42. LAS FRIEDMAN VS MIK

2269 Words
No me di cuenta en qué momento pasó una hora desde que llegamos a ese lugar, pero me fui con cierto vacío al querer comprar un postre para la pequeña Jhonson aun cuando no podría entregárselo, pese a esto, al menos quedé tranquilo al ver cómo mis hermanas parecían haber aceptado de alguna forma a Mik al hablar con más confianza, pero ninguna se soltaba de mis manos y menos Norah quien se encargó de mantener la distancia entre Mik y yo. —¿En dónde estaban? Ya me iba a preocupar al saber que no se encontraban aquí. —¡Papi! —ellas corrieron a abrazarlo. —Tío, creí que tardarías más. —Así sería, pero me esforcé para salir antes. Le expliqué lo ocurrido presentándolo a su vez con Mik y volvimos a la habitación donde terminamos con otra sorpresa al encontrar al señor Lawless esperando por nosotros, terminando en otra presentación donde quedé atónito al escuchar cómo se hacía llamar “el padre” de Mik con total naturalidad, de igual forma, me sorprendió la tímida sonrisa de ella ante esto demostrándome que varias cosas positivas le habían ocurrido en mi ausencia. —¿Y qué haces aquí? ¿Pasó algo malo? —Tranquila, hija, vine porque necesito hablar con Travis unos minutos, pero no sabía que tendrían compañía. —¿Y cómo sabía que me encontraba en Londres? —Hablé con tu padre antes de venir y dijo que estarías el fin de semana aquí, así que intenté probar suerte —no supe por qué, pero algo en su rostro me decía que estaba preocupado y esta visita no era porque sí. —Mik, disculpa que te moleste con esto, ¿pero te importaría cuidar de mis hijas en lo que ellos hablan a solas y yo salgo a hacer una llamada? —solicitó mi tío Isma comprendiendo lo que ocurría en silencio. Mik accedió y los tres salimos, aunque él no se nos separó un instante—. Es evidente que algo más ocurre y esta visita no es casualidad, señor Lawless. —Tiene razón, señor Friedman, y al ser su tío imagino que puedo confiar en usted —le asentí dejándolo más tranquilo y este exhaló con pesadez—. Travis, vine porque necesito que me ayudes con algo. La familia de Mik, es decir, quien fue su padre hasta hace poco, ha venido a Londres a pelear la custodia de ella, no sé qué se proponen después del daño que le ocasionaron, pero necesito sacar a mi hija cuanto antes y esperaba que pudiera ir contigo a Birmingham. —¿¡Qué!? ¿Con qué derecho vienen a reclamarla? Es absurdo. —Lo sé, mi esposa y yo estamos furiosos por eso y ella ahora mismo se está encargando de darles frente, pero necesito sacar a mi hija unos días hasta saber qué se proponen. —¿Y no se suponía que ya estaba arreglado el tema de la paternidad? —Sí, pero ellos pretenden demandarnos bajo no sé qué ridículas excusas que ya está revisando mi abogado, entretanto no quiero involucrarla ni causarle un trago amargo. —En ese caso será mejor llevarla a otro lugar —comentó mi tío inquietándonos—. Señor Lawless, si me lo permite podría llevarme a su hija a Nueva York, pensaba llevar a Travis este fin de semana y allá estará a salvo con nosotros, eso se lo aseguro. —No lo sé, es decir… —Créame, sé que la situación por la que está pasando es compleja, pero también sé que su hija es alguien importante para mi sobrino, mi hermano me habló de ella y nadie le dará la espalda en la familia, solo necesito su aprobación y en unas horas partiremos, si así lo desea. —Se lo agradecería mucho, toda esta situación nos tiene bastante estresados a mi esposa y a mí, pero si no es una molestia para ustedes… —Por el contrario, será un placer ayudarlo. —En ese caso acepto, y también me dejaría tranquilo si parten de inmediato, puedo preparar un avión privado para dentro de dos horas, así les dará tiempo suficiente a empacar y ser trasladados al aeropuerto, mi chofer los llevará. —Mejor sin chofer, así no levantaremos sospechas, usted vaya con su esposa y en cuanto lleguemos a la ciudad les llamaremos. Travis, ve con las chicas e informales el cambio de planes, los