Un posible peligro

2484 Words
Al volver a casa, casi me caigo para atrás de la impresión al ver a mi hermano parado al pie de las escaleras con expresión sombría. —Cielo santo, Peter —llevo una mano a mi pecho de manera dramática—. Pareces una escena de película de terror. —¿Por qué tardaste tanto? —cuestiona—. ¿Se pusieron muy feas las cosas donde los Beresford? Me mira fijamente, y aunque podría decirle cualquier cosa sobre la familia que él ya sabe y no dudaría; no veo la necesidad de mentirle al respecto, aunque sé que no le gustan ninguna de las mujeres de mis convenios sexuales. —Estaba llevando a Leilah a casa —respondo de manera escueta. —¿A quién? —frunce el ceño y luego, alza una ceja, recordando—. ¿Esa chica? Debe tener apenas la mayoría de edad. —Está en su último año de medicina —me encojo de hombros, subiendo las escaleras hasta mi habitación. Él me sigue en silencio y sé que todavía tiene algo para decir, puedo intuirlo—. ¿Por qué sigues despierto? —Me dejaste solo por ir a llevar a una de tus futuras amantes hasta su casa —dice en tono acusatorio—. ¿Desde cuándo haces ese tipo de cosas? —Hablas como si fuera un patán desalmado —expreso mientras voy sacando los botones de mi camisa—. Y nadie dijo que era una futura amante, solo le estaba haciendo un favor. —Y de seguro quieres que te lo devuelva —su tono de voz es algo burlón, aunque su expresión es fría—. Ella parece interesada en Alan, ¿ya te diste cuenta? —Todo el que tiene ojos podría —respondo de manera seria—. Tampoco es que la quiera para casarme con ella, sabes perfectamente cómo va a terminar esto si llegara a empezar. —¿Como Jennifer? —dice insinuante y resoplo fastidiado. —¿Por qué la sacas nuevamente a colación? No quiero que lo hagas. Olvídala, Peter —me vuelvo a él con el ceño fruncido—. ¿O es que has comenzado a obsesionarte? —¿Yo? —suelta una risita y estrecho los ojos—. Bien, quizás lo esté un poco, pero no por la razón que piensas, es solo que creo que esa niña es un error. —Esa niña me atrae bastante —digo pensativo, acariciando mi labio con el dedo al pensar en ese beso—. Solo quiero saber qué está dispuesta a hacer, es obvio que también le atraigo. —Esto me huele a complicaciones, Evan. —Y a mí a que estás celoso —digo para burlarme, pero su gesto se ensombrece—. No va a ocurrir nada malo. Además, primero debo saber si va a aceptar mi propuesta. —Pues ojalá que no lo haga, para mí es otra Jen… —se detiene cuando alzo una ceja—, otra loca obsesiva. Créeme, tiene el perfil y no la va a salvar que esté dizque enamorada de Alan. —¿Crees que lo esté? —estrecho los ojos. —Solo le falta acostarse en el suelo para que él camine —expresa con desagrado—. No sé por qué te atrae ella, la verdad. No niego que es muy bonita, pero alguien que tiene casi una década enamorada de alguien que no le corresponde, a la fuerza es porque no está bien de la cabeza. —No creo que sea por eso, Peter —cuestiono, poniendo los ojos en blanco. —¿Lo sabías entonces? —me mira incrédulo. —Pues pensé que era una amiga de la universidad o algo así, pero Rick me aclaró que es amiga de la familia desde hace años y que incluso estuvimos en la misma celebración —me encojo de hombros—. ¿Quién te dijo a ti que se conocen desde hace tanto? —¿Por qué de pronto estás tan interesado en ella? —Peter me mira con gesto de sospecha, sin siquiera responder a mi pregunta—. Mira que incluso acudir a Rick… —¿Tengo que explicarlo con manzanas? Ella me atrae —digo confiado, consciente de que no es explicación suficiente para él—. No recuerdo haberla visto antes, es todo. Y no me respondiste la pregunta, Peter. —Fue Rick también —admite de manera escueta y me vuelvo a él con el ceño fruncido—. Vi las miraditas que le echabas y ella a ti. ¿Acaso crees que soy ciego? —Era una de las chicas más bellas del salón esa noche, ¿por qué no habría de mirarla? —me encojo de hombros—. Ni siquiera noté que ella también me miraba. —¿En serio? Pues parecía que la atracción era mutua —se mofa con ironía—. Parece estar enamorada de Alan, y aún así parece que disfruta lanzarle miradas a su profesor de la universidad. —Mirar no es un pecado, Peter —me limito a decir. —Por la forma en que la mirabas, parecías querer desnudarle algo más que el cuerpo —dice con una ceja alzada y casi me burlo por su comentario, aunque más bien me