En mi cabeza se han reproducido los últimos minutos de vida de Xun una infinidad de veces, mis lágrimas no dejan de salir con culpa al saber que pude salvarlo, tuve la solución en mi mano y más de una oportunidad para acabar con Gharbi, pero lo único que quedó para mí fue esa luz anaranjada y mis gritos al vacío.
Aun cuando intenté llegar al calcinado cuerpo de Xun, fui detenido por los hombres que nos protegían, entre ellos me arrastraron hasta un auto donde debieron dormirme y cuando desperté ya estaba en casa de Walken. Él, mis padres, los de Mik y ella estaban reunidos en la sala según escuché, pero no fue sino hasta que empecé a destruir la habitación que mi padre y Walken llegaron intentando contenerme.
Ya no había un cuerpo por ver ni un auto en llamas, solo era la oscura habitación y la noticia de que Xun había muerto la noche anterior, estuve mucho tiempo dormido, pero ahora había quedado al vacío de su silencio en mitad de la cama.
—Trav —mi padre ingresó, pero me cubrí con la sábana intentando ignorarlo—, debes comer.
—Vete —un suspiro fue todo lo que le quedó antes de cerrar la puerta y la sábana se fue corriendo hacia el pie de la cama—. ¡Te dije que te largaras! —me senté enardecido, pero mi cuerpo se paralizó al encontrarla de pie aferrándose a la tela—T-Tú…
—No creí que llegaría tan tarde, pero hice todo lo posible por venir antes, lo juro —la impotencia y el arrepentimiento empuñaron sus manos dejándome de nuevo con este diluvio en el corazón que no me molesté en ocultar—. Lo siento, Trav.
—Abrázame —supliqué, mas ella negó—. H-Hazlo, por favor.
—No…
De pronto mi vida se paralizó al cristalizarse sus ojitos, ella contenía las lágrimas con todas sus fuerzas y no parecía indomable.
—No me mientas, chiquita, hoy no me actúes porque mi corazón no puede soportar nada —advertí con la poca fuerza que me quedaba—. Ahora, haz lo que te digo —negó otra vez enfureciéndome—. ¡Hazlo!
—No me uses como arma para matarte, Travis, no quiero ser eso.
Tal era mi dolor, que no era consciente de que le había pedido un imposible porque sabía de lo que era capaz y sus traumas reflejados en la muerte misma era lo que anhelaba ahora, deseaba morir para no sentir más la culpa ni el dolor y ella era el arma perfecta, pero creo que esta vez la había lastimado de verdad.
De pronto su agarre se fue debilitando, estaba retrocediendo y, temeroso, comprendí lo que estaba a punto de hacer, entonces tiré de la sabana al tenerla enrollada en su mano y cayó en la cama, pero antes de levantarse me fui hacia ella, intentó alejarse, pero más me empeñaba en impedírselo al no querer estar sin ella.
—Suéltame —gruñó bajó evitando alertar a los demás.
—No te irás de aquí.
Sin importarme nada excepto mi propio dolor, la contuve con fuerza debajo de mí al quedar en mitad de la cama, sus manos me apartaron entre golpes que bien sabía no era toda su fuerza, se contenía para no lastimarme, pero eso era justo lo que quería, lo que merecía, así que llevé uno de los brazos sobre sus cabeza dejando que me golpease con la otra mano, ella me pedía entre gruñidos que me quitara, pero cuando menos lo imaginé, unas lágrimas salieron de ella, creí que actuaba como en pasadas ocasiones, pero el temblor en su labio me dio a entender que era real.
Repasé consciente la escena, no solo su labio temblaba, también lo hacía su cuerpo y la mirada que me daba no era falsa, era auténtico terror, lo peor fue que en medio del forcejeo alcancé a rasgar un poco sus prendas descubriendo parte de su pecho… La persona en quien ella confió la había lastimado violando la confianza que teníamos y para colmo le hizo revivir sus horrores, aunque yo sabía que esto era mucho peor pues esas personas siempre le mostraron la maldad de sus almas, pero yo nunca lo hice y menos de esta forma.
—Y-Yo… —el miedo me cubrió con otro abrigo, sus labios apenas se movieron intentando darme una respuesta que no podía salir, pero yo la conocía, solo que mi cuerpo tampoco podía moverse—. L-Lo siento… l-lo siento, chiquita…
Su mirada se apagó antes de lo esperado, era como si su mente se desconectara de la realidad, era un mísero recipiente más y solo ahí me separé de ella notando mis dedos marcados en su muñeca, unos hilos de sangre en su abdomen hechos por mis uñas y su falda recogida en la peor escena que pude perpetrar en ella por culpa de mi dolor.
