Me va a odiar, Gabriel me va a odiar cuando se entere de Gaby; le he quitado veintitrés meses de disfrutar a su hija, aunque fue su culpa. ¡Diablos! Ahora sí estoy metida en problemas, este hombre va a ser como volcán en erupción, se llevará todo a su paso incluyéndome.
- Lucia...
- Seler, por fin llega.
- Disculpe la tardanza, pero estaba resolviendo unos asuntos.
- Lo sé, yo fui quien llamo de improvisto. Dígame qué tiene lo que le pedí necesito aclarar mis problemas y no puedo sin esas respuestas.
- Les tengo unas otras no, pero las estoy resolviendo. Primero que nada, sobre Lucrecia el niño - ya me sé ese tema - el niño no tiene un registro de nacimiento en ningún hospital, ni fue presentado en el país. Sin embargo, ella pasó encerrada unos meses en Londres con su hermana, y su madre que iba a visitarla.
No sabía que Lucrecia tuviera una hermana, ¿será que el niño es de ella?, pero dijo que no sabía quién era su madre.
- Un día apareció de nuevo en la sociedad con el niño en sus brazos, lo extraño es que el niño comparte con dos hombres entre ellos su esposo quien es...
- ¿El padre del niño? - afirma - ya comprobé que no lo es, y por lo que veo tú tampoco lo sabes, rayos.
- Lo siento, buscaré más información sobre eso.
- Te lo agradecería, es por el bien de ese niño.
- Con respecto a su suegra, fue Alaska por una fundación, pero no fue sola, una joven fue con ella - debe ser Sabrina, pero no creo que hayas sido casualidad - duro dos días en el país y retorno a Alemania.
- Había ido al hospital donde estaba hospitalizada.
- La fundación o donativo se hizo en ese hospital, aunque no está registrado a ninguna fundación de la familia Ziegermman, pero si de una amiga, la familia Hanz.
- Los padres de Lucrecia.
- En cuanto a la señorita Gómez - Emilia - nació el 10 de marzo, tiene 34 años - la misma edad de Gabriel – estudio...
- Trivialidades, eso lo leo después dame prioridades.
- A ver, estudio en BBIS Berlin Brandenburg International School - no me extraña - al igual que el señor Gabriel, pero no hubo gran contacto entre ellos hasta que llegaron a la universidad donde empezaron a salir, aunque no eran novios oficiales se decían que eran parejas.
Ella estudia en leyes y obviamente el señor en su área, es amiga de la señora Sabrina; una vez que terminaron la universidad la señora se mudó a Italia, Roma hacer una maestría. El señor iba a visitarla anualmente la última vez que la vio fue hace tres años y medio - después de casarnos. - antes que se mudará a Alemania.
- ¿Se han visto todo este tiempo? - no te ha engañado Lucia, no pienses mal.
- Sí señora, una vez llegó Alemania se hospedó en el Golden Teen Z y después en el departamento de usted.
- ¿Amistades?
- Se mueve en grandes círculos, ha tenido tres novios formales, pero han terminado porque la señorita no da el paso a la boda - pero viene por el mío - Tres años después de graduada fundo su propio bufete con ayuda de su familia es una gran abogada.
- Lo es, pero no le quita lo... Ligera que es con lo ajeno.
- Va terapia con el psicólogo desde los quince años.
- Espera, psicólogo ¿Por qué?
- Aún no sé, pero estoy averiguando.
- ¿Va a un psiquiatra o psicólogo aquí?
- Si, se atiende en el Cardiólogy hospital, pero en el área de psiquiatría.
De ahí debió hacer el contacto con el bioanalista, ¿Y si es el mismo con el que yo mandé hacer la prueba? No creo ¡Dios dame luz!
- Está mujer tiene una conducta intachable, buenos amigos, es amable y de buena familia, además de nadie la odia excepto los que ha enviado a la cárcel.
- Una santa que pondremos en la iglesia - digo con sarcasmo - ¿te cae bien?
- No la conozco para decirle eso, pero no confío, nadie con su reputación se lleva bien con el mundo sin tener enemigos.
- ¿Hay algo más?
- Emilia ha visitado la cárcel, pero no ve a nadie - Melina - habla con el supervisor y se retira, también se le ha visto por el departamento de Lucrecia Hanz en los últimos meses, pero no dura mucho y sale sola.
Conociéndolas seguro planean como envenenarme.
- Descubres cosas interesantes, pero necesito algo concreto ¿Está loca o Lucrecia no conocen a alguien que sea bioanalista en el Cardiólogy hospital?
- No sabría decirle, pero estoy en investigación. Otro asunto es que la he visto visitando el barrio Mitte, un caballero Erick...