esperaremos aquí con sus maletas. Corrí cuanto antes e hice lo indicado saliendo en pocos minutos con ellas, le di mi palabra al señor Lawless de cuidar de Mik, así como tampoco le daría mayor detalle de lo ocurrido, solo nos limitamos a decirle que nos acompañaría el fin de semana en Nueva York. Así, al llegar, lo llamamos en lo que íbamos a casa, por suerte mis hermanas durmieron casi todo el vuelo y seguían bastante cansadas, así que al arribo no hubo poder humano que las despertara, pero lo raro fue que en vez de llegar a casa de mi tío Marcus, llegamos a casa de mi padre quien nos dio la bienvenida indicándonos las habitaciones correspondientes, quedando al final en mi habitación con Mik en tanto mis hermanas ocuparían otra con mi tío Isma, quien estaba en la sala con mi padre hablando no sé de qué. —¿Estás bien? —Sí, pero no creí que estaría tan agitado este día. —Mik, sabes que puedes decirme lo que quieras con confianza —dudó, pero enredó sus dedos con los míos entre la duda que la carcomía. —¿Mi padre no te dijo nada más? —Ya te dije lo que sé, igual dudo que quiera contarme mucho más —odiaba mentirle, pero esta vez coincidía con él y no estaría bien preocuparla cuando ni siquiera yo sabía qué ocurría con exactitud—. No pienses más en eso y vamos a descansar, lo necesitamos. —Tienes razón, igual no creo soportar más y menos con el cuestionario que me hicieron tus hermanas. Nos dormimos abrazados en mi cama al querer darle un poco de tranquilidad evitando que pensara en lo ocurrido, pero de todo me imaginé menos que al día siguiente mis hermanas entrarían a la habitación entre estruendosos gritos que nos levantaron en el acto. —¿Qué creen que hacen? —¡¡LEVANTARTE!! —gritaron al unísono y sin más saltaron en la cama consiguiendo que Mik saliera al baño en lo que ellas cayeron sobre mí. —Eso estuvo mal, Mik no les ha hecho nada y no tienen por qué actuar así con ella. —Ya te dije que no me agrada, no la acepto ni como tu novia ni como amiga, ahora levántate que debes hacer el desayuno, papá y el tío Oz salieron —Norah salió algo disgustada en tanto Jade se notaba un poco avergonzada. —Disculpa, Trav, intenté evitarlo, pero no quería que se pusiera peor. —Al menos tú sí aceptas a Mik —Jade, comprensiva, besó mi mejilla y me abrazó fuerte reconfortándome. Me habría encantado decir que durante el desayuno todo estuvo bien e incluso después de este, pero Norah no hacía más que seguir dándole esquivas a Mik, la atacaba diciendo que no la aceptaría y ella en respuesta la dejaba ser, no sabía si comprendía algo que yo no o solo no quería empeorar la situación, pero ya me estaba cansando de esto y más porque no era algo común en mi hermana. —Es suficiente, Norah, creo que has dicho bastante hasta ahora y tu punto ha quedado muy claro para todos respecto a Mik, pero ya te estás pasando de tus límites. Si bien no quería gritarle, sí debí hablarle firme por primera vez silenciando el ambiente, aunque sus ojitos cristalizaron estrujando mi pecho y me arrojó un cojín a la cara consiguiendo escapar. —Trav, será mejor si me dejas hablar con ella. —No, Mik, seré yo quien lo haga, solo te pido una disculpa y tiempo para solucionar esto de inmediato, así como también te agradezco tu paciencia con mi hermana. —Trav, espera —Jade me detuvo colocándose en mi camino y me hinqué intentando calmarme al verla tan preocupada—. Sé que Norah hizo mal, pero no seas duro con ella. —No lo seré, pero sí necesito dejar claras las cosas. —Lo sé y espero que lo consigas ya que no pude, pero también debes saber algo más. Antes de viajar a Londres, ella y mamá tuvieron una discusión muy fuerte y mamá le dijo cosas feas, papá no lo sabe, así que no le digas nada. —Debería saberlo. —Lo sé, pero Norah no quiere escucharlos discutir otra vez y yo tampoco —exhalé apesadumbrado y la abracé calmándola. —Tranquila, yo me encargaré de todo, por ahora acompaña a Mik. Continué el camino hasta dar con Norah en el