Reuniones y más reuniones, realmente necesito descansar, irme de viaje a un lugar lejos que no haya visitado jamás a ver si me desconecto del mundo, porque cuando no es mi familia, es la prensa, Emilia, todo.
- Tío - escuchó la voz de mi princesa - ¿Estás dormido?
- No pequeña - estoy acostado en una de las sillas de la piscina de la casa de mis padres mientras sirven la cena con los ojos cerrados, tratando de descansar un rato
- ¿Te puedo hacer una pregunta?
- Claro princesa.
- Es que debo llevar a una persona al colegio para que hable sobre lo que hace - abrí mis ojos y la vi.
- ¿Me quieres llevar?
- No tío, yo sé que estás ocupado, Santi me dijo que cuando le tocó a él llevar a alguien llevó a mi tía - respiro profundo, se de ese día y como me enteré lo que había hecho.
- Así es, pero, aunque yo esté muy ocupado para ti nunca lo voy a estar.
- ¿Podrías ir si te lo pido?
- Claro, tú dime cuándo y ahí voy a estar.
- Mm - se queda pensando y me mira - tío… ¿y no puedes decirle a mi tía que vaya? - porque a dónde voy me la tienen que recordar.
- Mi vida lo que pasa es que tu tía está de viaje.
- Pero ese viaje es muy largo, ¿No puedes contentarte con ella para que vuelva? - si fuera tan fácil.
- Yo no estoy molesto con tu tía, lo que pasa es que está trabajando mucho y por eso no ha venido.
- Eso yo lo sé tío, ella me lo dijo, pero como tiene días que ya no me llama pensé que tú podrías decirle ¿Puedes?
- ¿Días? Yo creo que es mucho más que eso.
- No, ella me llamó para mí cumpleaños y me mandó un regalo precioso.
- ¿Lucía? ¿Mi Lucia tu tía? - afirma, imposible Sebastián y Sabrina no han hablado con ella, seguro está confundida.
- ¿Qué haces señorita? - nos interrumpe Sabrina - te dije que no molestaras al tío.
- Pero estaba despierto mami, no lo desperté, le dije sobre mi tarea y me dijo que iba ir y llevara a mi tía. - Sabrina me ve.
- Amor yo no dije que tu tía iría.
- Pero yo sé que, si le dices, va a ir - me da un beso y se va corriendo a la casa.
- Lamento eso, aún no entiende la situación.
- No quiero decepcionarla, pero eso es algo difícil de hacer. Está es una de las razones de porque la quiero…- hago gesto de ahorcar porque es lo que quiero hacer cada vez que los niños me preguntan por ella.
- Lo bueno es que ya la has olvidado y estás siguiendo con tu vida, eso me agrada, sé que la amaste mucho y vi lo mucho que te afectó cuando te disté cuenta que se fue. Me alegra que estés rehaciendo tu vida.
- Lucia fue algo bonito y doloroso, tengo tantas preguntas sin respuesta, quisiera entender que hizo que tomara la decisión de irse, pero ya eso terminó, la estoy olvidando, pero por más que intento que no esté en mi vida siempre hay alguien que me la recuerda.
- ¿Cómo van las cosas con Lucrecia, el niño y Emilia? - el tema de nunca acabar.
- Lucrecia todo igual, me preocupa los cuidados que le da al niño, aunque la niñera me dice que no es mala con él, y Lewin, esta grande, inteligente pero aún es muy callado conmigo y receptivo. Con Emilia, es una amiga.
- ¿Amiga? Te han visto muy cariñoso con ella.
- Lo estoy intentando, no somos nada, pero me gusta, hablamos y me aconseja, Eso no quiere decir que seamos novios o algo, aún soy un hombre casado.
- ¿Después de este tiempo aún le guardas fidelidad a Lucia? - sé que es absurdo, pero pienso que sí tocó a otra mujer no me lo perdonara nunca. - eso es lindo viniendo de ti.
- Solo es cuestión de tiempo Sabrina, cuando el divorcio esté listo hay muchas chicas esperando.
- No lo dudo, aunque sigo sin entender qué sucedió entre ustedes. - Yo menos.
- Mejor cambiemos de tema, ¿cuándo es la reunión de la niña?
- Dentro de un mes y medio, para esa fecha ya entenderá que Lucia no va a poder ir.
- Eso espero.
- Mejor descansa mientras está la cena.
