Sabía que este momento no iba ser fácil y no sé si estoy lista.
- ¿Segura que lo quieres hacer ahora? Todos están adentro.
- Si, los extraño y sé que me espera un gran regaño de todos.
- Bueno, me costó reunirlos, pero no falta ninguno.
- Gracia Alessio.
- Ya deja de agradecer tanto y ve a saludar a tus amigos.
Entró y los veo en la terraza concentrados en un juego de mímicas, no puedo creer que aún lo jueguen, amaba ese juego. Los escucho tratando de adivinar mientras que Marcelo hace la mímica, por lo que leo es de películas. Me río de sus payasadas y sí que los extrañe, hace un gesto que me hace adivinar que película es.
- Es frozen - la he visto tanto que me la sé, es la favorita de mi hija. - pero te falta dar la vuelta completa y subir la ceja como Elsa.
Todos se voltean al escucharme y están sorprendidos al verme.
- Les dije que les tenía una sorpresa - los interrumpe Alessio.
- ¡Heidi! Pero hablé contigo hace dos días, no me dijiste que venías.
- ¿Si te decía dónde está la sorpresa?, ¿díganme si les agrada verme?
Santiago es el primero que corre abrazarme y darme vueltas en el aire - eres de verdad. Estoy enojado por qué regresas y no me dices.
- Te quería sorprender.
- Ya apartarte - le dice Daina y me abraza se le ve ya barriga. - sí que sabes dar sorpresas.
- Estás grande - le digo señalando la barriga - soy tu tía/madrina bebé.
- Eso está por verse porque aún me tienes que convencerme de que te perdone por lárgate de esa manera - dice Marcelo, y se cuándo está molesto y esta es una de ellas.
- Tuve una gran razón y sé qué la mayoría sabe cuál fue. - Alessio me contó que Daina y Marcelo se enteraron de que Gabriel tenía un hijo así que el resto también debe saberlo.
- En esa ocasión le damos una buena paliza a ese imbécil, lo cortamos en pedazos y lo enterramos en el fango, pero no te desapareces - dice Karla, mientras me abraza. - me alegra tenerte de vuelta.
- Los extrañe mucho a todos.
- Tu sí que sabes hacerte extrañar, más nunca digo que eres predecible. - dice Hannah mientras me abraza - y tú, sabías de esto y no me dijiste nada. - le reclama a Alessio.
- Está buscando dejarte viuda - le dice Santiago - ella es mía, mi amiga y tú me la has quitado.
- Yo no he hecho nada, simplemente se las traje para dejar de escuchar sus quejas cada vez que se reúnen y dicen que les falta está tarada - les reclama Alessio con burla.
- ¿A quién llamas tarada? - le digo.
- A ti - me agarra Ricardo y también me abraza - te extrañe mucho, no te vuelvas a ir, de verdad es difícil aguantar a Karla si tú no estás.
- Pero si hablamos casi todos los días.
- No es lo mismo si no estás presente.
Me abrazan todos, aunque Marcelo aún sigue distante, como era de esperarse las preguntas no tardaron en aparecer ¿Dónde estaba? ¿Que he hecho de mi vida? ¿Qué fue lo que sucedió para que me fuera? ¿Cuánto tiempo me voy a quedar? Y todas esas preguntas que sabían que me harían.
- Ya tómenlo con calma, Lucía acaba de llegar para que la atosiguen con tantas preguntas. - dice Alessio. - Mejor traigo cervezas.
- Podemos seguir jugando, ya vi que siguen siendo pésimos en este juego.
- No todos somos tan fanáticos como tú de las películas - dice Karla.
- Daina y tú ven muchas más películas que yo así que deja el invento, simplemente son malas adivinando que vergüenza
- Bueno, serás de nuestro equipo porque aquí nos faltaba uno para estar parejos.
Habían formado dos grupos Karla, Hannah, Alessio y Marcelo mientras que él otro estaba confirmado por Ricardo, Daina y Santiago, e iba ganando el grupo de Marcelo y me imagino que es por Karla.
Seguimos jugando un par de rondas y ya los estábamos superando, nos tomamos un descanso mientras llegaba la comida y me acerco a Marcelo que aún está distante conmigo.
- Mi oso aún sigue molesto conmigo, y yo lo he extrañado mucho.
- Te fuiste en mi boda sin decir adiós, y apareces ahora, ¿sabes lo preocupados que estábamos por ti?
- No exageres Marcelo, solo estaban molestos porque me fui sin avisar, no es que sus vidas se detuvieran por mí.