Quise bajar su falda en un intento por salvaguardarla, mas ella, cual animalillo asustado, corrió rápidamente evitándome y llegó a la puerta deteniéndose en seco, no sabía qué pasaba por su cabeza, pero caminó lento hasta la mesa de noche dejando una pequeña grabadora.
—F-Fei… —su voz se quebró, tragó el nudo de su garganta y respiró profundo en un intento por controlarse—, él me llamó pidiéndome que te dijese algo importante, pero consideré que era mejor grabar la llamada para que lo escucharas de su boca.
—Chiquita…
—¡No! —su grito ahogado me detuvo ipso facto y más al resquebrajarse su corazón a través de su firmamento—. Escúchalo, esas palabras son solo para ti… Y-Yo…, necesito estar sola…
Ella estaba determinada a acompañarme, a quedarse conmigo, incluso nos ayudó en la persecución, pero fui tan imbécil y egoísta, que abrí profundas heridas con dos actos imperdonables que me dejaron en esta lúgubre soledad.
En cuanto ella salió, quedé al borde de la cama dudando en si reproducir o no la grabación, pero era lo mínimo que podía hacer considerando lo ocurrido.
—No sobreviviré.
—Sí lo harás, solo debes ganar tiempo, mis hombres te alcanzarán en cuanto llegues al puente —la determinación de ella era tan grande como la de él.
—¡No lo entiendes, Travis y Mikehl vienen detrás de nosotros, no puedo asesinar a Gharbi sin que ellos salgan heridos y no arriesgaré sus vidas!
—Por eso te digo que debes ganar tiempo.
—Necesito que hagas algo por mí… —el silencio duró unos segundos, mismos que me permitieron visualizar nítido el momento en que aceleró el auto—, dile a Travis que para mí ya es un gran hombre y sé que se lo dije hace poco, pero lo quiero como a mi propio hijo y le deseo lo mejor, que no olvide las lecciones aprendidas conmigo ni los consejos que le di, así como tampoco debe olvidar que me quedó debiendo un favor y necesito que tú lo cobres por mí.
—No será necesario, todo saldrá bien y podrás hacerlo tú.
—No, Jhonson, solo asegúrate de que él sea feliz, que la mujer que lo acompañe lo sepa apreciar por quien es y lo ame de verdad, también cerciórate de que él se reconcilie con su padre y no cometa el mismo error con sus hijos.
—Fei…
—“Travis merece lo mejor del mundo…” —murmuró casi a entrecortada voz—. Recuerdo bien que esas fueron las palabras que me dijo Oz cuando lo conocí, incluso las repitió el día que vi por primera vez a Travis y con el tiempo descubrí que tenía razón.
—Ya casi estás cerca, deja de pensar ideas erróneas.
—Llévame con mi esposa e hijo, quiero descansar con sus restos.
—¡Deja de decir estupideces que Travis no lo aceptará y lo sabes! —riñó ella furiosa, ya estaba desesperada con su actitud.
—Tendrá que hacerlo, solo espero y deseo de corazón que la culpa no lo consuma, no tiene por qué sentirla, mi deber siempre fue protegerlo y dar mi vida por la de alguien que valora ese hecho…, él significa todo para mí.
—Fei, olvídate de lo que sea que estés pensando hacer, te propongo un trato imposible de rechazar.
—Me encantaría decirte que sí, pero acaban de hacer otro más seductor.
—No…
—Lo siento, pequeña, me habría encantado verte en acción…, quizás sea en otra vida.
En ese momento recreé en mi cabeza la colisión de los autos, sus jadeos cuando el silencio retornó y un susurro se escuchó a lo lejos
—¿Fei?… ¡Fei, responde!… ¡¡Xun!!
—P-Por fin… dijiste mi nombre —bromeó dolorido sacándome esa tonta sonrisa.
—Eres un imbécil —ella parecía aliviada, pero yo sabía lo que pasaría—. Tranquilo, ya van a ayudarte.
—Estoy jodido de la C6 y la C7… T-Travis… —de nuevo sentí esa primera mirada que me dio mientras él seguía de cabeza dentro del auto—. No, p-pequeño, aléjate…
—Fei, ¿qué pasa?
—Gharbi ha salido… —mi grito se escuchó muy al fondo igual que la amenaza de Gharbi—. No puedo, no perderé otro hijo… Adiós, pequeña, me encantó conocerte.
—¡Xun! —el primer disparo se dio—. Te quiero mucho, hijo, perdóname.
