El frío aire nocturno erizaba la piel desnuda de los tres hombres lobo desnudos, recordándoles la urgencia de su situación. Es por esa razón que Aidan con voz baja pero firme, se dirigió a especialmente a sus dos hermanos: —Declan, Lugh, vigilen el perímetro. Entraré a buscar ropa en la casa del infeliz —ordenó Aidan con voz ronca, con su cuerpo desnudo cubierto de manchas de sangre seca alrededor de su boca, vestigios de su reciente transformación en lobo y lo que estuvo haciendo cuando se convirtió. Lugh, en condiciones similares, asintió en silencio, mientras que Declan, el único que no mostraba signos de haber participado en la matanza de cazadores en el Nexus, frunció el ceño con evidente disgusto. —¡No voy a usar las prendas de ese bastardo! ¡Preferiría vivir como lobo por el rest