Hace mucho que no me a despertaba tan bien, aunque no dormí mucho sentí que descansé, es bueno tenerla de regreso, pero es hora de poner algunas cosas en su lugar.
- Señor - escucho a Nicandro y antes de que entre llegó hasta la puerta.
- Buenos días, baja la voz. La próxima avisas antes de entrar. - por mucha confianza que tenga no voy a dejar que vea a mi mujer desnuda.
- No pensaba entrar señor ni siquiera me dejo llegar a la puerta. – es cierto.
- ¿Qué sucede?
- Lo que solicitó ya está listo.
- ¿Tan pronto? - afirma.
- Gabriel ... marinero... - escucho a Lucia.
- Muy bien prepara el coche que salimos dentro de un rato a la oficina. - le digo a Nicandro y vuelvo a la cama con mi sirena.
- Estas muy guapo - dice somnolienta, besó su espalda mientras acarició sus piernas, esta mujer es una tentación. - ¿por qué estás vestido?
- Yo siempre he sido muy guapo, y hay que ir a trabajar no puedo ir desnudo.
- Sería un gran espectáculo, pero hay muchas mujeres que te desearía, mucho más de lo que ya lo hacen y eso no está permitido - cierra sus ojos.
- Dile a tu mamá que puede venir a la casa - se da vuelta mirándome sorprendida - este es tu lugar.
- Gabriel habíamos hablado de esto.
- Lucía quiero que vuelvas a casa, que estés conmigo y eso no está en discusión.
- Marinero es muy temprano para discutir.
- Y no vamos a hacerlo por eso vas a hacer lo que te pido - le doy un beso - sigue durmiendo.
- ¿Sigo durmiendo cuando me estás dando una orden? Odio que me ordenen.
- No lo mires como una orden sino una petición. - la observó - ¿Que tengo?
- Nada solo pensaba, ¿Cómo te hiciste esa herida?
- ¿Qué herida?
- La que tienes un poco más abajo del pubis, es muy pequeña pero ahí está.
La veo nerviosa y vuelve a la almohada - No sé de qué herida hablas.
- Es muy pequeña, casi no se nota, pero ahí está, no es fácil hacerse una herida en esa zona.
- Mm no me he dado cuenta.
- ¿Por qué estás nerviosa?
- No lo estoy, es que hay muchas cosas que procesar en las últimas veinticuatro horas.
- No vayas hacer estupideces el día de hoy. - no le creo nada.
- Lo mismo te digo yo a ti no vayas hacer algo estúpido – hace pucheros - ¿por qué te tienes que ir a trabajar?
- Porque ayer tenía asuntos pendientes y no me dejaste terminarlos.
- Estuviste todo el día perdido como dices que fui yo quien no te dejo hacer tu trabajo. - me encanta verla así, despeinada, tranquila y en mi cama.
- ¿Por qué pusiste a José a cuidar a mi suegra?
- ¿Te molesta?
- Era el único fiel a mí y ya lo atrapaste.
- En mi defensa está vez no fui yo, ¿Quieres que te lo devuelva?
- Si no fuiste tu ¿quién? ¿mi suegra? No lo creo odia los guardaespaldas como tú.
- Quédate un rato conmigo - me atrapa en sus brazos - si sales de aquí algo puede arruinar nuestra felicidad.
- Me encantaría y lo sabes, pero debo resolver algunos asuntos - incluyéndote - pero está noche te doy otra dosis de mí.
Aparta su cara y me suelta - no voy a regresar todavía Gabo.
- Lucia no me desesperes, estoy teniendo una buena mañana.
- Entiende que... - la beso, saboreando la con ganas y cuando está deseosa por mi sufro, pero lo hago, me aparto. - aaaahhhsss. Siento que te odio.
- Está noche termino - le guiño un ojo - si quieres.
Al bajar veo a Anna con mi ropa y la de Lucia viniendo de la sala de deporte.
- Buen día Anna – me sonríe
- Muy buen día señor ¿va a desayunar o esperar a la señora?
- No preguntaré como sabe que la señora está aquí y esto es mío - agarro el chaleco de anoche y saco la memoria del bolsillo.
- La casa está un poco desordenada, cosa que nunca había pasado en dos años. - sonrió.
- La señora esta dormida desayunare afuera y por favor limpia la habitación de mi suegra para que se alisté.
- ¿Solo la de su suegra? - la miro sin entender su pregunta – limpiare la habitación de la señora Esther.
No tengo ganas de que nadie me arruine el día.
- ¿Vamos a la oficina señor?
- No, vamos a ver a mi hermana luego hacemos la vuelta que está lista.
- Si señor.