balcón, sollozaba intentado ocultar su dolor, pero esto incrementó el mío. —¿Chiquita? —Déjame. —Vamos, no quiero que estemos así, eres mi hermanita y lo que menos deseo es estar separado de ti. —¿Por qué ella, Trav? Ella no es buena para ti. Aun triste se veía tan hermosa, pero jamás admitiré una lágrima de tristeza derramada en mis hermanas, así que me senté junto a ella consiguiendo su atención. —¿Esto es por Mik o por la discusión que tuviste con tu mamá? Jade me contó que fue un poco fuerte —esa frase bastó para derrumbarla en un mar de lágrimas en mis brazos—. Ya, tranquila, aquí estoy. —¿P-Por qué mi mamá es así conmigo, Trav? Yo quiero hacer mis diseños. —Me encantaría darte una respuesta, pero no lo sé, chiquita —por desgracia sí sabía, pero prometí hace mucho tiempo a mi madre no decir nada del asunto, aun así, la quebrada vocecilla se iba apoderando de mí—. Norah, sé que te sientes muy mal por esa discusión y es algo que deberías decirle a mi tío, pídele que no discuta con Linda y mejor hablen los tres, pero no descargues tu dolor con Mik que ella no te hizo nada malo. —No quiero que sea tu novia, si tienes novia entonces no tendrías el poquito tiempo que tienes para nosotras. —Norah —levanté su carita limpiándola con cuidado—, mi tiempo con ustedes es sagrado igual que el amor que les tengo, pero Mik y yo solo somos amigos, no sentimos algo más por el otro. —Pero se nota que ella te quiere. —Y yo a ella, pero no tanto para ser novios. —¿Por qué? —No sabría explicártelo bien, solo sé que es así, pero el día que me enamore de una chica y quiera hacerla mi novia, se las presentaré para que todos den su visto bueno, en especial el tuyo. —¿Lo prometes? —¿y cómo no amar ese tierno mohín? —Lo prometo. ¿Azulejo y petirrojo otra vez? —mi meñique quedó frente a ella quien feliz lo enlazó con el suyo y me abrazó muy fuerte. —Azulejo y petirrojo otra vez. —Ahora necesito que te disculpes con Mik, es lo correcto. —Está bien, ¿pero estarás conmigo por si ella me regaña? —No lo hará, pero yo seguiré contigo. Volvimos con las chicas que estaban armando un rompecabezas en la sala mientras bebían un jugo con galletas, al parecer ellas también habían hablado porque se notaban más entusiastas a como las dejé y Jade estaba más cerca de Mik. Ambas posaron su atención en nosotros y puse a Norah frente a mí sin soltar sus hombros para que supiera que no la dejaría, me observó nerviosa, pero yo le asentí seguro. —Mikehl, disculpa por portarme mal contigo. —Disculpa aceptada. ¿Te sientes mejor ahora que hablaste con Travis? —Norah asintió pegándoseme más—. Me alegro, si quieren pueden unírsenos, hay muchas piezas y unas manos extras no nos caerían mal. —¿Qué dices, chiquita? ¿Vamos? Ella sujetó mi mano notándose más firme y nos sentamos con Mik y Jade, siendo la primera quien le extendió las galletas (que al parecer mi madre le habría traído a mi padre recientemente), en tanto Jade servía nuestras bebidas. —¿Quieres? Jade dijo que eran tus favoritas. —Gracias —sacó las suyas dejándolas en un plato con suma elegancia, volviendo a ser ella—, pero no creas que por esto aceptaré que seas la novia de Travis. —¡Norah! —No, Trav, tú has dicho que no debo decir mentiras y no quiero que ella se confunda. Pedí una disculpa por mi actitud, pero no la aceptaré como tu novia —clavó su mirar en Mik—, solo dejaré que sea tu amiga, pero ni ella ni nadie es aceptable como novia hasta que yo lo diga. —Es una suerte para mí que no lo quiera de novio, así como también es bueno saber que me dejarás ser su amiga. —Me alegra, ahora vamos a jugar, ustedes no tienen tan buen ojo como yo para estas cosas —reí bajo negando con mi cabeza por su desfachatez. Pese a la advertencia de Norah, Mik no se dejó intimidar, lo que sí es que la hizo partícipe del juego aprendiendo más de ella y su forma de ser, misma que poco a poco se iba mostrando sin separarse de mí o Jade.
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