- ¿Erick? Sabía que entre esos dos sucede algo. Necesito saber que sucede entre ellos.
- Me imaginé que lo preguntaría así que me adelante, sé que debe saber quién es porque es amigo de su esposo. Él también la ha visto en Italia con y sin el señor, la última vez fue hace tres años casi cuatro antes de mudarse a Alemania.
- ¿Se ven con mucha frecuencia?
- Ella asiste a su restaurante casi todos los días, pero si cruzan dos o tres palabras es demasiado cuando lo visita en su casa dura tiempo, pero ahí si se me dificulta saber.
- Está bien, esa información si me interesa sigue investigando. Debo irme.
Me retiro y esto es nuevo, pero no inesperado, Gabriel seguía visitando a Emilia antes y después de casados. Lucrecia tiene una hermana, mi suegra no mintió cuando dijo que fue por una fundación a Alaska y Emilia y Erick se ven. Demasiada información que interpretar.
Suena mi teléfono y es un mensaje de mi madre.
"Ven a casa urgente, tengo un problema de 30 kilos que necesita tu presencia ahora".
¿De qué rayos hablará mi madre? - tengo dos llamadas de Benjamín, no respondo y le envió un mensaje de Gabriel.
"Espero te estés portando bien". - pasan unos minutos y nada de respuesta, debe estar ocupado.
Llegó a casa, preocupada y veo a mi madre.
- ¿Qué clase de mensaje es ese? Que necesita mi presencia que tú no puedes resolver.
- Ve a ver a la habitación de tu hija.
- ¿Qué hizo ahora? - salgo corriendo a su habitación y veo a Santiaguito jugando con Gaby. - ¡Rayos debo estar soñando!
- No lo haces, llegó tocando la puerta con ese carácter educado de los Ziegermman y la vio. No sé qué hacer
- Mamá, la conoce ¿le dijiste quién era?
- Tienes ocho o nueve años ¿cómo le diré eso?
- ¡Tía! - corre a mí y lo abrazo.
- Mi príncipe, ¿qué haces aquí?
- Vine hablar contigo y pedirte ayuda, pero me encontré con ella – señala a mi hija nos mira con el ceño fruncido y se acerca a mí.
- ¡Mía! - empuja a Santiago como puede para que deje de abrazarme.
- No, ella es mía - le responde Santiago, Gaby se pone el medio de los dos y mamá se ríe.
- ¡No! - me abraza las piernas mientras mira molesta a Santi - mamá mía.
- Tía dile que tú eres mía - Gaby lo empuja, pero ¿qué le pasa a esta niña si nunca ha sido así?
- Eso si no sé si lo saco al padre o a la madre - se burla mi madre.
- No es gracioso, a ver los dos se quedan quietos usted señorita esa no es la actitud - aún lo mira con el ceño fruncido - yo soy de los dos.
Gaby se voltea a verme con sus ojitos abiertos luego mira a mi mamá se va con ella, sacándome la lengua.
- Eso no sé hace, señorita - entierra su carita entre las piernas de mi madre y ella se ríe.
- Mamá tonta.
- Mira niña…
- Mejor me la llevo tú encárgate este sobrino sorpresivo. – dice mi madre cargando a Gaby.
Observó a Santiago quien mira a mi milagro con seriedad.
- Santiago, mi príncipe ¿Cómo y que haces aquí?
Se sienta en la cama y voy con él.
- Tía, tú y mi tío están enojados y te fuiste por mucho tiempo; papá y mamá se han peleado y papá se fue.
- Príncipe son casos diferentes.
- No lo es, soy niño, pero no tonto; cuando los adultos se pelean siempre hay una que se va, no quiero que mis papás se separen como mi tío y tú.
- A ver mi campeón, tu tío y yo estamos un poquito molestos, pero estamos tratando de resolverlo, ahora tus papás se aman mucho y los aman a ustedes pase lo que pase con ellos jamás los va a abandonar.
- Mamá está muy molesta con papá - pone su carita triste.
- Cuando nos molestamos con alguien a veces queremos separarnos un poco de ellos hasta calmarnos para evitar que empeoren las cosas, tus papás decidieron mantener un poco la distancia, pero van a volver.
- Mamá no me dejó ir a verlo ayer, me castigo. Tú siempre resuelves los problemas ¿los puedes ayudar?
- Tu tío y yo estamos en eso, pero tu jovencito tienes que cuidar a tu mamá y a Sofía, porque si tu papá no está en casa ¿quién las cuidas?
- ¿Quién cuida a mi papá? Los hombres deben apoyarse.
