Cuando despierto me siento desorientado. Mi cabeza duele y no entiendo que demonios pasó. Cuando me enfoco asusto. Estoy en un tipo de celda. ¿Qué mierda? Los recuerdos comienzan a dispersar mi mente y maldigo. Tsubaki, sonrisas, besos y luego esos tipos que ni idea de donde salieron, luego todo de n***o. Supongo que me golpearon.
Gimo de dolor y me levanto. Inmediatamente escucho pasos acercarse. Levanto la vista y la misma sonrisa amable que tenía la cafetería permanece en sus labios. Solo que ahora su mirada no es tan dulce como la recordaba. Oh espera, al parecer ella me mintió sobre lo que sintió. Como que mi corazón acaba de ser estrujado de manera cruel.
—Hola Inu — la miro con verdadero resentimiento. ¿Mi vida será secuestrado por pandillas? Estoy hartándome de esto, lo peor es que por lo menos Kagome me trata como un insecto al que no quiere. El tipejo de antes me trata como un insecto que desea matar.
—¿Quién demonios eres? —Pregunto agarrando los barrotes y ella sonríe con dulzura.
—Soy Tsubaki, tu novia — comenta mirándome.
—Anja, eres una pandillera ¿por qué? Por dinero no es, tus padres te dan todos los jodidos gustos — ella me sonríe como si fuera un ignorante.
—Exactamente, ellos me concienten en todo, me mantiene oculta del mundo gracias a los caprichos. Eso cansa, estoy cansada de eso, deseo peligro, adrenalina y sin saberlo terminé en esta pandilla que me da eso y mucho más — ella lame sus labios.
—Me mentiste — murmuro y ella frunce el ceño.
—No, nunca lo he hecho — bufo molesto.
—Es obvio que no sientes lo mismo que yo por ti — antes de que ella pueda replicar sigo hablando — ¿por qué me secuestraron? —Pregunto despacio. Sin ánimos de nada salvo estar en casa comiendo y durmiendo, no debí irme con ella. Mierda, solo a mi me ocurre estas cosas.
—Necesitamos a un hacker —responde con total tranquilidad. Cierro los ojos un segundo respirando con calma para apasiguar mi ira.
¿En qué jodido momento mi vida cambió tanto? Si mi memoria no me falla fue desde el momento en donde se realizó esa jodida carrera, en donde descubrieron mis habilidades como hacker y donde dos pandillas de mierda me buscan por eso, no, no me buscan, me secuestran por esa razón de mierda.
—No soy lo que buscas entonces — contesto con tal tranquilidad que me sorprende.
—Si eres lo que busco—ella hace una seña y veo como dos tipos muy musculosos entran a la celda luego de ella abrir, sin darme tiempo a nada me sujetam con fuerza.
Me hacen caminar a la fuerza y memorizo por donde paso, Tsubaki sigue hablando con tranquilidad y quiero en este momento insultarla y eso que trato de nunca insultar a una mujer. Pero, mis sentimientos están un poco heridos. Ella de verdad me gusta, o por lo menos quería intentarlo, pensé que si valía la pena, que ella si lo valía.
Me sientan en una silla y me amarran, mis intentos de lucha son en vano, estos musculosos son muy fuertes para mi.
—¿Ya llegó el muñequito de la zorra?—una voz se hace autoridad en el lugar y veo como Tsubaki se pone seria de inmediato. Eso me deja en claro que la persona que viene es alguien a quien ella le debe respeto, el líder de este circo, supongo.
—Lo tenemos desde hace una hora jefe—el tipo de aquella vez me mira con odio—¿cree que ellos mantengan algo? Ella puede ser muy persuasiva si se lo propone—comenta. Un tipo de mirada oscura y larga cabellera me mira con suspicacia.
—No, ellos no mantienen una relación de ese tipo, creo que ella solo lo buscaba con el mismo propósito que nosotros, utilizarlo—¿escuchan eso? Es mi corazón que acaba de ser roto por las palabras de la chica que me gusta. La miro y ella me sonríe con lo que supongo quiere ser pena.
