No puede ser que después de un mes aún no haya respuesta de Gabriel y el acuerdo del divorcio, ¿A qué juega o es que quiere sus términos? Siempre haciendo su voluntad, ahí está pintado su egocentrismo.
- ¿Estás analizando lo que te pedí? - me dice Fabio mientras hablamos de los acuerdos de los nuevos empleados.
- Si lo estoy firmando ahora, estoy de acuerdo.
- ¿Qué te tiene tan pensativa, entonces?
- ¿No tienes respuesta de Alemania de los papeles?
- No, lo que sé es que en el juzgado tampoco avanza con el trámite ya que metimos la orden de no estar de acuerdo.
- ¿Qué está tramando, será que se dio cuenta sobre la cláusula de rechazo a la niña?
- No creo, se redactó muy bien para que renunciara a sus derechos sobre la niña y él ignorando el hecho de que tiene una, no tiene por qué parecerle extraño.
- ¿Entonces por qué no responde? Él está más interesado en que esto termine. ¿Será que no está de acuerdo con el p**o de la deuda del hospital?
- Quién sabe lo que desea Lucia, lo bueno es que no hay avance en el juzgado así que el proceso no sigue. Me temo que van a tener que arreglarse en persona.
Ver a Gabriel, no puedo, temo que mi corazón me traicione y toda la fuerza de estos meses se derrumbe en un segundo. ¿Por qué tiene que ser tan terco y obstinado?
- Debe haber otra manera, vernos no es una opción.
- ¿Le tienes miedo?
- No, le tengo miedo es a mí misma; no razonó bien cuando tengo a ese idiota cerca y temo cometer una imprudencia que arriesgue a mi hija.
- Eres una mujer muy inteligente y sabrás manejarlo, pero no veo manera de resolver esto, a menos que lo enfrentes y pongas tus términos y el los suyos.
- ¿No hay manera que tú te reúnas con él y su abogada y lleguen al acuerdo estipulado?
- Si es posible, pero tú lo conoces mejor que yo ¿aceptaría sin que tú estés presente? – no, ese idiota es incapaz de dar su brazo a torcer es demasiado terco.
- Déjame pensarlo, viajar en estos momentos no está en mis planes, pero tampoco puedo dejar correr el tiempo.
- La otra opción es que él venga para acá – es un riesgo mayor, cerca de la niña.
- Veré que hacer no te preocupes, te estoy avisando.
Sale de mi oficina y no sé qué hacer, mis nervios están al borde del colapso, soy capaz de desarmarse ante él sí nada más oír su voz me removió todo lo que creí que había terminado.
- ¿No puedes firmar esos benditos papeles sin tanto problema? Te juro que si te veo te doy un buen golpe.
En vez de pelear conmigo misma decidí llamar a la única persona que tenemos en común, además de Alessio.
- Ya te estabas tardando mucho en llamar.
- Sabes que también me puedes llamar si quieres hablar conmigo.
- Molestarte en tu nueva vida, en alguna parte del mundo no lo creo.
- ¿Cómo has estado Petter?
- Bien, con mucho trabajo y entrenamiento.
- Me alegra, ¿ya debes estar por cerrar? – veo el reloj y por el cambio de horario debería estar en casa. – mejor dicho, ya debes estar en casa, pero hay mucho ruido.
- Es que estoy en una reunión, es viernes.
- No quería importunar, ¿quería saber cómo estabas?
- Todo bien, no te preocupes.
- Me alegra, me saludas a la respectiva dueña de ese corazón y a mi sobrina. – Petter tenía novia desde hace dos años, antes de que me fuera de Alemania y hace unos meses me dijo que sería papá.
- Ella está bien y él bebe también.
- Me alegra.
- ¿Qué bebé? - escucho otra voz externa que es inconfundible para mí. – ya cuelga y ven, estamos esperándote.
- Ese es Gabriel.
- Así es.
- No era una pregunta, reconozco esa voz. Se ve que está animada la fiesta.
- No tanto como crees, solo estamos Sebastián, Alessio, Erick, Gabriel y yo.
- Deja de darle tantas explicaciones...- debe sentirse libre.
- Gabriel dame…
- Soraya es noche de chicos, de beber y pasarla bien no te preocupes que te lo devuelvo entero y sin un rasguño. - engreído, su voz tan sexy.
- Gabriel, devuélveme el teléfono.
- Ya va, quédate quieto. Soraya, descuida, no voy a dejar que ninguna mujer se le acerque, él es un hombre reservado. – se ríe.