- Campeón deja que esto lo resuelvan los grandes, todo va a estar bien te lo aseguro.
Me abraza muy fuerte, estás locas no le importan el daño que hacen, las quiero matar.
- Señorito una pregunta ¿Cómo llegaste? - me quita la mirada y ve a todos lados - ¿Te escapaste de casa otra vez?
- Tía no me regañes solo quiero que mis papás estén bien.
- Vamos a llamarlos porque deben estar preocupados.
- No saben que me fui de casa - que ingenuo - tía, mamá se molestará mucho.
- Pero está asustada, ¿quieres verla asustada? - niega.
- Pero no quiero que me regañen más, no quiero estar en casa con las personas del servicio, mamá está muy triste y papá no está Sara y yo estamos solos ¿Me puedo quedar con la abuela Esther, contigo y la niña bonita?
- ¿La niña bonita? - afirma - vamos a llamar a tus padres primer y luego veremos eso.
- Tía, ¿esa niña es mi prima?
- ¿De dónde sacas eso?
- Te dijo mamá, se parece a mi tío y tengo nueve años, no soy tonto.
- Yo sé que eres un niño muy inteligente. Ve a jugar con ella mientras yo hablo con tus padres.
Decido llamar a Sebastián porque conociendo a los Ziegermman nadie los va a controlar.
- ¡Lucia! ¿Qué sucede? Ahora no te puede atender estoy resolviendo un problema.
- ¿El problema es un niño de 30 kilos perdido?
- No precisamente, ¿De qué hablas?
- Hablo de que tengo a Santiago en mi casa que se escapó a buscarte.
- ¡¿Qué?! Eso explica las llamadas de Sabrina.
- Sebastián...- escucho la voz de una mujer.
- ¡Haz silencio! Y siéntate - le dice Sebastián a quien sea con quién esté.
- ¿Estás con una de las víboras?
- Sí, cuídalo yo llamo a Sabrina y voy para allá.
- Sí que estás molesto, no te había escuchado así.
- No tienes idea. - cuelgo y lo dejo resolver su dilema.
Estoy en la sala y veo a Gaby y Santi jugar, se ven precioso.
- Otro que sabe el secreto, este no va a ser discreto como el resto.
- Si mamá ya sé que se lo debo decir a Gabriel.
- ¿Te reconciliaste con él?
- No y si, mamá quiero volver con él, quiero que conozca a Gaby como su hija que la ame, pero su madre y las víboras están rondando, no me quiero arriesgar a que sepan de ella y le hagan daño.
- Además de que no te quieres enfrentar al mal genio que tiene el niño progenitor cuando se entere de que le has ocultado a su retoño por casi dos años. - por eso es mi madre porque me conoce bien.
- Estamos bien ahora, resolveremos esto junto y en un momento oportuno le diré lo de Gaby.
- Estás dando alargas a este asunto y te vas a quemar.
- Gabriel quiere que volvamos a la casa, pero no estoy ni lista ni segura de que sea buena idea.
- Yo como tú saldría corriendo con mi bombón de marido, pero tienes razón con lo de la bruja que tienes por suegra.
- Debo resolver un asunto ¿te quedas con ellos?
- Claro, oye creo que debes ir preparando a tu princesa de que debe compartir a mamá y papá con sus primos porque ya la viste como reaccionó.
- No conocía los dotes de celos en mi hija.
- Nunca te ha visto cariñosa con otros niños, imagina cuando estés con Sara.
Suena mi teléfono es Sabrina.
- Hola ¿cómo estás?
- Tú qué crees, mi hijo se escapa de casa y en vez de llamarme, llamas a Sebastián.
- Por eso lo llamé a él, es más calmado que tú y sabe cómo calmarte para que hablen con él. No quiere regresar a casa, se quiere quedar aquí hasta que ustedes regresen.
- Me va a matar de un infarto - me río.
- Solo quiere a sus padres juntos, mejor resuelvan las cosas y luego vienen hablar con él.
- Estaba muy ocupado, por lo que escuche.
- Alguien de los dos tiene que poner un alto a esa desgraciada víbora ¿No te parece?
- Ya no sé ni que pensar.
- Te entiendo, yo estoy como tú, resolviendo el nido de víboras en el que estoy.
- Y mi madre es parte de él - me quedo callada y la escucho respirar - no me cabe en la cabeza que supiera dónde estabas y no se lo dijera a Gabriel incluso después del accidente. - cierto.
- ¿Sabes que fue lo que sucedió? Le pregunté a Gabriel, pero solo dice que fue eso, un accidente.
- No hay mucho que decir, estaba manejando y se estrelló, solo fue un susto, pero pensamos que se iba a morir porque estuvo una semana en coma del golpe que recibió.
