El miedo se apoderó de Nora con una intensidad que nunca antes había experimentado. Sentía sus piernas débiles, como si en cualquier momento pudieran ceder bajo su peso. De repente, sintió como si el aire se hubiera vuelto sofocante, haciéndole difícil respirar. Sin embargo, en lo más profundo de su ser, una chispa de valentía se negaba a ser extinguida. Sabía que este momento podría determinar no solo su futuro inmediato, sino posiblemente su oportunidad de regresar a casa, o al menos su primer intento. Reuniendo todo el valor que pudo encontrar dentro de sí, Nora se irguió, enfrentando la mirada penetrante de Declan. Su voz, aunque temblorosa, logró proyectar una firmeza que no sentía realmente: —No me interesa su mercancía... —afirmó, tragando saliva audiblemente. Sus ojos no se apart