- Tú también lo eres no lo olvides. –Dios que hice, cuelgo de una vez. Tonta, tonta, tonta...
Estas cosas solo me pasan a mí y nada más que a mí, idiota como fui a responder, debí quedarme con mi boca callada; bueno tampoco es para tanto, después de todo él sabe donde estoy y si quisiera verme ya habría venido, ahora va a pensar que aún me importa.
- ¡Tonta, soy una idiota!
- Lo eres, pero solo yo tengo el derecho de insultar a mi hija ¿por qué tú lo haces?
- Mamá toca antes de entrar.
- Nunca lo he hecho, no lo voy a hacer ahora ¿qué te pasa?
- Nada, hablaba por teléfono y dije algo que no debí decir, eso es todo ¿qué haces aquí?
- Son las vacunas de la niña vine a buscarte.
- Cierto que le tocan hoy. – alisto mis cosas y salimos al pediatra a colocarle las dosis de refuerzo que le toca.
Giuseppe es su pediatra es muy bueno con los niños y tienen una química increíble, es la primera niña que no llora al ponerle las vacunas, es muy valiente y el los entretiene muy bien.
- Listo vacunas puestas.
- Gracias Giuseppe, es increíble verte con los niños.
- Imagínate cuando tengas los tuyos propios serás un gran padre – le dice mi madre.
- Eso espero, estoy buscando candidata, aunque ya tengo puesto mis ojos en una.
- ¿Así?, debe ser una niña hermosa – le dice a mi madre.
- La más hermosa e inteligente de las mujeres – lo dice viéndome.
- Bueno, creo que debemos irnos porque allá afuera aún tienes pacientes – los interrumpo.
- Para mí es un placer recibirlas en mi consulta. Sobre todo, a esta preciosura de niña- le hace cosquillas a mi princesa.
- Pa... pa – Giuseppe se sorprende.
- La primera palabra que dice es esa, ¿qué te parece? – le digo – que ingratitud.
- Es más fácil mencionar esas palabras, no creo que sea por ingratitud pronto dirá mamá.
- O abuela- interrumpe mi mamá y reímos.
- Nos vemos después, gracias por todo. - nos despedimos y damos una vuelta por el parque.
- Esta hija mía no puede ser más inoportuna porque no habla sino Dios nos libre.
- Me parece que solo está expresando sus sentimientos.
- Mamá, tu eres quien seguro le anda mostrado esos programas y cuando sale ese idiota le dices que es su padre, ¿cómo va a pronunciar la palabra papá si nunca la ha escuchado?
- Porque es una niña muy inteligente, a mí no me eches la culpa, está creciendo y se está dando cuenta de las cosas.
- Sí claro.
Nos sentamos mientras la vemos jugar con los otros niños, se ve tan activa.
- ¿Mamá, crees que debo volver y resolver todo este asunto del divorcio con Gabriel en persona?
- Eso es decisión tuya hija, nadie más puede meterse.
- Pero siempre has sabido aconsejarme y eres muy sabia.
- Como si alguna vez hayas seguido un consejo.
- Los sigo todos madre, hasta los que debería haber ignorado.
- No me hiciste caso cuando te dije que debías llamar a Gabriel y decirle que hizo ese torbellino que está ahí.
- Uno de miles que me has dado.
- Hija, lo que yo creo es que entre tu y Gabriel, aún hay mucho que hablar, hay cosas que no quedaron claras.
- Para mi quedaron claras madre.
- ¿Me vas a escuchar o no?
- Si te escucho, es solo que este tema me enoja.
- ¿Quieres cerrar tu historia con Gabriel y seguir adelante como probablemente él lo esté haciendo?, entonces debes cerrar ese ciclo, pero bien, de frente, que no te queden dudas ni el día de mañana esa niña que esté ahí te lo reclame.
- ¿Crees que llegue a vivir tanto para que me lo reclame?
- No lo sé, no lo quiero pensar.
- Yo tampoco, Gabriel dijo que no podría ver o criar a alguien que puede estar defectuoso como yo. ¿y si se enferma y si el día de mañana yo no estoy y ella...?
- Sus exámenes han salido bien, su corazón va marchando bien no te angusties.
- Yo estaba bien hasta que cumplí los quince años.
- Eso no es cierto, desde pequeña siempre tuviste síntomas simplemente que no eras tan rebelde como al crecer y tu enfermedad avanzó, seamos sincera pero esa niña es noventa por ciento Gabriel y diez por ciento tu.