- Me hubiera gustado estar ahí - aunque tampoco podía porque yo estaba en coma por traer a su hija al mundo.
- Ya estás aquí que es lo importante.
- Tengo que irme, trata de resolver los problemas con Sebastián no te preocupes por Santiago aquí está bien cuidado con mi madre y su prima.
- ¿Ya la conoce? ¿Cómo lo tomo?
- ¿Mi hija? Celosa como el padre y mi sobrino inteligente como el suyo.
- Me imagino como lo tomara Sara- eso sí va a ser celos - te dejo.
Miro a mi sobrino y a mi milagro, pienso que se me está acabando el tiempo, debo decirle a Gabriel lo que sucede. Suena el timbre, seguro es Sebastián, pero es muy rápido.
- Benjamín.
- Hola, Lucia, disculpa que te moleste, pero quería hablar contigo y no me has contestado.
- Sí, he visto las llamadas es que estado algo ocupada – mira a la sal y ve como mi sobrino y mi hija lo ven molesto.
- Tienes visitas. Hola, niño. – mi hija le saca la lengua y Santiago se acerca – Hola hombrecito.
- Hola, Santiago Duarte, soy el hombre de mi tía cuando mi tío no está ¿Qué necesita?
- Santiago – lo regaño – compórtate.
- Solo le estoy preguntando que desea tía, a mi tío no le gusta que estés a solas con otros hombres excepto mi papá o mi abuelo, usted no es ninguno.
- Ya veo que Gabriel lo tiene bien adiestrado.
- ¡Papá mío! – grita Gaby y al verla le vuelve a sacar la lengua.
- Santiago ve con Gaby.
- Pero tía…
- Obedece.
- Está bien, pero a mi tío no le va a gustar y te meteras en problemas, después no diga que no se lo dije – habla con Benjamín y se va con Gaby.
Pasaos al comedor mientras vemos a los niños en la sala.
- Lo siento por eso, pero Santiago es celoso.
- Me imagino que es el hijo de Sebastián.
- Así es, un niño muy inteligente.
- Quería disculparme ante todo por la prensa, no imagine que pasaría eso; solo quería molestar a Gabriel y besarte otra vez, pero no pensé en el daño que causaría.
- No fue tu culpa, sino de alguien más, pero Gabriel sabe lo que realmente sucedió y ya se encargó de eso.
- Me alegra, no quisiera que tuvieras problemas por mi culpa; que dejáramos de ser amigos.
- Somos colegas y amigos, no pretendo que por chisme eso cambié, pero como te dije debe haber límites y lo que sucedió no puede volver a suceder.
- Lo entendí, solo quiero que estemos bien.
- Estamos bien.
- Niño Benja, aquí le traigo un cafecito para que no pierda la costumbre – nos interrumpe mi madre.
- Me estoy acostumbrando tanto a su café que cuando regrese a Argentina, lo voy a extraña.
- No diga eso – nos reímos.
Vuelve a sonar el timbre y es mi suegro.
- Abuelo – sale corriendo Santiago y luego mi hija con sus brazos abiertos.
- Miren que sorpresa, campeón ¿qué haces aquí? – carga a mi hija y nos ve.
- Benjamín te presento al señor Gabriel Ziegermman, mi suegro. Benjamín es un colega, amigo y cliente de Gabriel. - le aclaro.
- Mucho gusto.
- Yo le dije que a mi tío no le va a dar gusto que esté con mi tía, pero yo la estoy cuidando abuelo. – responde Sebastián.
- Yo – interviene mi hija señalándose.
- Esta princesa cada día está más hermosa y grande. ¿Cómo está, doña Esther?
- Muy bien MísterZ, siéntese estamos tomando café.
- Ya olí, y no puedo decir que no a esa exquisitez.
Mi suegro habló un rato con Benjamín y al irse pregunto las razones de que Santiago está en casa, se les explicó y no le agrado nada.
- Suegro, Sebastián y Sabrina quedaron en venir por él.
- No es necesario, yo lo llevo a casa y compartimos un rato de hombre a hombre ¿verdad, caballero?
- Si abuelo, pero yo quiero quedarme con mi tía y mi prima hasta que mi papá vuelva a la casa.
- Ya hablamos de eso Santiago – le digo – quiere hacer huelga. – le digo a mi suegro con broma.
- No es para menos, ya lo llevo yo, llamaré a Sabrina.
- Yo debo irme, mamá te dejo con estos dos señoritos y mi suegro, que gusto verlo.
- Lo mismo digo, cuídate, hija.
Bueno ahora vamos a resolver este pequeño asunto de una vez por todas.