-*-
- Tío, tío me viniste a ver - sale mi princesa abrazarme.
- Por supuesto, si tú eres la dueña de mi corazón, pero no sé lo digas a tu tía.
- No, es un secreto.
- Ahí estás robándome a mi hija cuando tienes el tuyo.
- No es momento de mencionar eso Sabrina, hay muchas cosas que hablar. ¿Tu cómo estás?
- Está triste porque papá está bravo con ella. - menciona mi princesa.
- ¡Sara! - me abraza tratando de que la proteja.
- ¿Y tú hermano?
- Está en su cuarto haciendo tareas y castigado.
- ¿Que hizo ahora?
- Se escapó de casa para buscar a mi papá, pero mamá lo encontró y lo castigo.
- Estás muy habladora, señorita. Ve adentro - la regaña mi hermana y se ve molesta.
- Ya no los puedes engañar como antes.
- No. Ya han crecido, son inteligentes y adoran a su papá. Te esperaba ayer.
- Se me cruzo alguien en el camino que no pude rechazar.
- Lucia ...- sonrió - es la única que te hace cambiar tus planes y más si es dejar plantada a tu hermana favorita. ¿Se arreglaron?
- Si y no, hay muchas cosas que todavía no están claras.
- Lo conseguirás, se aman.
- ¿Ahora la apoyas?
- Se que cree que le fuiste infiel y ahora sé lo que sintió no la puedo culpar por eso además Sebastián me dijo que tú algo tenías de culpa, cuando te hirieron estaba muy mal y preocupada.
- ¿Mucho?
- Te ama, lo sé. Emilia le dijo que eran amantes desde antes que se fuera, yo misma la escuché - Emilia otra vez - la consideraba una amiga, siempre mantuvo su límite, pero ahora está metida en todo.
- Según Lucia y Sebastián siempre lo ha estado.
- Debes ponerle un alto.
- Ya hablaré con ella. Vengo hablar contigo sobre Sebastián.
- No es un tema que deseo hablar, me engaño, tengo el alma hecha pedazos, es algo que no me esperaba de él.
- No te ha engañado tarada.
- Yo los vi Gabriel - nos sentamos en su jardín mientras contempló el paisaje y me cuenta lo sucedido. - quise hacerte caso, fui a verlo para arreglar las cosas, mi sorpresa: encontrarme con su amante en toalla en la habitación, y antes que digas algo vi su ropa y él estaba en la ducha.
- ¿Lo viste en la ducha?
- No, pero sé que está ahí. Sentí que iba a morir, tenía que salir antes que me destrozara, un gusto que no les iba a dar, aunque lo esté, aunque creo debí matarlos a los dos en ese momento.
- En vez de destrozada pareces furiosa.
- Lo estoy, lo peor es que cuando lo enfrente no dijo nada se quedó callado viéndome tranquilo como si no estuviera pasando nada, me pasó por un lado y se fue con Lucia.
- ¿Con Lucia? Otra vez, estos dos parecen siameses ahora, dónde está uno está el otro. - digo molesto.
- Salían de cada de mi mamá, según ella fueron a reclamarle una estupidez. Culpa a Lucía porque papá la dejo ¿Lo sabías?
- Me enteré ayer de que se había ido de casa y la culpa no es de Lucia si no de ella misma.
- No me quiso contar.
- No puede, se descubriría; ella ayudo a que Lucia se fuera del país y sabia dónde estaba todo este tiempo – me mira sorprendida - pero estamos hablando de Sebastián. Sabrina se con propiedad que Sebas no te fue infiel...
- Gabriel…
- Primero porque la habitación de hotel la comparte con mi papá y no creo que sea tarado para llevar a su "supuesta amante" a la misma habitación para que papá lo descubra y segundo porque esa noche estaba con papá, mi padrino y Erick en su casa.
- Mientes...
- ¿Por qué lo haría? El mismo Erick me lo dijo cuando vi su cara de trasnochado.
- Si fue así ¿por qué Sebastián no me aclaro nada y dejo que pensará que me engaño?
- Porque somos unos tarados, yo dejé que Lu pensara que le era infiel con Emilia, aunque en ese momento yo no sabía que nos había visto en la cama.
- ¿Que? - me golpea - ¿si la engañaste? Y yo defendiéndote, eres un mujeriego, idiota, tarado, no te las mereces.
- ¡Ya! Deja de pelearme. No le fui infiel, ella cree que sí, porque algo hizo mi madre y Emilia para hacerle creer eso.
- ¿Mi madre? No puede haberse metido otra vez entre ustedes, aprendió la lección con Lucrecia.
- Al parecer no lo hizo, cenaré está noche con ella.