Descansar hace mucho que no lo hago, me hace falta una sirena, Dios ¿será que alucino?, hubiera jurado que era su voz al teléfono de Petter, pero entre tanto ruido, le estoy dando muchas vueltas. Gabriel dijiste nada de Lucia así que empieza hacer caso a lo que dices.
- Hola Gabriel. - escucho a Emilia.
- Hola, no sabía que ibas a venir.
- Tu mamá me invitó a cenar, espero no te moleste.
- No en lo absoluto, solo me sorprendió verte eso es todo.
- ¿Qué haces? Ayer me dijeron que te fuiste de fiesta con tus amigos.
- Si, noche de chicos.
- Espero que esta noche me la dediques a mi - iba decir que no, pero, para olvidar a Lucia tengo que dar un paso.
- Por supuesto que sí, es mejor si cenamos afuera.
- Tu madre se molestará, no quiero hacerle un desaire.
Si no conociera a mi madre le diría que sí, pero sé que planeó este encuentro.
- Mi madre no se va a molestar, así que vamos.
- Está bien.
Le aviso a mi nana que Emilia y yo nos vamos para que le avise a los demás, cuando voy de salida veo a mi campeón.
- No me has saludado, campeón.
- Estoy molesto contigo no me hables. - eso si no lo esperaba.
- ¿Por qué está molesto conmigo?
- En vez de buscar a mi tía sales con esas mujeres- otra vez el tema.
- Santiago cuando seas grande entenderás que a veces las cosas no funcionan.
- Yo no seré como tú cuando crezca.
- ¿Gabriel, estás listo? - nos interrumpe Emilia - Hola Santi tiempo sin verte.
- Santiago, me llamo Santiago y si ya te lo puedes llevar. - me pasa, por un lado.
- Parece que está enojado. - algo que le debo a Lucia.
- Si, pero es un niño ya se le pasara- la ayudó a salir de la casa.
Después de unos minutos llegamos a un restaurante en el centro de la ciudad, muy elegante, pido una mesa para dos y trato de pasar una velada agradable.
- Este lugar es hermoso, hace mucho quería venir, es prácticamente nuevo.
- No tiene el año de inaugurado, dicen que la comida es deliciosa así que vamos a ver si es verdad.
Pedimos algo para comer, Emilia pidió algo sencillo una ensalada y una soda light mientras que yo pedí un buen plato de comida, disfrutamos de la vista y la comida.
- Gabriel, gracias por esta noche, me alegra saber que eres romántico cuando quieres.
- Emilia no te quiero engañar, quiero avanzar, pero debes darme tiempo, aún estoy casado y no puedo ofrecerte algo que no puedo.
- Lo del divorcio se soluciona rápido, deja que yo me encargue.
- No, deja que Salvador se encargue, mejor no te inmiscuyas en eso, quiero que salgamos, pasar a algo más que amigos, pero no me presiones.
- Está bien, seremos amigos y un poco más, sin presiones.
- Eres increíble y no quiero lastimarte, tú sabes cómo era mi relación con Lucia y no es fácil dejar eso de lado, sin embargo, lo quiero intentar.
- Y yo te voy a apoyar. - luego sentí sus labios en los míos, tuve el instinto de apartarla, pero debo hacer un gran esfuerzo. - aquí voy a estar.
Seguimos cenando, tratando de poner los términos de la relación en la que me estoy metiendo, pero sé que Emilia me va a ayudar a superar a Lucia. Luego de unas horas decidimos dar un paseo por la ciudad como una pareja de enamorados, no se siente tan mal, hace mucho que se me había olvidado de que se sentía caminar agarrado de la mano de alguien, hasta que pasamos por un bar y escucho la canción “Despacito”, los recuerdos me invaden y solo esta Lucia bailando mientras se desnudaba en un jacuzzi “…amo mi apellido para olvidarlo señor Ziegreman…”
- ¡Gabriel! - escucho la voz de Emilia que me trae a la realidad.
- Dime.
- Te quedaste paralizado ¿quieres que entremos? - me señala el bar.
- No, solo que la música está muy alta y por lo que veo desactualizada. Mejor sigamos caminando.
Así que duramos horas recordando la universidad y otras anécdotas que me hicieron reír hasta que llegamos a su casa.
- Querida dama está en su casa, sana y salva.
- Muchas gracias, Gabo.
- Gabriel- me mira sorprendida- no me gusta que me digan así.
- Lo sé, lo recordé, pero hable sin pensar lo siento.
- No te preocupes, solo no lo vuelvas hacer.