—Gracias por pisotear mis sentimientos de esa manera, si no estuviera amarrado te levantaría el dedo en señal de victoria—respiro para calmarme y miro a los tipos—¿qué quieren de mi?—pregunto con tranquilidad.
—Algunas fuentes me han informado que Kagome Higurashi habló contigo ayer—asiento despacio—¿qué se trae la zorra entre manos?—hago una mueca con los labios.
—No tengo idea—el golpe que da de lleno en mi rostro me hace girar hacia el lado contrario del dolor. El tipo que fue disparado por Kagome me mira con odio.
—Respóndele cuando él te pregunte niñito, si no quieres morir, hazlo—siento el sabor metálico de mi sangre y me mantengo serio. Si suelto una palabra de lo que me dijo la otra loca mi familia corre peligro. Y si me dan a elegir, yo muy complaciente elijo morir antes que ver a mi familia hacerlo. No podría con eso.
—Te preguntaré una vez más. ¿Qué se trae Kagome?—pregunta—es mejor que respondas niño, Bankotsu no es muy paciente que digamos cuando se trata de ella—lamo mis labios.
—No tengo ni idea de que se trae la loca de Kagome, pero si quiero decirles que no tengo nada que ver con ella—lo digo sin titubeos, pero aún cuando proyecto seguridad de mis palabras el tipo me golpea con más fuerza y siento como el aire abandona mi cuerpo, la parte afectada fue mi estómago ahora.
—Miente—dice de pronto—ella lo protegió, por algo fue y él debe saberlo—me encuentro quieto tratando de que el dolor no me deje tirado.
—Tal vez la zorra todavía no ha actuado, quizás vaya trás él con otros objetivos. Puede gustarle o...
—¡Inuyasha es mio!—grita Tsubaki—no dejaré que ella lo tenga, además, ella es mayor que él—comenta.
—Cierto, a Kagome no le gustan los niñatos como él—dice Bankotsu con una sonrisa de burla en los labios.
—Es bueno saber porqué te desechó—el golpe que impacta en mi mandíbula me hace ver todo borroso por un segundos.
—No quieras pasarte de listo niño, porque te puedes arrepentir—me susurra con voz cargada de odio. Me siento adolorido y la soga que mantiene mis manos amarradas estaba causando rasguños.
—No lo hago, pero es la verdad, ella solo me ha estado amenazando, no entiendo la razón del por qué, pero es así—digo como puedo.
—Jefe, ¿qué haremos con esta escoria?—pregunta Bankotsu mirando al tipo este que no deja de mirarme como si fuese inferior a él.
—Bien, no sabes porque te tenemos aquí ¿estoy en lo cierto?—asiento despacio—la razón es sencilla, queremos verte en acción. Hackea un sistema de un banco, necesitamos que traslades un dinero de una cuenta a otra—escupo sangre cuando Bankotsu vuelve a golpearme sin razón—¿por qué le pegas?—pregunta el tipo.
—Para que preste atención—el hombre sonríe y me mira.
—Creo que de esto te habló la zorra esa, preparen el equipo, él lo hará ahora mismo, luego podemos... Dejarlo ir—Tsubaki me sonríe y limpia la sangre de mis labios para luego besarlos. Giro el rostro apartándome de ella.
—Algún día lo vas a superar, amor—ella me sonríe y se sienta en mis piernas.
—¿Enserio te gusta él?—pregunta Bankotsu mirando una pistola como si fuese lo más hermoso.
—Solo le tienes envidia por lo guapo e inteligente que es—ella sujeta mi rostro y besa mis labios—es caliente, míralo, provoca que quiera tenerlo esposado a una cama—me muevo incómodo para que ella se quite de encima de mi.
—Él no parece muy de acuerdo con eso—Tsubaki se levanta y camina dejándome a solas con este tipo. Él me mira con una sonrisa—¿no estás con ella, verdad?—hago una mueca con los labios.
—No lo sé, tu dime que pareces tan sabio—el golpe en mis rodillas me hace apretar los ojos para no lagrimear del dolor. Miro el bate en sus manos.
