Mientras tanto, ajeno a la gravedad de la situación, Aidan se sumergía en la pelea con un entusiasmo casi infantil.
—¡Ah! ¿Una pelea? ¡Pero si ni siquiera estoy ebrio! —exclamó con una sonrisa feroz, mientras sus puños conectaban con otro agresor que se desplomó como un saco de piedras.
Lugh, siempre el protector, se movió como una sombra para cubrir a Nora, con sus ojos brillando con una ferocidad animal mientras evaluaba las amenazas circundantes. Declan, por su parte, se enfrentaba a dos atacantes simultáneamente, con movimientos fluidos y letales, en una danza mortal que dejaba cuerpos inconscientes a su paso.
La violencia, como un virus altamente contagioso, se propagó rápidamente por el Nexus. Lo que comenzó como una escaramuza localizada se convirtió en una batalla campal. Cuerpo