- No seas odiosa - me mira sorprendido y es normal que lo esté, antes no solía ser tan sincera con ellos. Simplemente era sutil para decir las cosas.
- No soy odiosa, es la verdad, estabas tan preocupado que no me buscaste, ni preguntaste por mí. Y lo entiendo estabas pendiente de Daina y lo que sucedió con la loca esa, luego la boda y se centraron en sus vidas. Eso es normal, pero no estés molesto conmigo por irme así, te recuerdo que tú también te fuiste hace muchos años y no le dijiste a nadie.
- ¿Te estás vengando por eso?
- No, me fui porque tenía que hacerlo, no podía quedarme aquí.
- ¿Y no podías decirnos?
- No, porque no quería arriesgarme que Gabriel lo supiera, aunque al final de cuenta es un Ziegermman y siempre sabe cómo encontrarme.
- ¿Te encontró? Pero si dice que no sabía dónde estabas.
- No quiero hablar de él, dime que me extrañabas y dame un abrazo ¿sí? - le hago puchero y se ríe.
- Es imposible estar molesto contigo - me abraza - claro que te extrañe y mucho.
- Yo también y mucho más ahora que vas a ser papá.
- ¿Puedes creerlo?
- No, aún no, pero me hace muy feliz.
- Me alegra que se hayan contentado - nos interrumpe Daina. - hora de comer.
- Tengo hambre - dice Marcelo y se lleva a Daina.
Los veo compartir, son un desastre como siempre, ahora se lo mucho que los extrañe.
- ¿Ahora confías más en Alessio que en mí? - me reclama Santiago.
- Jamás, solo tengo un ángel de la guarda que me lee el pensamiento antes que yo misma sepa lo que estoy pensando.
- ¿Y cómo es que él sabe dónde estabas y cuando llegaste y yo no?
- Porque él es Alessio y puede vivir sin mí y no se mete en mi cabeza para hacerme razonar, a diferencia de ti además hablo contigo todos los días.
- No es lo mismo, me siento reemplazado.
- ¿Estás celoso?
- Claro, ese nuevo me robó a mi mejor amiga.
- Nadie me ha robado, yo sigo siendo tu Dulce y te extrañe demasiado.
- ¿Mi tía dónde está?, me muero por verla.
- Mamá no vino, después nos sentamos a hablar y te cuento todo. Ahora dime ¿cómo te trata la vida de papá?
- No tan bien como quisiera, es una pelea constante para que su madre me deje verlo.
- ¿Quién es esa perra?
- Después hablamos de ella, pero las perras son más nobles.
- ¿Cómo te llevas con él?
- Bien, apenas me ve ya me reconoce, me dice papá y es un niño tan inteligente lo tienes que conocer en persona te va a encantar.
- Pues si es tan suelto y hablador como por teléfono en persona debe ser como tú.
- No te creas, con los extraños es muy apático, pero conmigo es un amor.
- Lo importante es que te aprecia y te reconoce como padre después le daremos una paliza a esa desgraciada.
Seguimos toda la noche entre juegos, anécdotas y preguntas durante estos casi dos años que han pasado, hasta que se nos hizo tarde y llegó la hora de irse.
- ¿Lucia mañana al salir el sol seguirás aquí o será como la última vez que desapareciste? Digo para prepararme y no enojarme - dice Karla.
- Seguiré aquí no voy a ningún lado por ahora.
- ¿Por ahora? - dice Santiago.
- Ya no quiero saber, me confirmó que mañana estás aún aquí - dice Diana - después hablamos necesitamos noche de chicas.
- Eso escríbelo, tenemos mucho de qué hablar - dice Hannah - me da gusto tenerte aquí
- Gracias, y no te enojes con Alessio ha sido un buen amigo y le ha costado mucho no poder decirte de mí, pero sabemos cómo es con la lealtad.
- Ya veremos qué hace para que me contente - me guiña el ojo y río.
- No lo hagas sufrir mucho.
- No podría, lo amo mucho.
Me voy con Santiago en su coche, me alegra que su vida haya mejorado desde la última vez que lo vi.
- Me gusta tu coche, se parece a ti.
- Si, ¿dónde te estás quedando?
- En mi casa, la limpié anoche. - lo que me recuerda que debo hacer unas llamadas.
- ¿A quién llamas?
- Ya verás - a los minutos contesta.
- Tu llamada hacía falta, has estado muy ocupada que hasta ahora te acuerdas de nosotras.
- No estoy sola mamá - le digo para que tenga cuidado con lo que dice - alguien te quiere saludar.
Le muestro a Santiago y eso lo llena de amor.
- Hijo mío, qué guapo estás, pero qué ojeras, esa es la vida de papá.
