6. APOYO EXTRA

2434 Words
Noviembre Este otoño transcurrió bastante tranquilo, aunque también fue un poco aburridor al no tener al idiota de Jhon para molestarnos ni salir a escondidas a tomar unas cervezas, y con Mik tampoco nos volvimos los súper amigos, él estaba en extremo concentrado en sus estudios al punto de realizar cerca de tres actividades extracurriculares que hacía en las tardes y los fines de semana, jamás salía a divertirse, solo cumplía con sus obligaciones, comía, dormía, iba a clases o a la biblioteca y no más, no se relacionaba con nadie a menos que fuese por un trabajo o similar, y todos decían que era un ratón de biblioteca muy raro, de hecho, hubo algunas ocasiones que me acorralaron para sacarme información sobre él, pero quedaron tan aburridos como yo al saber que no había nada que contar. Por otra parte, mamá me había llamado recientemente para saber cómo iba todo y también preguntó por Mik, pues le comenté lo ocurrido cuando lo conocí quedando con muchas ganas de conocerlo, en especial al hablar con él en un par de ocasiones, también me preguntó si iría a casa para celebrar mi cumpleaños, pero rechacé la oferta al tener varios trabajos pendientes y una competencia de judo para la que debía prepararme al haber llegado a la finales, claro que la invité a ella y la familia para que viniesen a verme, al menos esperaba contar con su presencia, pero en el fondo sabía que quizás no lo harían al tener que cuidar de la pequeña intrusa quien, según dijo mamá, estaba mejorando muchísimo en sus clases y los chicos se habían acercado a ella en lo que respecta a la convivencia, pues la distancia seguía contra todos. —Sería bueno que viniera… Quedé viendo melancólico la fotografía que tenía en mi buró y retiré la toalla para cambiarme, cuando en eso, Mik ingresó quedando rojo hasta las orejas y cubrió su rostro rápidamente. —Y-Yo, lo siento, no sabía que t-tú… —Relájate, no es para tanto. No es como si nunca hubieras visto a un hombre desnudo antes. —L-Lo sé, pero eso fue… inesperado. Siempre era gracioso cuando relucía esa actitud tan tímida, lo que solo mostraba aquí conmigo siendo todo lo contrario fuera de estas paredes, ante los demás se mostraba como un hombre frío, de carácter duro y calculador, pero igual era un buen sujeto que no se metía con nadie. —Por cierto, mi madre envió un paquete para mi cumpleaños y también envió algo para ti. —¿A mí? —asentí—. Pero ella no me conoce de nada —comentó extrañado. —No importa, tienes buenas referencias de mi parte y eso vale mucho para ella —saqué el obsequio del cajón entregándoselo. —¿Puedo abrirlo? —reí por lo bajo. A veces era como un niño ante gestos amables. —Claro que puedes, es para ti. —A-Amm… T-Travis, ¿te importaría vestirte? —volteé los ojos con diversión en lo que vestía mis prendas inferiores y los zapatos, en tanto él abría curioso su regalo. —Sigo sin entender por qué tanto pudor. ¿Acaso en Corea no son chicos por un lado y chicas por el otro igual que aquí? —Sí, pero es incómodo para mí. —¿Por qué? —Mis hermanos… —no cuestioné esta vez para no ponerlo más nervioso, aunque su semblante cambió frunciendo el ceño con extrañeza despertando mi curiosidad—. Esto… —¿Qué pasa? ¿Qué te envió? Mik sacó una calculadora científica especial que estuvo buscando el mes pasado, una caja de dulces caseros y una bufanda, la cual sabía ella había tejido pues yo recibí una igual, solo que la mía era vino tinto y la suya verde. —Pero… ¿Por qué…? —Le conté que estabas buscando la calculadora, ella es buena con esas cosas y quizá la encontró y decidió regalártela. —¡Pero son muy costosas! —Lo sé, pero ella quiso darte el detalle. —No puedo aceptarlo —negó nervioso intentando devolverme el regalo, mas envolví sus manos para que no lo soltara. —Es tuyo, Mik, acéptalo que ella te envió esto con cariño. —¡Ella no tenía por qué! —Así es ella —contesté tranquilo recordándola—, mi mamá es una persona muy dulce y sabe que si le hablo bien de alguien es por algo, además, a Jhon también le enviaba detalles seguido. Digo, por si te hace sentir mejor. —¿Le daba cosas tan costosas? —¡¿Bromeas?! Hizo más que darle una calculadora y créeme, casi lo demando porque quería dejarme huérfano de madre, lo peor es que ese idiota no se decidía en si quería de ella una