causan curiosidad. —Te equivocas, Pete. Unos incómodos segundos de silencio se hacen presentes, mientras mi hermano me mira largamente de manera fija y yo finjo concentrarme en el lavado de mis dientes, aunque mi cabeza continúa dándole vueltas al asunto una y otra vez. —Esa mujer es un peligro, Evan —dice mi hermano, sacudiendo la cabeza con reprobación—. Ni siquiera deberías intentar tener un dichoso convenio tuyo con ella, créeme cuando te digo que es una complicación. Peter parece convencido de que ella va a ser una complicación, y pese a que más de una vez ha cuestionado mis elecciones de mujeres para continuar con mi estilo de vida, jamás había estado tan reacio con una. Quiero atribuir a que lo que pasó con Jennifer y terminó en un escándalo difícil de reparar, sea el verdadero motivo y no uno más perturbador. —Yo creo que exageras —me encojo de hombros, terminando mi aseo—. No va a pasar nada de lo que auguras y si acaso hay algo mal con su cabeza, entonces debería recomendarle a un colega psiquiatra, ¿de acuerdo? Mi hermano resopla y camina hasta su habitación para finalmente irse a dormir. No pasa mucho rato cuando lo escucho decir un "buenas noches" y cerrar la puerta de su habitación. No sé qué cosa pasa por la mente de Leilah, ni siquiera sé todavía si está dispuesta a aceptar mi propuesta, pero estoy seguro de que puedo averiguarlo pronto. En realidad quiero saberlo desde ya, pero voy a parecer desesperado si la busco tan pronto, tengo que dejar que sus ideas se aclaren. Quizás si la presiono, lograré más bien lo opuesto a lo que quiero de ella. "Santo cielo, esa chica debe estar en mi cama. Quizás así logre apartar esta estúpida fijación de mi cabeza." *** Alan "Leilah, lamento no haber podido…" "Leilah, lamento lo que ocurrió…" Resoplo al ver los mensajes y lo borro completamente, sacudiendo la cabeza con reprobación. ¿Qué voy a decirle? ¿Que mis padres casi inician la tercera guerra mundial por culpa de aquella mujer? ¿Que Rick casi golpea a mi padre y mi familia se desmorona por culpa de una simple cazafortunas? De seguro no va a aprobar algo así, porque a pesar de que quiero a mi hermano, creo que esa chica no es la indicada para él. Y no es porque sea pobre, sino porque pienso que mi padre tiene razón y solo está con Rick por mero interés. —Y a Leilah parece que le cayó bien —espeto de mal humor, masajeando mis sienes. Veo sus mensajes manifestando su preocupación y no puedo evitar hacer una mueca de incomodidad. Siempre está tan pendiente de lo que me ocurre, tan servicial, que llega a hacerme sentir culpable porque sé las razones de su interés y comportamiento, aunque no soy capaz de dar el siguiente paso a mi resolución. No sé para qué intento disculparme, ni siquiera sé lo que me ocurre últimamente. Quizás tiene que ver con el hecho de haber vuelto a California y verla luego de tanto… "No es posible que realmente lo estés considerando, Alan" ataca la metiche voz en mi cabeza. Siempre me había mantenido reacio a acercarme a ella a causa de nuestra amistad, pero al verla en el restaurante sentí algo extraño… Leilah había crecido bastante, sus facciones siempre fueron bonitas, pero ahora que está mayor… No quiero despertar otras sensaciones en mí, primero tengo que aclarar en mi mente por qué no he dejado de darle vueltas a su mirada en la fiesta, en la forma que tomó mi mano, al hecho de que se haya ido siquiera avisarme. ¿Se fue sola o con alguien más? ¿Con quién se iría? Quiero preguntarle, deseo saber y eso me hace sentir mareado y confuso. ¿Por qué de pronto quiero saberlo? "Es producto de mi ego nada más," me digo para acallar mi conciencia. No es posible que sea algo más y si lo es, ¿qué me garantiza que todo no va a terminar como un desastre irreparable? El miedo me paraliza, no quiero arruinarlo todo si esto es solamente un maldito capricho. Mis padres aprecian a Leilah de verdad, pero temo que eso puede cambiar si expreso algún interés en ella más allá de nuestra amistad. Además, es hermana de Neil y ya sé cómo acabaría todo esto si algo entre nosotros no funciona. —Ya se le pasará —murmuro, tratando de deshacerme del sentimiento de culpa que punza mi pecho—. Neil no se opone, pero creo que Kristen… Salgo de mis pensamientos porque me llega un mensaje de Neil, de que va a ir a la universidad donde estudia