Ni siquiera habían tenido tiempo de desempacar por completo sus cosas cuando Lugh se acercó a Nora. Con un gesto suave, tomó su mano y la guio hacia el sofá. A su alrededor, los demás se movieron rápidamente: Declan tomó dos sillas del comedor, una para Aidan y otra para él, y las colocaron de manera que el respaldo quedara frente a Nora. Así, los tres hombres lobo se alinearon ante ella, serios y penetrantes, con sus miradas fijadas en su rostro, lo que comenzó a sembrar un creciente nerviosismo en el corazón de la muchacha. —¿Qué ocurre? ¿Qué quieren hablar conmigo? ¿Es sobre esta época? Si lo desean, podemos regresar a 1515 en cualquier momento —dijo Nora mientras sacaba de su bolso el manojo de llaves mágico. Aún llevaba el bolso colgando de su hombro, ya que los tres hermanos no le d