- No tengo ganas de ver a mi madre para serte sincera, cada vez que la veo termino peor.
- Algo me dice que nuestros amores no regresarán con nosotros por culpa de nuestra madre querida.
- Nunca se ha llevado bien con Sebastián, pero ha mantenido la prudencia y lo acepta a su modo.
- Después de ver lo que ha hecho conmigo y Lucia, lo dudo, creo que solo espera el momento para dar sus pasos, Emilia fue el mío y Darla el tuyo.
- Ella no conoce a Darla, ¿por qué haría algo así?
- Mamá conoce a Emilia, se llevan bien y Darla es su mejor amiga no sería muy difícil que las presentará.
- Si mamá tuvo que ver en esto es que no se lo paso Gabriel, me ha hecho sufrir y que me pelee con Sebastián. No llegaría a tanto.
- Saco a Lucía del país, sabía dónde estaba todo este tiempo, me vio como un desgraciado desesperado buscándola y muchas cosas más ¿por qué no haría lo mismo contigo?
- ¿Estás seguro de lo que dices?
- Esa es la razón de porque se peleó con mi papá, él se enteró y le reclamo no sé qué más pudo haber pasado, pero ahí esta las consecuencias.
- No te ofendas Gabo, pero puedo entender que te separé de Lucia nada te ligaba a ella - la miró molesto - bien, no lo puedo entender, pero tiene algo de lógica, no eras tú en esos momentos así que aprovecho e hizo que Lucia se fuera, pero Sebastián y yo tenemos años juntos con unos hermosos hijos, ella ha compartido con nosotros no puede hacerme algo así.
- Yo solo digo que mamá es una caja de sorpresa, piensa algo. ¿Cómo supo Darla dónde estaba Sebastián si nadie lo sabía excepto mi papá?
- Mamá no lo sabía.
- Mamá sabe dónde está mi papá, pudo ir y verlo o papá se lo contó. Hermana no te ciegues, si Sebastián te hubiera engañado en este momento sería hombre muerto porque lo hubiera hecho sufrir con ganas.
- Voy a investigar este asunto ¿Tú estás bien? No has explotado con todo esto, no pareces tu.
- Si ves mi yate no dirías eso, debo irme tengo otros asuntos que resolver.
- Voy a ver al pequeño monstruo.- hablo de mi sobrino que no lo he visto.
- A ver si a ti te escucha, es más grande que Sofía y entiende más.
- Resolveremos nuestros problemas, pero no te dejes engañar como me ha pasado a mí. Al parecer soy el hazme reír de unas desgraciadas.
- No digas eso, nadie te puede engañar.
- ¿No? Melina en el colegio, Lucrecia con hijo que resulto no ser mío, Emilia con su cara de buena amiga destruyendo me el matrimonio y no quiero pensar en mi madre porque la ira se me enciende.
- ¡¿Como que un niño que no es tuyo?! ¿De qué hablas?
- Así es, resultó que Lewin no es mi hijo, esa desgraciada, pero no quiero hablar de eso voy a ver al niño.
-*-
- ¡Santiago! Se que estás molesto, pero déjame entrar. - este niño a veces se le sale lo Ziegermman.
- No te va a abrir tío, a mí no me quiere abrir desde hace horas.
- Santiago vamos ábreme, no quieres ver a tu tío enojado.
- ¿No te abre? Se parece un poco a ti cuando se enoja, por lo menos no es como Sebastián que cuando está enojado te ignora. - aparece Sabrina.
- Me está ignorando en este momento, creo que se parece al padre. Abre esa puerta - tocó duro, no estoy de humor para juegos.
Abrí la puerta y no está, miró a Sabrina y lo busca por toda la habitación.
- Sara ¿sabes a dónde está tu hermano?
- No mami, no se.
- Sarita, princesa, seguro no te dijo nada, ustedes son cómplices en todo.
- Tío el solo dijo que iba a buscar a alguien que arregle los problemas para que papá regrese, solo eso.
- ¡Dios! ¿Dónde se metió este niño Gabriel?
- Cálmate, llama a Sebastián tal vez está con él o va camino a buscarlo.
Llamo a Nicandro y Luis que son los jefes de nuestra seguridad para que empiecen a buscar a Santiago, este día empezó bien no quiero que nada lo arruine.
- Sebastián no me responde.
- Piensa dónde iría.
- Ayer fue a buscar a Sebastián, pero no sabe dónde se está quedando. No puedo perder a mi bebé, no otro.
- ¿Otro?
- Gabriel encuentra a mi hijo.
- Lo haré, tu llama a Sebastián en cualquier momento te va a responder.
Y dónde demonios empiezo a buscar este niño.