En menos de lo que imaginé y gracias a la intervención de Xun, Walken e incluso la ayuda del director Reinold, en solo unas pocas semanas pude empezar la universidad aun cuando todavía me faltaba el último año de escuela, claro que debí firmar algunos documentos comprometiéndome a finalizarla para que la Universidad de Birmingham pudiese aceptarme, así como también debí hacer un curso intensivo de casi dos meses apoderándose de mis vacaciones por completo sin poder ver a Mik. A pesar de esto, no me arrepiento pues sé que habría hecho lo mismo y tengo su total apoyo al igual que el de mi familia, por lo que estos meses han sido increíbles al recibir una amplia formación sintiendo cada día que es aquí donde quiero estar.
Asimismo, y tras informarme la universidad que debía quedarme el resto del semestre si quería que me avalaran unas pruebas especiales para participar por una beca completa el otro año, decidí quedarme con el permiso de Reinold quien habló con el director de la universidad al ser viejos conocidos, se informó de mis avances, las calificaciones e incluso solicitó las referencias de mis maestros quedando satisfecho, por lo que obtuve el resto del semestre para dedicarme solo a la universidad y el otro año debía continuar en paralelo con mis obligaciones en Harrow.
—Oz, te buscan en la dirección —informó uno de mis compañeros.
—¿El director quiere algo conmigo?
—No lo sé, pero será mejor que vayas porque hay un sujeto preguntando por ti y por la cara que trae diría que no es bueno.
Mis nervios encresparon y empaqué mis cuadernos partiendo de inmediato a la dirección, estaba seguro de no haber cometido ningún error, así como tampoco me había metido en ningún problema, solo espero no haberlo arruinado con algo, a no ser que se trate de mi padre quien haya venido con malas noticias.
—Buenas tardes, me dijeron que estaban buscándome —dije a la secretaria quien apenas levantó la bocina del teléfono con su típica actitud agria.
—¡Travis! —mi corazón se detuvo un instante y me giré siendo abrazado dos pequeños torbellinos haciéndome muy feliz.
—¡Jade, Norah!, ¿qué hacen aquí?
—Me llamaron por un trabajo y ellas quisieron acompañarme al ser pocos días, así que aprovechamos para visitarte —dijo mi tío Isma a quien también abracé sintiéndome complacido con la compañía de los tres—. ¿Cómo estás, hijo?
—Con ustedes aquí, estoy más que encantado.
—¿Nos extrañaste? Porque nosotras a ti sí —dijo Norah con esa tierna vocecilla que estremecía mi corazón.
—Claro que sí, siempre que están lejos las extraño muchísimo.
—Trav, ¿puedes salir a jugar con nosotras? Papá dijo que no sabía si estarías libre, pero queremos estar contigo antes de irnos —comentó Jade con cierta tristeza que me conmovió.
—Disculpa que llegáramos sin avisar, pero ya sabes cómo son.
—Tranquilo, tío, para mí es un gusto y me alegran la vida, pero quizás sí podría salir antes al ser fin de semana, solo necesito el permiso de mi profesor.
—Entonces vamos, no hay tiempo que perder.
Norah, con su don de mando tan propio de ella, hizo que la cargara en todo el camino hasta mi salón donde ya faltaba poco para empezar la clase, pero como era de suponerse, rechazaron mi solicitud dejando a mis hermanas muy tristes.
—Señor, ¿y no podemos esperar a Trav aquí? Hace mucho no lo vemos y queremos estar con él, le prometo que no haremos ruido ni lo molestaremos —suplicó Norah haciéndole un mohín que hasta a mí me derritió con lo bella que se veía.
—Esto es una clase, no un salón de juegos —respondió él intentando mantenerse firme, pero al parecer estaba cayendo en sus encantos.