—Niñato, si no quieres terminar muerto es mejor qur controles tu boca—trago saliva y muerdo mis labios para aliviar el dolor.
—¿Me dejaran ir luego que termine con lo que me pondrán hacer?—pregunto pretendiendo calma, no estoy para nada calmado. Prefiero ser secuestrado por la lunática de Higurashi, al menos ella se ve tan sexy que omito su locura.
—¿Te gusta Kagome?—frunzo el ceño.
—Ella está loca, no me gustan las chicas locas—él se ríe.
—Tsubaki no es la más cuerda—suspiro.
—Ella me engañó, si hubiese sabido que está de manicomio jamás la hubiese mirado como algo más que una amiga—comento mirando el suelo.
—¿Te gusta Kagome?—y vuelve con la maldita pregunta.
—¿No la haz superado?—la pregunta deja mis labios antes de que pueda analizarlas y el golpe siguiente me deja sin aire.
—Ya te dije que no te pases—toso un poco y respiro hondo.
—Ya les dije la relación que mantengo con ella, soy algo así como un juguete al que le gusta mantener asustado—él se acerca y me toma de la barbilla.
—Si estás con ella desearás haber muerto niño—y sale dejándome completamente solo.
Maldición, Kagome no me golpeaba de esta manera cuando me secuestraba. Aunque con ella de alguna manera me controlaba, su mirada era tan peligrosa que sabía podía matarme en cualquier momento.
Cuando parecen tener todo listo me llevan donde está todo preparado para hacer un hermoso hackeo. Muerdo mis labios y ellos me sueltan. Masajeo mis muñecas sintiendo como están enturmecidas y me siento. Cuando me dan la señal comienzo el proceso de manera rápida. Sé lo que encontraré y sé que de enfadarán con mi resultado. Veo que ambas pandillas están en guerra, lo he notado por los comentarios y la manera de ellos hablar de Kagome. ¿Cómo termine en medio de una guerra de pandillas? Maldigo todo y me concentro en lo que ellos quieren que haga.
—La cuenta está vacía—digo dejando de teclear. Inmediatamente siento el metal frío de una pistola en mi cabeza.
—No soy de bromas niño, deposita el dinero en la cuenta que te dije—amenaza con voz desafiante.
—Míralo por ti mismo, esa cuenta está vacía. ¿De verdad me dieron la correcta?—parezco realmente desconcertado, espero que mi actuación sea buena porque de no ser así Kagome hará lo que me dijo.
Él se acerca furioso y mira que lo que digo es verdad. Grita enojado y lanza algunas cosas hacia la pared. Me mantengo al márgen de toda su ira y solo observo como un espectador que no tiene nada que aportar a una obra.
—¡Seguro fue ella!—grita molesto—¡esa zorra no sabe con quien se mete!—grita enfurecido mirando a todos enojado.
—Naraku, creo que debes calmarte—dice una chica cruzada de brazos.
—No me calmaré. ¡Esa maldita escuincla no sabe lo que ha hecho!—la chica se acerca y hace que la mire.
—La vamos a destruir, pero para eso debemos pensar friamente—él asiente—este niño no tiene nada más que hacer aquí, pueden llevárselo—me asusto de inmediato.
—¿Me matarán?—pregunto con voz neutra, aunque el temblor en mis manos delata lo que en realidad siento.
—Por ser servicial te dejaremos vivo, solo mantente al márgen de todo y que no se te ocurra abrir la boca—me dice.
—¿Lo dejaremos vivo?—pregunta Bankotsu.
—Podemos volver a utilizarlo. Tsubaki será su novia de ahora en adelante, de esa manera sabremos todos sus movimientos y si abre la boca o no. Mañana mismo te vamos a transferir a donde él estudia—trago sintiendo como mi cabeza duele—ahora tendrás que trabajar para nosotros si quieres seguir viviendo niño, esa es la única manera en la que te dejaremos vivir, ahora esa será tu nueva vida—asiento en silencio—sáquenlo de aquí—siento el dolor en mi nuca y todo tornarse borroso.