- Y eso que se contenía, no quiero imaginar si no hubiera sido así.
- Mi pequeña se sonroja, te amo hija.
- Yo a ti mamá, gracias por estar conmigo, me duele pensar que tal vez mañana no esté para ella.
- El médico dice que vas bien, tu corazón está funcionando correctamente, el trasplante ya no tiene riesgo de rechazo.
- Aun así, es algo impredecible, se debilitó mucho con el embarazo.
- Tal vez, pero mi hija es fuerte y luchadora no va a cambiar eso.
- Si me pasa algo cuidaras de ella, no dejes que la familia de Gabriel o el le hagan daño.
- Jamás. Es su hija, la amara como te amo a ti.
Me amo, eso es lo que me duele que mi enfermedad me haya quitado el amor del que yo creía era el mejor hombre del mundo.
- No le guardes rencor a Gabriel, no todos saben manejar una enfermedad así, y mucho menos si la mujer que ama puede morir en cualquier momento.
- No le guardo rencor, lo entiendo. Lo estaba viendo perderse cada día, como dejaba de ser él, por más que insistía que dejara de tratarme como una enferma, nunca me dejó de ver cómo esa chica que moría en el hospital.
- Eso no es fácil vivirlo cuando estás de este lado, es doloroso ver a la persona que amas sufrir y sobre todo ver cómo su vida se agota.
- Lo entiendo mamá, por eso no me quería casar sabía que tarde o temprano Gabriel no resistiría, al principio lo entendió lo acepto, pero cuando vio las complicaciones empezó a cambiar, la compañía pasó a ser obligación, las charlas pasaron a ser monótonas, y yo pasé de ser la esposa que amaba a la razón de su estrés, su conflicto y su asfixia. Además, no podía darle lo que él tanto quería.
- Ya sé lo diste. - pongo mi cabeza en el hombro de mi madre cuando me gusta que me mime como niña.
- No es una bendición, es una constante tortura, no puedo hacerle eso a mi hija mamá, no puedo permitir que su padre la vea como un error, con desprecio, algo que no pudo hacer bien. La lastimaría eso no lo soportaría, mi hija merece ser amada, no la traje a este mundo para que su padre la desprecie por miedo a que su corazón sea tan débil como el de su madre.
- Si pasa lo que tanto temes y tú corazón falla, según las estadísticas estúpidas esas de medicina - sonrió ante el comentario - ¿No querrás que su padre sepa que existe?
- Merece saber quién es su padre, pero como le digo que su padre antes de nacer ya la consideraba un error y un defecto nada más por ser mi hija.
- No puedes tomar la decisión del rumbo de tu hija por una discusión con su padre, dónde los dos estaban alterados.
- Mamá…
- No, Lucia. Te acababas de enterar que tenía un hijo con la mujer esa, luego lo escuchaste hablar con Sebastián, que sé que es mucho más de lo que me has dicho, pero es tu vida; después te enteras de que te es infiel y explotas. El también explota con todo lo que tenía reprimido y sucede esto, tomaste una decisión ese día, y fue irte, te apoyé, aunque no estuve de acuerdo, pero aquí estamos, ahora llegó el momento de tomar decisiones no por ti sino por esa princesa, y no las puedes tomar por ese día.
- ¿Qué insinúas, dices que debo…?
- Si, debes volver, resolver todos los asuntos que tienes con él, no digo que regresen y vuelvan hacer un matrimonio, pero sí ver cómo están las cosas y ver qué es lo que le conviene a esa pequeña.
- Tengo miedo a no ser fuerte y que me destrocé al verlo con esa mujer, que me lastime y lo que es peor que lastime a mi bebé. Ya es doloroso saber que no me ama, pero que no ame a su hija me partiría en mil pedazos mamá.
- No puedes saber si la ama o no, si no sabe que existe.
- Una hija conmigo sería una maldición, lo dijo mamá, incluso pensaba hacer que abortara como fuera en vez de arriesgarse a que lo tuviéramos, no podría vivir con un niño defectuoso.
- Es su hijo mi vida, quién no podría amar esa princesa. Escucha si no quieres decírselo, no lo hagas, verifica como está la situación y después toma tu decisión.
- No sé si volver sea la solución.
- Piénsalo, no teníamos apuro ¿O sí?
- No, aún no, además el señor Ziegermman está en una fiesta en estos momentos, no veo que le moleste la idea de seguir casado y si le molesta es muy su problema.