—Disculpe, profesor —intervino Jade con alcurnia—, pero esto es una universidad y estamos en un salón de clases, clase que usted está a punto de impartir y como profesor está en su deber de enseñar no solo a sus estudiantes, sino a cualquiera que lo necesite, así que nosotras queremos aprender de medicina, mi tío Oz también es doctor y nos ha explicado mucho. ¿No es así, papá? —mi tío se limitó a asentir intentando contenerse tanto como yo—. Dicho eso, profesor, estaremos en la parte de más arriba prestándole atención, también tomaremos apuntes y esperaremos a nuestro hermano.
Los tres hombres quedamos con la misma expresión avergonzada y a su vez admirable por tan determinante actitud de ellas.
—Señor Friedman, al parecer tiene unas hijas muy… persuasivas.
—Bastante y eso es culpa de mi hermano Oz, pero también es parte del encanto de ellas —respondió orgulloso acariciando el cabello de ambas quienes no borraban su altiva actitud.
—Joven Oz, por esta vez haré una excepción con la única condición de que se sienten juntos y en silencio —comentó lo último observándolas serio—. No quiero risas, juegos, gritos ni nada que interrumpa la clase. Un solo llamado de atención y tendrán que salir todos, además de que él tendrá una falta que podría perjudicarlo. ¿Entendido?
—¡Sí, profesor! —respondieron ellas al unísono con una enorme sonrisa y corrieron por las escaleras buscando puesto para los cuatro.
—Disculpe por eso, profesor, es que solo que ellas…
—Solo encárguese de que cumplan lo que ordené y lo dejaré pasar esta vez, joven Oz. Ahora vayan a su asiento.
Mis hermanas son el colmo del descaro y aun cuando se habían comprometido a comportarse, no dejaron pasar la ocasión de molestarme de vez en cuando y más porque tenía a Norah sobre mis piernas en tanto Jade tomaba apuntes igual que yo, el profesor estuvo bastante atento a nosotros y al darse cuenta de que ellas soltaban algunas risillas por lo bajo solía hacerles preguntas sobre la clase, pero Jade al tener sus anotaciones y las mías respondía en el acto, así como lo hizo Norah un par de ocasiones con una soberbia que hizo reír a más de uno. Mi tío, entretanto, se divirtió con la escena a la vez que se dedicaba a dibujar algún diseño en un cuaderno de ellas, no pronunció palabra alguna, pero sí nos veía con una sonrisa de esas que solo ellas pueden sacarle, siendo así como estuvimos hasta el final de la clase.
—¿Nos portamos bien, profesor? —cuestionó Norah con pícara inocencia, pero gritaba maldad en esos azulados ojitos de cristal.
—Muy astutas, señorita Friedman, pero no obedecieron del todo lo que ordené.
—Pero sí respondimos todas sus preguntas y estaban bien, ¿o no? —atacó Jade con elegancia.
—Bastante bien, así pues, les devuelvo a su hermano.
—¿Sin castigo?
—Sin castigo, aunque sí deberá traerme el trabajo pendiente la otra semana.
—No se preocupe, profesor, así haré. Gracias por todo y de nuevo disculpe las molestias.
—Descuide, joven Oz, no es el primero que me ha llegado con sorpresas a la clase, aunque me alegraron el día. Señor Friedman, tiene unas hijas formidables.
—Lo sé, son mi mayor orgullo —respondió mi tío y el profesor se despidió formal antes de salir—. Hijo, ¿qué te parece si nos acompañas a Londres? Debo encargarme de un trabajo rápido y sé que ellas estarán felices de pasar el tiempo contigo.
—¡Di que sí, Trav, ven con nosotras!
—¡Sí, vamos! —¿y cómo negarles algo?
Partimos a Londres con ellas contándome cientos de cosas que no sé cómo logré prestar atención a todo, quizás de la misma emoción que tenía y ya que iba en la parte de atrás con ellas, estaba muy feliz al sentir el calor que me daban en sus abrazos y la forma de sujetar mis manos, recordándome a cierta pequeña.
