermano que Slenderman no era real y que no había que tener miedo, pero después de eso él se desmayó. Cuando despertó su hermano no estaba con él, lo buscó por todo el bosque pero no lo encontró. Lo único que encontró fue su linterna.» Abajo estaba la foto de un Adrien pequeño, sentado en la parte trasera de un coche, rodeado de personas y agentes policiales. Adrien tenía una manta encima de él, tenía la cara sucia y miraba a la nada. También tenía el cabello liso cayéndole por su frente. Camila lo observó con total atención al niño, dado que le llamaba la atención ver una foto de Adrien cuando estaba pequeño. Sin embargo continuó leyendo: «Los oficiales desestimaron el caso, ya que el pequeño dijo que Slenderman se lo había llevado, confesó que antes de desmayarse pudo observar una silueta alta y delgada detrás de Sandy, que en ves de manos tenía tentáculos y que en ves de rostro solo estaba la nada. Como una cara hueca. Blanco totalmente. Adrien confesó también que el hombre llevaba un traje. Adrien decía que por las noches los atormentaba y que por eso lo querían enfrentar. » Camila trató de asimilar la información, era lo que Carmen le había contado, pero leerla así y ver a esos dos niños le daba algo de intriga. Era quizás porque en el fondo sabía que era real. Continuó leyendo: «Al revisar la casa de los Hoffman, los oficiales encontraron unos dibujos en la habitación de Sandy Hoffman, dibujos que tiempo después Adrien confirmó que eran reales y que el hombre que su hermano dibujaba también» Más abajo mostraba las fotos de los dibujos que Sandy había, Camila se quedó helada y paralizada al verlos. Su respiración se entrecortó y su piel se erizó, esos dibujos eran los mismos que Bea hacia. Había un hombre alto allí, sin cara y en ves de manos tentáculos. Habían otros que decían "No. No. No" repetidas veces, también otro en la cual estaba la frase "No mires por la ventana. Habían más, en los cuales eran como "El está ahí" "te observa" "cada vez está más cerca" y así. Camila soltó el libro, como si el hecho de tocarlo ese hombre iría tras de ella, como si en ese preciso instante lo tendría detrás de ella, muy cerca. De inmediato comenzo a sentir comezón en la nuca, como un cosquilleo. Llevo su mano allí de inmediato. Su respiración era pausada e entrecortada. Tenía miedo, sentía a alguien detrás de ella, se sentía observaba. Empezó a sentir deseos de ir a un lugar y encerrarse, sintió deseos de gritar porque sabía que algo tenía detrás. Hubo silencio en la biblioteca, silencio en que solo la respiración agitada de Camila se escuchaba. Sus manos temblaban, quería ver que tenía detrás, pero recordó lo que una persona le dijo un día: Cuando sientas una presencia cerca de ti, no voltees, eso quiere que lo hagas, así te tachara como suya y será difícil que luego te dejen en paz, ¿Sabes porque? Porque se memorizan tu cara. Miran tus miedos en tus ojos, así que hagas lo que hagas, no voltees, siempre ve recto. Eso hizo, intento calmarse, convencerse de que no tenía nada detrás. Puso su vista en el libro nuevamente para lee lo último: «Tres días después de haber hecho los dibujos, Sandy Hoffman, desapareció». ¿Hace cuanto Bea había hecho los dibujos? Cerró el libro de golpe y se apresuró a ponerse de pie. Cuando giró ya no sentía nada, entonces supo de que sea lo que sea que hubiera estado allí, se fue. Al llegar a casa ya era de noche, no sabía que haber leído esos simples párrafos le llevaría toda la tarde, era extraño, pero ya habían cosas que no la asombraban más de lo que estaba. Estacionó el auto de Jesse y salió, notando que estaba estacionado el auto de Adrien. Abrió la puerta de casa con las llaves y se adentró. Notó a tres personas en la sala, sentados en los sofás, tenían una expresión seria como si algo malo hubiera sucedido. —¿Pasa algo? —inquirió ella, llamando la atención de los dos. Nicole y Adrien. —Camila, ¿estas bien? —quiso saber este, poniendo de pie. Nicole tenía a Bea en sus piernas. —Si, ¿porqué no habría de estarlo? —levantó una ceja. Nicole se puso de pie, cargando a Bea. —¿Han visto a Jesse? Necesito darle las llaves de su carro —les anuncio. Los dos guardaron silencio, mirándose entre sí. Fue entonces cuando Camila supo que algo andaba mal. —¿Me van a decir qué pasa? —se cruzó de brazos. —Jesse desapareció —fue lo que dijo Adrien—. Estoy aquí desde medio día, Bea estaba sola, así que me quedé con ella, intenté localizarla en su casa, con sus amigos pero ninguno la ha visto. Camila se tensó, mirando al piso, era obvio que algo le había pasado. Sacó su celular, dándose cuenta de que lo tenía apagado, ni siquiera sabía en qué momento se apagó, pero quizás Jesse la había intentado llamar porque habían quedado en eso. El celular encendió, dando a entender que estaba cargado. De inmediato le llegaron mensajes, tenía un buzón de voz. Marcó el número para escuchar el mensaje. —tiene un nuevo mensaje de voz —dijo la operadora. Camila puso el teléfono en altavoz, dado que era del número de Jesse—: ¡Camila! Por Dios, contesta, estoy corriendo hacia el bosque dado que Bea se escapó, no sé ni cómo se salió, lo siento tanto... —respiración—... Espera, creo que estoy viendo algo... —silencio— Oh por Dios —mas silencio—. Camila lo estoy viendo... —de ahí hay interferencia, es como si el celular hubiera sido lanzado lejos, para después solo quedar el pitido—. Mensaje finalizado. Los tres se miraron entre sí, expectantes, pero su mirada pasó a la niña que jugaba con sus muñecas. Si Bea estaba en el bosque como dice Jesse, entonces cómo logró volver aquí, y con quien.
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