El aire húmedo y salado del puerto de Dundalk se mezclaba con los aromas de especias, cuero curtido y el inconfundible olor a humanidad que emanaba de las calles atestadas. Nora, con los sentidos en alerta máxima, absorbía cada detalle de este mundo que solo había conocido a través de los libros de historia. Sus ojos, ávidos de conocimiento, recorrían las figuras de los soldados ingleses que patrullaban las calles con un aire de superioridad que no pasaba desapercibido. En su mente, los fragmentos de historia que había escuchado de forma distraída de sus padres cobraban vida. El "dominio inglés" sobre Irlanda, un capítulo oscuro y complejo que ahora presenciaba en carne propia. Aunque estaban en 1515, y los conflictos más sangrientos entre Irlanda e Inglaterra aún no habían estallado, Nor