- ¿No quieres subir? nos tomamos algo. - la proposición es tentadora pero aún no estoy listo.
- Ya es tarde, mejor en otra ocasión, descansa.
Me ve por un par de minutos y me besa, le respondo, es agradable, pero … no saben fresa.
- Nos vemos luego.
- Nos vemos.
Entra al edificio y pongo en marcha el auto, manejo por unas horas terminando en mi lugar favorito, en la montaña el lugar donde desahogo mis penas, donde consigo la paz y logró pensar mejor, donde nadie puede molestarme. Pienso en el Gabriel que era y el que soy ahora, antes no me hubiera importado meterme a la cama con Emilia o la que sea para olvidar a Lucia, pero esa sirena me está invadiendo todos los espacios.
- Quiero olvidarte, necesito hacerlo. - pero es como si el destino jugara conmigo, cuando logró pasar un par de horas sin ella en mi cabeza y dar un paso, algo me la trae a la mente.
No podemos volver Lucia, por más que te ame no puedo perdonar que me hayas abandonado, que me hayas hecho un hombre miserable, creí que necesitaba alejarme de ti unos días para no ahogarme y resulta que solo necesite veinticuatro horas para desquiciarme por no saber nada de ti, veinticuatro horas que se han convertido un año y siete meses.
- Sé que te lastimé con lo que te dije, pero ¿irte? podíamos arreglarlo como siempre.
Terca, obstinada, malcriada, voluntariosa, debo recordarme tus defectos para dejar de verte como la mujer de mi vida. Emilia es una mujer hermosa, inteligente, segura, me escucha, me entiende, no es codiciosa, ni hipócrita y es buena en la cama así que es lo más cercano a una mujer perfecta para ser mi novia.
Solo es cuestión de tiempo, no la voy a lastimarla por ti, Meller hasta hoy y esta vez sí lo digo, te tengo en mi vida.
Llamó a Salvador, aunque sé que es tarde.
- Hola Gabriel.
- Hola, ¿redactaste el documento de divorcio como te pedí?
- No, no me pediste eso, si no que parara el trámite.
- ¿Lo hiciste?
- Si… - lo notó inseguro al decirlo. - pensaba que es mejor anular el matrimonio, podemos abogar por abandono, te lo comente.
- ¿Anular?, no se déjame pensarlo solo redacta el documento, donde ambos salgamos beneficiados, y olvida lo del hospital.
- Está bien, una vez lo tenga redactado te lo mando, igual no se para que quieres beneficiarla, si ella no lo va saber. esta pérdida en el mundo.
- No importa, es mi esposa… fue mi esposa y la quiero dejar cómoda; haz lo que te pido y listo. - cuelgo.
No seré un mal exesposo, no importa los motivos de porque se haya ido, sé que va a necesitar el dinero para su tratamiento y espero que en eso esté siendo responsable, también tiene derecho hacer sus sueños, es lo único que puedo hacer por ti mi ex sirena. Ojalá seas feliz donde estés. Adiós, señora Ziegermman.
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Gabriel Ziegermman el Don juan, el hombre más cotizado del país vuelve a la soltería, se rumora que tramitó los papeles del divorcio con su antigua amor, se especula que la razón del divorcio es la señorita Emilia Gómez, con quien se ha visto en el último año muy relacionados y en los últimos meses en situaciones muy comprometedora.
- Odio a la prensa, uno no puede tener privacidad. - digo molesto.
- No es que están diciendo alguna mentira - dice Petter.
- Es cierto, sabemos que llevas un mes de no novio con Emilia, pero es evidente que tiene una relación. - lo apoya Sebastián.
- Ella me ha apoyado y si estamos saliendo, pero no somos novios.
- Gabriel, salen en público agarrado de las manos, asisten a reuniones y eventos juntos, y ella se comporta como tu novia y tú la dejas, así que no culpes a la prensa por decir la verdad. - termina de decir Erick
- ¿Cómo se enteraron del divorcio? Salvador ni siquiera ha tramitado el papeleo.
- Lleva un mes en eso, ¿por qué se demora tanto? - pregunta Sebastián.
- Porque los acuerdos que pone no me satisfacen son una locura. - miro a Petter y está callado - ¿tu porque tan callado?
- Nada, solo me doy cuenta de que el divorcio también debe ser como tu digas, ¿por qué no aceptar los términos de la otra parte? - No entiendo ese comentario.
- Los aceptaría si tuviera alguien que ofrezca su opinión, pero no es el caso, tal vez acepte la anulación del matrimonio se tarda menos.
