—Vamos, acá no. —¿Qué tiene?. —Es la cocina. —me sube a la mesada como si no pesada nada y no abro mis piernas—. Y están las cámaras, tus empleados nos pueden ver. —Yo manejo las cámaras nadie mas. —pasa las manos por mis muslos sin parar—. Vamos Inara, quiero acá. —Con una condición. —frunce las cejas poniéndose serio. —No estas en condiciones de hacer ningún negocio... Haces lo que digo y punto, que te siga el jueguito no te dice nada. —Quiero ver a mi hermano. —sus rasgos se ablandan donde se imaginaba que le iba a pedir cualquier cosa—. Puedes estar ahí con nosotros y saber de lo que hablamos, pero déjame ver que este bien... Eh hecho todo lo que me pides y yo vivía con él, era la única que lo controlaba, déjame verlo. —Abre. —abro mis piernas así ya toma lo que quiere, pero