La brisa marina agitaba suavemente el cabello de Nora mientras continuaba observando con asombro el despliegue de fuerza sobrehumana frente a ella, siendo completamente ajena a los pensamientos de Lugh, ella lo único que veía era como los hombres lobo no paraban de lanzar y atrapar esos pesados barriles y sacos como si fueran simples pelotas de playa. —Todavía me cuesta comprender lo fuertes que son, primera vez en mi vida que veo algo así... —comentó Nora, sin poder ocultar la admiración en su voz. Lugh, parado a su lado, se irguió con orgullo al escuchar su observación. Una sonrisa se dibujó en su rostro mientras explicaba: —Eso no es nada, Lady Sullivan. Un licántropo promedio puede levantar seis veces su peso. Y ese es un lobo común y corriente. —Oh... es mucho —respondió Nora, vol