su hermana. Sé que va porque está algo interesado en esa chica amiga de Leilah, aunque ella parece bastante retraída y tímida, cosa que me parece irritante, pero al rubio no parece importarle. Mi teléfono suena y es justamente un mensaje de mi ex. "Quiero verte. Es algo importante, Alan. ¿Podemos vernos?" "Claro, dime la hora y el lugar" le respondo rápidamente. Dejo en visto los mensajes de Leilah y sacudo la cabeza, sacando eso de mi mente y diciéndome que no vale la pena agobiarme por algo así justo ahora, cuando no tengo una respuesta clara que dar. Quizás las cosas con Kristen resulten, todo lo que pasó fue por el calor del momento y ella realmente le agrada a mis padres. Siento que con Leilah piso un campo minado y no tengo la confianza para ver nuestra amistad arruinada solo por un capricho del momento. "Luego te escribo, Leilah. De todas maneras, tú siempre estás para mí no importa lo que pase" pienso con una sonrisa, guardando mi celular. *** Evan —Mis padres no están, pero si quieres puedes pasar un rato y tomar algo —me ofrece el mayor de los Beresford con amabilidad. La verdad es que me había presentado sin avisar y solo era para saber cómo seguían las cosas luego del altercado familiar. Incluso me sorprende ver a Rick en casa, pero este tiene unas pequeñas ojeras bajo sus ojos. Se acerca para darme una copa y además, a preguntarme sobre mi hermano. —Estamos bien, más bien yo iba a hacerte esa pregunta —digo rascando mi nuca, porque su expresión se ensombrece un poco. —Solo vine a recoger el resto de mis cosas —aclara, señalando un equipaje a un lado del sofá—. Sabía que ellos no estarían, así que aproveché para irme sin necesidad de iniciar otro altercado. —¿Y tú novia…? —Bastante mal, incluso quería terminar con nuestra relación —dice con voz afectada y creo que está abriéndose demasiado conmigo, me hace sentir bastante incómodo—. A duras penas pude convencerla de que podemos superar todo esto. Me siento mal por él, Rick siempre ha demostrado inteligencia y coraje, fue el número uno de su clase y tiene mejor carácter del que tendrían Alan y Elton juntos algún día. —Tu padre es una persona difícil y lo sabes —busco las palabras adecuadas, aunque siempre he sido un mal consejero respecto al carácter de Elton—. Si estás seguro con esa chica, entonces no desistas en luchar por lo que quieres. Tu padre va a terminar por aceptarlo, ya verás. —Quizás nunca lo acepte —murmura pensativo—, pero si no lo hace, entonces seguiré adelante, aunque sea difícil estar sin su apoyo, y no me refiero al económico. Me sorprende agradablemente su resolución, siempre me ha parecido que Elton quiere seguir controlando a sus hijos como si fueran un par de marionetas. Si hubiera tenido una hija, de seguro le habría arreglado un matrimonio con un importante empresario. —Admiro tu valor, sabes que puedes contar conmigo para lo que necesites, Rick —coloco una mano sobre su hombro y me mira agradecido. —En verdad es muy buen amigo, doctor Roberts —dice con media sonrisa—. No tiene idea de lo que he pasado… —Te he dicho que puedes llamarme Evan —de pronto me siento hasta solidario con él, se nota bastante afectado por lo que está pasando y no es para menos. —Sabe que le comenté a Alan sobre lo de Leilah —dice de manera pensativa y no puedo evitar fruncir el ceño por su sinceridad—. Sabíamos de los sentimientos de ella desde hace rato, y aunque le pregunté si acaso se sentía atraído por ella al menos un poco, lo negó rotundamente. “Entonces lo sigue negando”, pienso, sin entender del todo por qué me causa satisfacción, pero lo dejo estar. No parece tener sospechas de que me ha dado la información que quería sin siquiera pedírsela, Rick habla sin malicia y parece que piensa que Leilah es una buena opción para su hermano. Me pregunto si sus padres pensarán igual. “Quizás sea una complicación, pero ellos no son nada. ¿Por qué habrían de oponerse?” —Creo que ya tengo que irme… —hago ademán de levantarme, sumido en mis pensamientos. —¿No va a esperar a mis padres? —cuestiona y niego, aunque no tengo una excusa real para irme justo ahora, mi celular comienza a sonar y veo que es del hospital. —Creo que no será posible, tengo trabajo que hacer —digo y me despido, antes de responder la llamada que parece urgente.
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