- ¿Anular? es como si no te hubieras casado con ella nunca. - dice Petter.
- Es la opción que tengo, pero ya veremos mejor cuéntanos como es que vas a hacer padre y me entero es por Sebastián.
- Es algo sorpresivo, pero me agrada esta idea, aunque las náuseas, los malestares y los antojos en la madrugada no son fáciles de manejar. - me río porque no lo veo en ese plan.
- Lo entiendo perfectamente, Sabrina me hacía salir en la madrugada por un batido de banana, y no se lo podía hacer tenía que ser de una tienda específica, y en los cambios de humor no eran fáciles, aunque con la niña fue peor.
- Esa parte de la historia no la sabía - los interrumpo
- Por qué esa etapa es la que se vive en pareja, pero no cambiaría por nada esos momentos, ver su barriga crecer, sentir como se mueve cuando le hablo es mágico- escucharlos hablar me llena de nostalgia, no me imagino vivir eso
- El caso es que ya me estoy preparando para ser padre y me va muy bien.
- Si necesitas un pediatra te recomiendo el mío. - le dice Sebastián.
- No es necesario, pero gracias. Ya tiene tres cuatro pediatras y aún no nace.
- ¿Cuatro? - lo interrumpo.
- Si, Marcelo, Daina, Hannah y Lucia. Ya se pelean quién será el pediatra.
- ¿Se pelean? - ¿cómo puede pelear algo sin saberlo?
- Bueno cualquiera va a ser un gran pediatra.
- Me imagino que seré el padrino - reclamo ese puesto me lo merezco. Reímos.
- Ya veremos, le han salido padrinos por todos lados, y debo hablarlo con Soraya habíamos llegado al acuerdo que ella escogía al padrino y yo la madrina.
- ¿Quién es la madrina? - pregunta Erick
- Una gran amiga y una maravillosa persona, pero déjame hablar con Soraya a ver que decide - me dice.
- Solo puedo decir que extrañaba estas reuniones. - dice Erick - así que brindo por el futuro papá, por el noviazgo de Gabriel y por nuestra amistad.
Así pasamos la noche divirtiéndonos, ha pasado un mes y hoy parece que el mundo cambia para mejor - ¿esa sonrisa? - pregunta Sebastián.
- No sé, solo que de repente siento que algo va a cambiar mi vida para hacerme muy feliz.
- ¿Estás convencido de eso? - dice Petter.
- Si, no sé, pero siento que el destino me va a dar un regalo que me va a hacer feliz, arreglar mi vida y sacarme de este infierno que me condenó la doctora Meller.
- ¿Doctora Meller? ¿Así le diremos a partir de ahora? - se burla Erick
- Es su nombre. - bebo de mi copa - les diré una cosa, y es que una mujer si te puede llevar al infierno. - les digo con toda sinceridad.
- Pero tienes otro bombón que te puede sacar de él, como Emilia. - Sebastián y Peter se ven y dejan a Erick hablar- Brindemos por eso.
Se van a bailar y me dejan con Sebastián.
- ¿No te agrada Emilia? - le pregunto.
- No soy quién para decir con que mujer debes estar.
- Pensé que te agradaba.
- Cómo abogada es la mejor, no tengo quejas, pero soy del grupo de la doctora así que no me pidas que esté de acuerdo, al final es tu vida y si ella te hace feliz yo no diré nada.
- Ella se fue Sebastián, no va a volver y si volviera ya nuestros sentimientos no son los mismos.
- ¿La dejaste de amar?
- Si, este mes al lado de Emilia me di cuenta de que tenía el orgullo herido, pero ya Lucia dejé de amarla hace mucho. - me mira sin creerme, pero por primera vez siento que hablo en serio. Saqué a Meller de mi vida.
- Tal vez tengas razón, después de la conversación que tuvimos unos días antes de que se fuera, no dudo que ya no la amarás.
- ¿A qué te refieres? - lo miro sin entender.
- ¿Recuerdas lo que hablamos cierto? - afirmó - cualquiera que te hubiera escuchado pensaría que estabas con ella por obligación, lastima y no por qué la amarás. - no… Ella era mía y me dejó.
- Tal vez tengas razón y lo mejor que pudo hacer fue irse, simplemente me lastimo el ego y soy un Ziegermman.
- Probablemente, lo bueno es que si estás seguro de lo que dices entonces es un capítulo cerrado y aunque regrese no tiene cavidad en tu vida.
- Así es. - brindamos.