madre, una sugar o una amante a tiempo completo —conté casi entre risas solo de recordarlo. —Igual, creo que no debería aceptarlo, ni siquiera quise pedírselo a mis padres o a Lawless. —Solo hazlo y cuando llame dale las gracias, tampoco te compliques por eso —acaricié su cabello y palmeé su hombro dándole más confianza—, mejor apresúrate que debemos ir al comedor, no querrás perderte la bendición de Reinold —sonrió más tranquilo y al poco tiempo partimos a desayunar. (…) En horas de la tarde nos preparamos para nuestras respectivas competencias, él, tras mucho esfuerzo, logró entrar a la competencia de matemáticas y si ganaba hoy pasaría a la nacional, igual que lo haría yo si ganaba en judo, aunque no pude hablar con el entrenador para saber quién era el competidor al ser solicitado en una reunión. —¡Mik! —llamé corriendo hasta él al encontrarlo a la distancia—. ¿Estás listo? —Sí, pero sigo bastante nervioso. —No te preocupes, has estudiado bastante estos meses y tuviste mucho apoyo de los docentes. —Lo sé, pero es la primera vez que estaré en una competencia y no sé si pueda hacerlo. —Tú tranquilo que te irá excelente. ¿A qué hora es? —Es en una hora. —Bueno, entonces deja atrás los nervios que lo harás genial y serás el ganador. —No lo sé… —¡Vamos! ¡Arriba ese ánimo! —lo tomé de la cintura alzándolo un poco. —¡No! ¡Bájame, Travis! —lo bajé entre risas y revolví su cabello aun cuando me miraba con amargura. Si bien no éramos tan cercanos, Mik despertaba cierta nostalgia en mí al recordarme los primeros días aquí, por eso procuraba animarlo en sus trabajos y también lo molestaba cuando tenía oportunidad, no sabía si servía de algo, pero esperaba que con el tiempo se soltara igual que lo hicimos Jhon y yo en su momento. —Sonríe, es un excelente día y estás a nada de ese premio. Por cierto, ¿tus padres vendrán? —Sí, mi mamá dijo que vendría con Lawless, mi padre prefirió quedarse en Seúl con mis hermanos. —No te desanimes —presioné su hombro con optimismo—, hoy les demostrarás que tienen mucho por lo cual sentirse orgullosos, allá tu padre si decide perderse algo tan importante y al menos podrás presumirle que Lawless es mejor padre que él —su semblante cambió quedando más tranquilo. Era evidente que sus conflictos familiares le afectaban profundamente, pero en las veces que lo alentaba recuperaba la seguridad en sí mismo. Nos trasladamos al salón principal donde lo acompañé por petición suya a buscar a su familia, aunque sería un poco difícil entre el mar de gente que había al tener reunidos a los padres, estudiantes de otras instituciones, docentes y más. —¡Joven Lawless! —Reinold hizo una seña a la distancia a lo que Mik fue rápidamente con él. —¡Benji! ¡Benji! —giré extrañado ante el incesante grito petrificándome al encontrar la fuente. Mamá venía casi corriendo, a lo que salí disparado hasta ella levantándola en el aire y llenándola de besos mientras ella inundaba mi corazón con su risa. —¿¡Qué haces aquí!? ¡Creí que no vendrías! —exclamé anonadado con una enorme sonrisa que no me borraría nadie. —¿Creíste que me perdería algo tan importante? ¡Olvídalo! De aquí no me voy hasta que levantes ese trofeo. —¡Eres la mejor! —besé emocionado su mejilla y volví a abrazarla fuerte, aunque no sabía si era más por la emoción o porque sentía que se caería por sus tacones al tambalearla tanto—. Y… ¿papá vino contigo? —pregunté un poco nervioso, aunque ella sabía bien el motivo. —¿Querías que viniera? Porque él no me dijo si lo habías invitado. —No le dijiste ¿o sí? —Benji, es tu padre, no puedes huir para siempre de él. —Sé que no, pero no me atrevo a darle la cara después de lo ocurrido. —Eso fue hace mucho y debes dejar atrás el pasado, solo explícale la situación que él te sabrá comprender. —Lo dudo… —No lo hagas, él te ama tanto como yo —me alegra tenerla conmigo para calmar mis penas con su amor. —¡Cierto! Ya que estás aquí quiero presentarte a Mik —comenté emocionado al encontrarlo a solas al otro lado del salón, aunque parecía un poco decaído, quizás ese cerdo le habrá dicho algo que lo preocupó—. Mik, ¿todo bien? —pregunté en cuanto llegamos a su lado. Al tenerlo más cerca pude notar sus ojos vidriosos, algo malo había pasado. —Sí, no es nada, no te preocupes. —No parece ser nada, te ves muy triste —dijo mi madre acariciando su mejilla. —Mik, ella es mi madre, Olivia Clyde. Mamá, él es Mikehl Lawless. —Disculpe, mucho gusto, señora Clyde —pese a estirar formal su mano, mi madre lo abrazó queriendo consolarlo, al comienzo no supo cómo reaccionar, pero cuando ella le dijo en voz baja que estaba con él, de pronto se soltó a llorar y se abrazaron más fuerte. Siempre me pregunté cómo conseguía la confianza de alguien de un segundo al otro, pero es bueno ver que él confió en ella. —Lo siento, necesito ir al baño un momento. —Benji… —mi madre no tenía que dar la orden porque ya sabía lo que quería. —Vamos, hay una ruta alterna —nos saqué del lugar llegando a un pasillo vacío donde había un bebedero para que él pudiera refrescarse—. ¿Qué ocurrió? —Creo que te equivocaste, Travis, parece que no podré decirle a mi padre que Lawless es mejor que él. —¿A qué te refieres? —Reinold recibió una llamada de Lawless diciéndole que no se presentaría porque saldría de viaje con mi madre a Francia, así que… —su voz se cortó derramando unas lágrimas en silencio. Me dolía verlo tan mal, sabía cuánto se había esforzado y aunque no lo había querido expresar directamente, sí se notaba que quería tenerlos aquí hoy. Es curioso, él deseando que su madre y padrastro vinieran para apoyarlo recibiendo al final una negativa de ellos, mientras que yo le negaba a mi padre la oportunidad de venir aun cuando lo quería junto a mi madre apoyándome. —Tranquilo, Mik, así ellos no estén sé que estarán orgullosos de ti y si no, yo sí lo estaré —dijo mamá con dulzura levantando su rostro—. Benji me habló mucho de ti y del buen muchacho que eres, y ahora me doy cuenta de que tenía razón. —Señora Clyde, yo… —Dime Livi y será mejor que no vuelvas a decirme señora o me enojaré mucho contigo. —Gracias, pero no es necesario que se quede, no quiero ser grosero con usted, pero… —Pero nada, vine a apoyar a mi hijo y también a ti. Benji me contó todo lo que debiste hacer para estar aquí hoy, así que no permitas que esta noticia afecte tu mente. —Gracias —siempre es una bella imagen cuando ella da esperanza a otros con su cariño—. Por cierto, también quisiera devolverle la calculadora, es un regalo muy costoso y no quiero causarle molestias. —Espero que eso sea una broma de mal gusto —esa mirada inquisidora… Olivia Clyde se saldrá con la suya. —Y-Yo… es que… —Sabía que quizás dirías algo así por el obsequio, pero si la envié fue como un premio. —¿Un premio? —Sí, supe que estarías en las finales y quería alentarte dándote ese obsequio. Ve que no fue fácil de conseguir. —Lo lamento, pero yo… —Tú nada. Lo tienes, lo aceptas y si quieres devolvérmelo entonces deberás ganar el campeonato, de lo contrario tendrás que quedarte con él, así de simple. —Travis… —A mí no me mires —levanté mis manos desentendiéndome del dilema, además que no soy tan idiota para irme en contra de ella por una calculadora—. Es mi madre, Mik, pero si ella está decidida en algo no hay poder humano que la haga cambiar de parecer. —Pero… —Tú verás, si quieres devolver el obsequio tendrás que ganar. En eso escuchamos el aviso para que los concursantes del campeonato de química, física y matemáticas se presentaran en los respectivos salones, así que fuimos con él y nos acomodamos en primera fila. —Tú tranquilo, recuerda que practicaste mucho y cada fórmula la sabes a la perfección —alenté. —Quiero el primer lugar de tu parte, jovencito, así que ve por ese premio que nosotros no nos iremos hasta que lo tengas en tus manos. —¿Y Travis? —Mi competencia será después de que finalice la tuya, así que podré quedarme hasta el final. Anda, ve —se alejó más animado en lo que nosotros nos sentamos con la emoción a mil. —Es bastante particular. —Sí, pero es un buen chico, por eso quería que lo conocieras. —Me alegra saber que tienes otro amigo y más que sea tu compañero de cuarto, así no estarás solo tras la partida de Jhon. En el fondo me dolía recordarlo porque en todos estos meses no había recibido una llamada o una carta de su parte, pero, así como ella, también estaba feliz de tener a Mik conmigo por algún motivo que todavía no lograba comprender, o quizás sí, pero no quería decirlo en voz alta para no mortificarme con los recuerdos.
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