Mi niña corre hacia mí, balbuceando, Dios que me querrá decir en todos esos sonidos tan extraños.
- Haré lo mejor para ti, mi vida. Veremos si tu padre te merece o no, después de todo te hice con amor.
- ¿Y crees que él no?
- Solo él lo sabe madre. Es hora de irse ya va a anochecer y yo tengo mucho que hacer.
Fuimos directo a casa, dónde empezamos a hacer la cena, le di de comer a mi bebé, luego mamá y yo vimos televisión hasta que amanecí en mi habitación, ¿Cómo llegaste? No recuerdo, sé que estaba en el sofá con mi madre, tenía sueño y luego aquí, como cuando era pequeña, pero sé que está vez no pudo cargarme.
Me levanto a darles una vuelta y mamá está dormida en su habitación, la cubro bien, y le llevo agua en caso de que de la noche quiere beber algo, después veo a mi pequeña, dormida igual a su padre. ¿Te la mereces o no? ¿Será una bendición para ti?
Es nuestra bebé, una parte de mi se resiste a creer todas esas cosas que escuche, no puedes engañarme tanto, tus ojos me miraban con amor cada vez que estábamos juntos, eso era algo más que sexo y obligación; por eso se mi pequeña luz que tú fuiste hecha con amor.
- Tienes que prometerme que volverás a tu padre tan loco como yo, si algún día te llegó a faltar, tienes que recordarle a ese señor que es nuestro, tuyo y mío.
¿Mío? Tal vez en la otra vida sí lo sea completamente.
- Dios estoy loca, por hacer esto sin embargo lo hago por ti que eres la luz de mis ojos, la razón de mi vida.
Llamó Alessio y se sorprendió.
- ¿Estás loca?
- A mí también me da gusto saber de ti - le digo con sarcasmo.
- Lo digo por lo de anoche, llamaste a Gabriel.
- Yo no lo llame, estaba hablando con Petter y él le robó el teléfono, además estaba algo tomado.
- Tomado o no constó un mundo hacerle creer que no eras tú la del teléfono.
- Tampoco es que suspendió su fiesta por eso ¿O sí?
- No, claro que no - Lo sabía
- Raro que su novia no fuera a armarle una escena al saber que estaba rodeado de mujeres.
- Lucia, Gabriel decidió avanzar ¿Por qué no haces lo mismo?
- Lo estoy intentando, pero el cretino no me firma el divorcio.
- ¿Pero no me dijiste que fue él quien los solicito?
- Por supuesto que fue él, pero con términos absurdos ahora no quiere firmar los que le mandé.
- Él no ha mencionado nada, por lo menos no a mí.
- ¿Te sorprende? ¿Cuándo él ha dicho algo?
- ¿Qué desastre? ¿Cómo estás tú, la señora Esther y la princesa?
- Estamos bien, creciendo mucho y tremenda.
- ¿No deberías estar dormida? Es tarde allá.
- Si, te llamaba para pedirte un favor.
- La última vez que me pediste un favor con ese tono fue para sacarte del país.
- Y fuiste tan buen amigo que lo hiciste.
- Usaste el chantaje no tuve de otra.
- Ya deja de quejarte tanto, parece que no te da gusto ser mi amigo chico europeo.
- Sabe que no es eso, es que es incómodo estar entre tú y Gabriel. A veces pienso que debe haber algo más sobre esa infidelidad tan extraña.
- Alessio no te llamé para hablar de Gabriel, te he dicho que no me importa lo que haga con su vida - soy una gran mentirosa, pero tal vez sí lo repito varías veces se hace realidad.
- Pídeme lo que quieras que sabes que te lo concedo.
Duramos unos minutos hablando y me puso al día de los acontecimientos, aunque sé que omitió mucha información sobre Gabriel para no lastimarme y porque se lo pedí, pero aquí en quiero engañar quiero saber todo lo que hace ese idiota, porque es mío. Veo a mi hija…
- Si mi amor, tu papá es mío hasta que no firme los papeles, aunque dejó de serlo físicamente el día que se acostó con otra y dejó de quererme. ¿Será que te amará tanto como yo? Ojalá lo que haya dicho simplemente fuera por la rabia del momento.
Aunque es difícil creerlo cuando sabe que estoy aquí y no me ha venido a buscar, Lucia, Lucia tu ya ni sabes lo que quieres, lo olvidas, no lo olvidas, lo odias y lo amas, lo único que sí sabes es que te duele amar ese idiota cuando no deberías.