—Los dejaré por ahora en el internado y vendré en un par de horas para que salgamos a cenar.
—Descuida, tío, las cuidaré bien.
—Esa es la menor de mis preocupaciones, igual sé que te obedecen.
Nos despedimos de él y fuimos a mi dormitorio donde ellas me ayudaron a desempacar, también aproveché para lavar la ropa en tanto jugábamos un rato y hablamos unos minutos con Xun a quien nos encontramos en el pasillo al volver a la habitación, pero fue al ingresar cuando el ambiente quedó tenso y muy silencioso al encontrar a Mik quien quedó tan sorprendida como ellas.
—Trav, ¿por qué no me dijiste que vendrías?… y acompañado.
—Disculpa, fue algo de último minuto, ni siquiera pretendía venir —empujé suave a mis hermanas para que entraran del todo y así asegurar la puerta—. Mik, ellas son mis hermanas Jade y Norah. Chicas, quiero presentarles a…
—¿Eres la novia de Trav? —atacó Norah sin dejar de reparar a Mik de pies a cabeza.
—¿N-Novia? No, esta escuela es solo para hombres.
—Pero tú no eres un chico, eres una chica —contradijo Jade quien estaba tan confundida como su hermana.
—Es cierto, y si eres o pretendes ser la novia de Travis, primero necesitas nuestro permiso, Mik —esta vez Norah no se contuvo en esconder sus celos y menos cuando cruzó sus brazos a la altura del pecho—. ¿Y bien?
—B-Bueno, y-yo…
—Chicas, por favor no molesten a Mik, les explicaremos qué ocurre, pero necesito que dejen de decir que es una chica.
—¿Por qué?
—Hay algunas circunstancias que nos obligan a sostener esta mentira y si alguien las escucha podrían meternos en muchos problemas.
—Entonces arreglemos tu ropa y salimos, porque tienen mucho por explicarnos —exigió Norah sin perder tiempo.
Adoro a mis hermanas, pero jamás creí que me harían otra escena de celos como hace años y menos en estas circunstancias, pero sin más opciones obedecí, aproveché para empacar mi maleta para el regreso a Birmingham el lunes y después salimos los cuatro a un salón de té que estaba cerca del instituto, esto, como una idea de Mik al sugerírselos pues yo le había contado tiempo atrás que a ellas les gustaba realizar reuniones de té en familia.
—Ya no estamos en los dormitorios ni en el colegio, ahora explíquennos —demandó Norah una vez trajeron la orden y Mik y yo les explicamos lo necesario de su situación en tanto ellas escucharon atentas cada palabra.
—Debió ser difícil para ti, aunque es bueno que te hayas topado con Trav, él es un buen hombre y un gran hermano —Jade se notaba comprensiva por la situación de Mik, pero Norah seguía sin bajar la guardia.
—Imposible negarlo, Jade, aunque también debo sumarle que es un amigo increíble.
—¿Solo eso? —atacó Norah.
—¿El qué?
—¿Solo ves a Travis como amigo o también quieres ser su novia? Porque hasta ahora no han respondido esa pregunta.
—Pequeñita, nosotros solo somos amigos, no tenemos intenciones de ser novios y tampoco podríamos por la situación que vivimos, en especial ella.
—Eso lo entendí, pero ninguno ha negado su noviazgo y me estoy cansado de sus evasivas.
—No, Norah, no somos ni seremos novios, solo amigos.
Pese a la contundente respuesta de Mik, Norah seguía reacia a creerle, pero Jade tomó la iniciativa invitándonos a comer para darnos un respiro, lo cual agradecí con discreción. Sin embargo, nada impidió que las tres pudieran conocerse un poco más entre varias tazas de té acompañadas de algunos postres, mismos que me hicieron divagar solo de imaginarlas con ella, aquella niña de ojos negros que se sonroja con facilidad al devorar estas delicias… Ojalá llegue pronto el día en que podamos estar reunidos en un ambiente como este con ella…