19. UNA CENA Y ADIÓS

2355 Words
Travis —¡Ya te dije que no es posible! —gritó Mik furiosa. Recién regresábamos del concierto cuando al revisar el correo ella encontró una nota donde le informaban comunicarse de inmediato con su madre, así que la acompañé al teléfono, llevaban cerca de diez minutos hablando en medio de una frustración que parecía ir en aumento hasta que finalmente estalló en ese desconcertante grito, dijo algo más en voz baja y colgó con la misma furia. —¿Estás bien? ¿Qué te dijo? —Travis, te necesito como nunca —cayó agobiada en mi pecho aferrándose de mi camiseta. Así de mala debía ser la situación para actuar tan cercana en público. —Mejor vamos a la habitación y me cuentas —así hicimos y una vez dentro le extendí una botella de agua—. ¿Y bien? —Mis padres harán esta noche una cena de año nuevo, o bueno, mi madre y Lawless e insisten en conocerte, pero sé que hay segundas intenciones. —¿De qué tipo? —Creo que tiene que ver con tu padre porque también insistieron en que nos acompañase. —¿Les dijiste que estaba aquí? —Lo mencioné cuando fui a casa hace unos días, pero no fue la gran cosa y tampoco pareció importarles. —Será mejor que te apresures en contratar un actor porque no iré —ambos quedamos sorprendidos en cuanto él salió del baño pues no lo escuchamos al entrar. —No se preocupe, algo así imaginaba e igual tampoco quiero que vaya Travis. —¿Y por qué dijiste que me necesitabas? —¡Porque necesito una excusa para zafarme y se agota el tiempo! —chilló agobiada. De pronto mi padre quedó a su lado de pie abrazándola, aunque más me sorprendió cómo ella lo abrazó de la cintura cual niña necesitada. —Ya, ya, ratoncita, no hagas pucheros que no tengo corazón para ti y tampoco puedo follarte hasta los dieciocho. —¡Papá! —No me meto con adolescentes, son un problema. —Este no es momento para tus juegos ni bromas pesadas, así que si no vas a ayudar mejor cierra la boca —le reñí entre dientes. —¿Y si lo hiciera? —Dígame que eso fue un chiste —comentó Mik incrédula. —No, ratoncita, lo digo en serio, iré a la cena de tus padres, pero a cambio quiero un favor a futuro de ambos. ¿Qué dicen? —¡NO! —¡Mira eso!, todavía no son novios y ya están en coros. Livi estará feliz cuando le cuente —de verdad que puede ser un bastardo cuando quiere y sin esforzarse. —Señor Oz, le agradezco la ayuda, pero no dejaré que mi madre haga de las suyas con ustedes. —Y yo no dejaré que le cobres ningún favor por una ridícula cena. —Como quieran, pero dudo que a los señores Lawless les agrade que sus invitados de honor no estén presentes, de hecho, quizás la señora Lawless decida venir por su hija y la retire de Harrow ingresándola a su anterior escuela si no vamos —pánico, eso la invadió solo de recordar cómo abusaron de ella en ese lugar. —¿Crees que pueda ocurrir? —No lo sé, pero suena a algo que haría mi madre. —Pero dijiste que estabas aquí por Lawless, él puede ayudarte con ella. —No si el propósito es hacer un negocio conmigo, mi pequeño —intervino mi padre preocupándome más—, en cuyo caso será envenenado por su esposa y el resultado sería el mismo. —No puede ser… —Tranquila, si es la situación entonces iré contigo —afirmé decidido dándole un rayo de esperanza. —¿De verdad? —¡Por supuesto! No perderé una gran amiga por una tonta cena de la alta sociedad —ella levantó una suplicante mirada hacia mi padre—. Él también irá, yo cubriré tu favor dándole uno doble. —Tentadora oferta, mi pequeño, pero el favor lo harán por separado o no tendrán a este Adonis con ustedes. —Está bien —intervino Mik antes que yo—, cuente con ese favor. —¡Excelente! Solo recuerda que será una cena y adiós. —No me interesa que sea más. —Entonces haré los preparativos, será mejor que nos cambiemos en otro lugar para que no te vean con un vestido. Y así fue, nos trasladamos a un hotel donde una mujer se encargó de maquillar y peinar a Mik en lo que nosotros nos vestíamos en la habitación contigua. —Deja que haga ese favor por ella. —¿Por qué? ¿No confías en tu padre? —No sé qué le vayas a pedir y no quiero que la obligas a quedar entre la espada y la pared. —Esos son los riesgos que se toman