La explosión llegó con el segundo disparo terminando la grabación y de paso conmigo…
(…)
Dos días después
Supe que mi tío Marcus vino con ella, pero después de lo que hice, ella quiso irse sin dar explicación alguna y ambos partieron de inmediato, mi padre no dijo nada, pero sus ojos me confirmaban que sabía lo ocurrido, quizás ella le contó antes de irse o quizás después, pero sea como sea él sabía. Igual no tuve la fortaleza ni la cara para darle frente solo de recordar la expresión en su carita; sin embargo, durante el funeral de Xun, vi a lo lejos la silueta de ambos observando la ceremonia bajo la lluvia londinense, pero así como llegaron, así mismo se fueron.
—Despídete, pequeño, pronto ingresarán el cuerpo.
—¿Qué pasará con sus restos, papá?
—Serán enviados a China y colocados junto a los de su esposa e hijo, ese era su deseo.
—¿Trav…? —Mik se acercó de nuevo abrazándome fuerte, no pude contarle lo ocurrido a nadie al no haberlo procesado, pero su compañía me hizo bien en este momento—, lo siento.
—No tienes la culpa de nada, esto es fue por mí y él nunca debió morir por protegernos.
—No, no debía —dijo mi padre llamando nuestra atención—, pero quiso hacerlo para darles la oportunidad de un buen futuro, así que no lo defrauden, es lo mínimo que pueden hacer para honrar su sacrificio —Mik y yo asentimos silenciosos acercándonos al féretro.
—Adiós, Xun, fuiste el mejor amigo que pudimos tener Trav y yo y para mí sin duda fuiste un gran guía de vida. Te extrañaré demasiado, pero recordaré todas las conversaciones que tuvimos —ella depositó un beso en sus dedos que acariciaron la madera.
—Me habría encantado tenerte muchos años más, pero siempre te agradeceré por el tiempo que tuvimos, por permitirme conocerte y no te preocupes, no te guardo rencor por nada, solo hay gratitud, cariño y el vacío que me deja tu muerte, Xun, pero haré lo posible por ser mejor, así que… —la culpa me abofeteó—, por favor, desde donde estés, ayúdame a reconciliarme con ella, necesito su perdón, necesito hallar una manera de seguir el buen camino, sé que te pido mucho, pero dame ese último empujón.
Mik me abrazó muy fuerte consolándome en tanto veíamos el féretro desaparecer, sus padres la llamaron y depositó un beso en mi mejilla dándome una muy triste mirada antes de ir con ellos.
Los minutos transcurrieron sin yo querer moverme, en el fondo deseaba que Xun apareciera y me abrazara mientras encendía su cigarrillo invitándome a una copa como siempre, pero eso no pasaría y en vez de él, fue mi padre quien se sentó a mi lado con el tabaco en el aire.
—Debemos irnos, pequeño, aquí no queda nada ni nadie.
—Todavía están los pocos…
—Solo estamos tú y yo, Trav —estaba a punto de reñirle, cuando me fijé en su reloj percatándome de que había transcurrido más de una hora desde que el féretro pasó la compuerta—. Vamos, nos quedaremos en casa de Walken unos días y si lo deseas puedes quedarte en mi casa durante las vacaciones, así tendrás tiempo a reponerte antes de ir a Birmingham.
—No, necesito hablar con Mik de algo.
—Ella no está.
—Entonces vamos a su casa, es importante.
—No lo entiendes, ella se ha ido —miré a mi alrededor comprendiendo que él tenía razón cuando dijo que solo estábamos los dos.
—¿En dónde está Mik?
—Se fue, sus padres la llamaron informándole que el avión estaba listo.
—¿Avión? ¿Qué avión?
—Trav, los Lawless se han ido del país y no volverán, y no intentes buscarlos porque no quieren ser encontrados, así que deberás respetar su decisión.
—N-No, dime que es una broma, que ella volverá o… —una silenciosa negativa terminó de fracturar mi corazón—. ¿Y-Y… ella…, es decir…?
—Mi pequeña también se fue, estará fuera de Nueva York una temporada junto a Marcus, solo iban a tomar el desvío por tu grado, pero se quedaron este tiempo para dar sus respetos a Xun.
Y así como terminó mi infancia, así mismo terminó mi adolescencia, en una desolada vida llena de dolor y dudas que no serán aclaradas por nadie, pero sí habrá demasiadas lágrimas derramadas hasta que pueda recuperarme de tres pérdidas y si la vida me da una oportunidad, quizás pueda tener el perdón de la pequeña… quizás, pues ni yo me perdonaría si alguien me hace lo que le hice a ella…