- Tía como me haces falta, estoy enojado porque está tarada no te trajo.
- Si hace las cosas bien pronto regreso si no puede venir a visitarnos.
- Claro que sí, si tú hija me dice por fin dónde se están quedando.
- Ya deja de quejarte tanto ¿Cómo estás mamá?
- Bien amor, todo bajo control, extrañándote.
- Yo también, me hacen mucha falta, estaba con los muchachos vamos camino a la casa, pero quería saludarlas.
- Está bien, maneja con cuidado hijo y cuídense. - luego me hace una señal de que la llamé después, cuelgo.
- ¿Por qué hablas en plural?
- ¿De qué hablas?
- Dijiste que también las extrañas, que las llamabas para saludarlas, todo en plural.
- Mm sobre eso, es un cuento largo que te debo contar.
- Si lo noté, hay algo que me ocultas y no me quieres decir.
- Si te lo quiero decir, pero no sé cómo lo vas a tomar.
- Dime y veremos.
- Después ahora no, solo estoy cansada ha sido un día de muchas emociones y mañana me toca otros encuentros, aunque estos no serán tan agradables como los de hoy.
- ¿Verás a Gabriel?
- Aún no, tengo algo que hacer primero antes de ver a Ziegermman cómo intentar no matarlo.
- Aún lo amas - cuando voy a contestar me interrumpe - no intentes negarlo que te conozco.
- Te odio.
- Me amas, él está con otra o eso dice la prensa; no deberías pensar en él, aun creo que debió hacerte algo muy malo para irte de esa manera ¿te fue infiel? Según Marcelo tiene un hijo ¿es con esa mujer con la que esta?
- Debo cerrar ese capítulo de mi vida, por mucho que me duela, Gabriel me tiene el corazón dividido entre amarlo y odiarlo y no puedo seguir así, tal vez dándole un cierre lo pueda olvidar como se debe. – no le digo quien es la madre del niño porque se el daño que le hizo la desgraciada de Lucrecia y prometimos nunca hablar de ella.
- Eso esperó, no quiero verte sufrir por ese idiota. - ya sufro por él.
- Hogar dulce hogar, qué te parece si voy a la casa a arreglar un par de cosas y me quedo contigo como antes.
- Qué te parece si mañana te quedas en casa porque ahora estás tan cansado que llegarás a la cama y caerás de una vez.
- Es cierto, por eso te extrañaba, nadie me conoce como tú.
Le doy un beso y subo a mi departamento, que día tan agotador y eso que solo he visto a gente agradable que será cuando vea a las personas desagradables.
-*-
Al día siguiente empiezo a poner todo en orden y voy a ver a la persona que me recomendó Fabio que tiene aquí, quiero saber cómo va el trámite de los papeles del divorcio, qué rayos está haciendo Gabriel. Ella queda en ir al juzgado a revisar, para ver cómo va el papeleo y luego me avisa. Después de ahí voy al colegio de mis niños, ya va a ser hora de salida pero los extraño, y aunque sea quiero verlos de lejos, unos minutos después veo como empiezan a salir y reconozco el coche de los niños, sigue siendo Jesús, los cuida como su vida, es un buen guardaespaldas. Veo salir a Santiago y al rato mi princesita si qué ha crecido.
- ¡Tía! - la escucho gritar y no sé cómo pudo verme, la veo corriendo hacia mí, la tomo en mis brazos y veo como Santi se baja del carro y también corre hacia donde estoy. Estos niños son demasiado buenos.
- ¡Tía, tía! - también lo tomó en mis brazos y lo cargo.
- Dios, pero si han crecido y como pesan.
- Soy un año más grande y yo también tía - dice mi niña.
- Ya veo - los pongo en el piso - los extrañe mucho.
- Nosotros a ti, yo sabía que ibas a regresar le dije a mi tío que volverías. - me dice mi campeón.
- Yo sabía que si le decía a mi tío que te llamará a mi presentación de héroes vendrías.
- ¿Tu presentación?
- Si tía, es mañana. Mamá dijo que no ibas a venir porque estabas de viaje y mi tío también, pero sabía que no me dejarías mal.
- Bueno, no me lo esperaba, pero ¿por qué quieres que sea tu héroe?.
- Ella sabe que cuando fuiste la mía, mis amigos quedaron encantados y quiere lo mismo.
- ¿Ya no estás enojada con mi tío? - dice mi princesa. - no te preocupes tía, nosotros no hemos dejado que mi tío tenga novia.
- Es cierto y la pesada esa no es nada como tú, es odiosa y cuando estamos solos nos trata como cosa extraña.