en la vida, Trav. Debes aprender que no siempre puedes ser el héroe de alguien por mucho que la quieras a salvo. —Quizás no, pero mientras pueda lo haré —desafié decidido. —Como quieras, igual estás advertido —repasó mi traje de pies a cabeza—. Por cierto, lo más seguro es que Lawless quiera ponerte a prueba. —¿Cómo? ¿Por qué? —Porque convives con ella y al descubrir su secreto querrá saber qué clase de hombre eres y si puede confiarte su vida —no había pensado en ello, pero tiene lógica. —¿Alguna sugerencia? —Sé tú mismo, no mientas y muéstrate a la altura de la situación, pero si su esposa se pone pesada con un noviazgo o un compromiso a futuro, deja en claro tus intenciones sin sonar un cretino, recuerda que es la reputación de Mikehl la que estará en juego —arregló mi corbata y el cabello, aunque me inquietó la sutil sonrisa que tenía mientras lo hacía—. Vámonos o llegaremos tarde. Al salir nos encontramos a Mik en un bello vestido curuba luciendo inocente y más con el suave maquillaje que resaltaba sus delicados rasgos dejándome sin palabras. —Bellísima, ratoncita. —No me siento así, prefiero mi ropa. Era evidente su incomodidad y nerviosismo, pero el sutil golpe de mi padre me hizo reaccionar yendo hasta ella con la mayor confianza del mundo. —Estás preciosa, Mik, y si me permites decirlo, hoy me siento el doble de afortunado al tenerte como amiga. —Gracias, Trav —dijo bajito conmoviéndome. De pronto una luz nos sacó de la extraña burbuja en la que estábamos, mas la vergüenza pasó a confusión al encontrar a mi padre con una cámara. —Hora de irse, y no empiecen con sus ridiculeces o cancelaré mi participación —advirtió ante la obvia queja que haríamos. Sin más opciones nos dirigimos a la mansión de los Lawless que ya estaba atiborrada de gente, saludamos y nos presentamos, pero bajo ningún concepto dejé a Mik sola aun cuando mi padre de vez en cuando se distraía con algunas personas que se apoderaban de su tiempo fastidiándolo, entonces la voz de una mujer nos alertó siendo su madre del brazo de su esposo. —Hija, que felicidad tenerte con nosotros, creímos que no llegarías —saludó ella con un beso en su mejilla—. ¿Y este joven tan encantador? —Él es Travis Oz. Travis, ella es mi madre, Ming Lawless; y su esposo, George Lawless. —Un placer, señor y señora Lawless. Espero disculpen el retraso, aunque en realidad comenzaron la fiesta muy temprano porque como bien saben, una dama jamás llega tarde —comenté con el mismo encanto de mi padre dándole el protagonismo a Mik. —En eso tienes razón —comentó Lawless entre risas “de sociedad” que le acompañaron su esposa—. Mikehl, luces hermosa esta noche —ella agradeció asintiendo con una sutil reverencia—. Y Travis, me alegra conocerte al fin, no imaginas cuánto hemos escuchado de ti. —George, Ming, un placer verlos otra vez —la sarcástica voz de mi padre nos dio un gran alivio al unírsenos. —¡Oz! Otra sorpresa que creímos no nos acompañaría, pero nos alegra tenerlos en nuestro hogar. Sean bienvenidos. —Gracias. La verdad no quise venir, pero no pude resistir los encantos de esta belleza —mi padre, con total descaro, besó la mano de Mik sacando cierto incordio en su madre quien intentó disimularlo—. No cabe duda de que la joven Mikehl posee una astucia inigualable. —Gracias por el halago y coincido contigo, es una joven excepcional. —Gracias a todos por sus amables palabras —la amena voz de ella me sorprendió en demasía, pues jamás la escuché tan niña rica tímida. —Oz, si no te importa me gustaría hablar contigo en privado antes de la cena. Ambos partieron dejándonos en compañía de esa mujer que parecía querer asesinarnos en cualquier momento, lo peor es que no sé quién se aferraba más al otro, si Mik o yo. (…) Se nos hizo bastante extraña la tardanza entre mi padre y George, Mik y yo no hacíamos más que sacar conjeturas, a veces en broma, otras más serias, pero todas nos servían para aliviar el estrés en el que nos tenía su madre al presentarnos con todos sus invitados y aunque nunca lo dijo directamente, parecía como si nos quisiera mostrar en pareja llegando a incomodarnos, pero ni eso me hizo abandonarla