Me despierto toda contracturada, saco la almohada para poder apoyar la cabeza en el suelo y me estiro boca arriba con mis brazos sobre la cabeza, mierda que el ciático me duele y en mi cabeza imagino las formas en las que me voy a parar y no mearme del dolor, porque dormir solo sobre la alfombra ha sido mi tortura estos días, pero ni sueñe que voy a acostarme en esa cama inmunda. —Señora. —Dana me mira desde la punta de la cama con el seño fruncido—. ¿Qué hace ahí? ¿Se cayo de la cama?. —No, no me caí, me tiré aca para estirar la espalda en algo liso, —miro hacia el techo bostezando—. Es domingo Dana... No tienes que estar acá, deberías estar en tu casa descansando. —Solo vine por un favor que me pidió el señor y luego me voy. —asiento suspirando. —¿Necesita ayuda? ¿Es muy pesado lo