- Niños si inventan.
- Es cierto, hace unos días me enfermé y fui al doctor, me dejé revisar.
- Eso está muy bien.
- Pero mi tío se enojó porque se dio cuenta que mentimos para que dejara a la bruja plantada. - dice Santiago.
- Ustedes están pasados de tremendos. - veo hacia arriba y Jesús me está mirando sorprendido - vamos a comer un helado ¿Quieren?
- ¡Si! - dicen ambos mientras nos acercamos al coche.
- ¿Señora, cómo está? Que gusto verla.
- Cómo estás Jesús, ¿cómo están tus hijos? Ya deben estar por graduarse.
- Así es ya están en el último año escolar, estamos viendo las universidades, y estamos bien.
- Que gusto. Vamos a llevar a estos niños a comerse un helado ¿De acuerdo?
- Sí señora
Los niños entran al carro y vamos a la heladería más cercana, me cuentan todas las anécdotas de la casa, ya sé que Emilia y mi suegra se llevan de maravilla, cosa que no me sorprende, que aún no conocen al hijo de Gabriel, que Sabrina está molesta conmigo cosa que es entendible, ya que no sabe la otra parte del cuento y que Gabriel cena la mayoría de las veces en su casa.
- Quiero pedirles algo, pero esto es muy importante para mí.
- Si tía.
- ¿Se acuerdan de que hablamos por teléfono cuando Anna los visita y nadie puede saberlo? - afirman - bueno, por los momentos nadie puede saber que yo estoy aquí así que tiene que ser un secreto hasta que se los diga a su tío.
- Está bien, yo no diré nada - dice Santiago
- Yo tampoco - apoya a mi princesa con su cara llena de helado.
- ¿Lo prométeme?
- Lo prometo - dicen ambos.
- Las promesas se cumplen niños.
- Lo sabemos tía. - me dice el campeón.
- ¿Tía ya no te vas a ir más? Porque yo te extraño mucho y mi tío ya no es tan divertido desde que te fuiste, siempre está ocupado.
- Ya le arreglaremos las tuercas a tu tío, ahora terminen de comerse el helado para irnos, y ya saben el secreto.
Cuando terminan salimos hasta el coche, monto a los niños y le digo que debo irme, les recuerdo no decir nada.
- Jesús - lo llamo y me responde con respeto como todos los de seguridad de Sebastián y Gabriel.
- Dígame, señora.
- Nadie puede saber que llegué por ahora, así que te pido no decirle nada a los señores ya hablé con los niños y no dirán nada.
- Está bien, pero creo el señor se alegrará en saber que volvió.
- Eso lo dudo, pero ya veremos, ya vete que se está haciendo tarde y ya deben estar preguntándose por ellos.
- Sí señora, me dio gusto verla.
Al rato me llama la abogada de Fabio, para decirme que ayer intentaron introducir el documento de anulación, pero le faltaba una firma y lo rechazaron, lo raro es que no fue Salvador sino Emilia.
- Ya sabía que Gabriel la tenía metida en esto.
- Yo presente la notificación formalmente y contigo aquí ya no pueden introducir ningún documento sin tu firma o que estés de acuerdo.
- Perfecto, voy a tratar de solucionar lo del divorcio lo más pronto posible, gracias.
- Ya está redactado el documento, si firma rechaza todos los derechos sobre la niña y contigo.
- Me interesa la niña más que todo, aunque él no sabe que existe.
- Si, Fabio me contó, pero es evidente que Gabriel se quiere divorciar cuanto antes por lo tanto no creo que le cueste firmar.
- No, el problema es que es tan egocéntrico, soberbio que si no es él quién lo redacté o de la última palabra no es feliz.
- Ya veremos con que nos sale.
Así que te quieres divorciar lo antes posible, bien vamos a darte gusto Zilgermman.
Unas horas después llegó a dónde menos imaginaba estar el día de hoy, pero nada mejor que dejar las cosas claras.
- ¡Dije que no me interrumpieran!
- ¿Así tratas a tus secretarias? no me extraña - alza su mirada, se le cae el lápiz y empieza a sudar frío.
- ¿Usted aquí?
- Yo aquí, ahora tú y yo vamos a hablar Salvador empezando por explicarme ¿Cómo sabes dónde vivo? Y no trates de negarlo porque los papeles salieron directamente de esta oficina a mi casa.
- No sabía que iba a volver.
- Pero volví, estoy llena de dudas y con muchas preguntas así que pide café, cancela tus citas ya que la conversación es larga y te aconsejo que no intentes trucos porque te irá muy pero muy mal.