cuando más me necesitaba siendo la hora de la cena donde los demás invitados distrajeron a los anfitriones. —Y dígame, joven Oz, ¿ya tiene decidida su carrera? —preguntó Lawless incomodándome un poco, pero recordé la sugerencia de mi padre manteniendo la calma. —Tengo un par de opciones definidas, pero dejaré al destino decidir por mí. —¿Por qué? ¿Acaso no tiene seguridad en su futuro? —arremetió Ming ganándose una tétrica mirada de su hija, pero no me dejé intimidar, estaba resuelto a sacar mis apellidos y aún más a dejar mi nombre en alto. —No, señora Lawless, solo estoy esperando una señal de la vida para saber cuál carrera es más acorde a mí. —Eso no suena muy prometedor, ¿no le preocupa la opinión de otros? —No, a decir verdad, cuento con una increíble familia que desde la infancia me ha dado la libertad de escoger el mejor rumbo acorde a lo que yo quiera y no lo que se me imponga. —No sabía que era tan liberal con su hijo, Oz. —Lo soy, Ming, no quiere decir que no existan límites ni consecuencias, claro que los hay, pero no por eso trucaré su felicidad cuando es lo único que me importa sin importar el camino que escoja, pues tengo plena confianza en los valores que tiene arraigados. —¿Y qué hay de una estabilidad financiera o la familia que forme? ¿No le preocupa cómo la sostendrá? —Travis es joven muy inteligente e intuitivo, confío en su criterio y no tengo que preocuparme por su estabilidad financiera. —Supongo que no, igual posee el respaldo de su padre —ácido, así fueron las palabras de ella. —Oh no, no se equivoque, Ming, Travis se encuentra becado en Harrow y en la universidad que escoja sé que también lo será, yo no necesito pagarle a nadie para que lo acepten en una institución cuando él tiene la inteligencia para valerse por sus medios. —¿Y qué hay de Royal? Hace un tiempo escuché un rumor bastante… —Mamá, ya basta —intervino Mik intentando no llamar la atención—, no tienes derecho a salir con chismes en la mesa y menos de alguien a quien no conoces. —Querida… —George lanzó una mirada amenazante a su esposa, pero el daño estaba hecho en mí. —Descuiden, no tienen que silenciarla —hablé con una gruesa voz cargada de mi viejo odio—. No sé qué habrá escuchado, señora Lawless, pero si es un rumor, le sugiero hacer caso omiso o podría meterse en muchos problemas a futuro, o peor, a su esposo e hija. —¿Me estás amenazando? —No, mi hijo solo dice la verdad —defendió mi padre sorprendiéndonos por su frívolo orar—, pero continúe, Ming, ansío conocer el rumor que la dejó intrigada —la mujer se contrajo incómoda sin saber qué hacer y lo peor para ella era que nadie parecía querer apoyarla. —Como bien dije es un rumor y sí, quizás sea bueno corroborarlo primero. —Cuando lo haga no dude en llamarme, pero antes recuerde bien lo que le hayan dicho porque no querrá cometer una equivocación conmigo. Una cosa es que alguien hable de mí y otra de mi familia, con la primera puedo ser permisivo, pero la segunda, sería un error fatal… ¿O ya olvidó la crisis financiera de Londres hace años con el deceso de Grosver? La tensión era evidente en cada uno de los invitados quienes estaban atentos a la conversación, pero era como si la sola mención del hecho y esta persona provocara terror en los presentes. —¿Cuál crisis financiera? ¿Y quién es Grosver? —preguntó Mik sin obtener respuesta mientras mi padre permanecía listo para atacar a esa mujer quien se notaba acorralada. —Creo que al día de hoy usted sabrá cuáles son mis alcances, Ming Lawless, así que tenga cuidado en dónde pisa, no querrá tener al diablo frente a usted. Decir que esto en verdad era el invierno ante el gélido ambiente que había entre esos dos era poco, por suerte otro de los invitados intervino continuando con una charla más dinámica que pareció restaurar el orden, aunque mi padre no dejaba de fulminarla en silencio mientras ella se mostraba ofendida; sin embargo, era extraño que su esposo no la hubiese defendido, ni siquiera se molestó en intentarlo y el terror que se trazó en él es indescriptible. Solo espero que la velada termine pronto.
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