Por suerte Mik y yo no fuimos descubiertos llegando justo a tiempo al salón para darnos el año nuevo, pero fue al abrazarla cuando el deseo volvió en ambos y sé que ella también estaba como yo por en cómo se aferraba de mí, claro que al ser interrumpidos logramos disimularlo relajándonos rápidamente, hasta que mi padre se acercó a ella abrazándola en son de felicitarla mientras me clavaba una inquisitiva mirada a la distancia con sus ojos entrecerrados sentenciando jocoso en silencio un: “deliciosa” que me heló la sangre, después caminó hasta mí y me abrazó muy fuerte mientras Mik era ahora quien veía la escena.
—Eres un pequeño pervertido, mi petirrojo.
—No sé de qué hablas —de nuevo un extraño atisbo memorial apareció y desapareció como el humo, un déjà vu.
—Lo sabes muy bien, hueles a ella y aun cuando pusiste agua en tu rostro, puedo saborearme sus fauces sin tocarla, todo gracias a su aroma que sigue en tu rostro.
—Papá, no sé qué te estés imaginando, pero nada ha ocurrido.
—Miéntele al mundo, mi pequeño, pero no a tu padre y menos siendo yo el dios de la lujuria —se apartó lo suficiente acunando mi rostro entre sus manos—. Estoy orgulloso de ti, ahora te dejo.
—¿¡Qué!? ¿A dónde vas?
—Una llamada al otro lado del mundo me está esperando y ansío escuchar su voz, pero si desean irse, el chofer que nos trajo los trasladará hasta Harrow. Cuídate, mi pequeño, y no cometas un error o será tu madre quien viaje a quitarte toda la diversión. ¿Entendido?
—Sí, papá.
Me atemorizaba la amenaza, pero eso no fue más fuerte que la decepción y tristeza al saber que se iría solo por esa intrusa abandonándome una vez más.
Para mi desgracia o fortuna, la madre de Mik la obligó a quedarse porque supuestamente saldrían de viaje unos días y ella debía acompañarlos, así que regresé solo a los dormitorios con la promesa de que ella me llamaría después, me preocupaba haberlo arruinado y quizás perder a mi amiga, así como también estaba abrumado por la ausencia de mi padre quien ya había sacado sus cosas y tras recibir una llamada de Walken la mañana siguiente, supe que mi padre viajó a Nueva York esa misma noche solo por ella.
La noticia fue agua fría para mí y al estar solo en mi habitación, su recuerdo retornó junto a su gélido mirar estremeciéndome, para colmo los días continuaron en esa abrumadora y silenciosa monotonía hasta que Xun me avisó que mi padre estaba al teléfono y corrí de inmediato a atenderlo, claro que simulé haciéndome el aburrido.
—¿Papá?
—Hola, mi pequeño, empaca tus cosas que vendrás a Nueva York.
—¿Por qué?
—Tu madre quiere verte ya que no estuvo contigo en las festividades y en breve celebraremos otra.
—¿Cuál?
—Tus hermanos quieren hacerle una fiesta de cumpleaños a la pequeña, así que vendrás a compartir con la familia sin pretextos, el tiquete está comprado, Xun te lo entregará en cuanto cuelgues y más te vale estar aquí o de lo contrario le contaré a tu madre lo que hiciste con la ratoncita.
—¿Papá? ¿Hola?
—Ni lo intentes, ya te dije que ese hombre no cree en nadie cuando se trata de esa niña —comentó Xun entregándome un sobre con los tiquetes ida y vuelta.
—No sé si quiera ir…
—¿Todavía estás arrepentido por lo que hiciste? —asentí—. ¿Cuándo lo superarás?
—No lo sé.
—Entonces con mayor razón deberías ir.
—No soy capaz de darle la cara a ella, no después de…
—¡Ya olvídalo! —exclamó como si fuese lo más ridículo del mundo sentirme así—, habla de una vez con tu padre y de paso con esa chiquilla, no haces más que ahogarte en un vaso con agua y capaz hasta quiere verte de nuevo.
—¿Quién? ¿Ella? —pregunté incrédulo.
—Sí. Escucha, podrá ser muy especial, con un pasado turbio o lo que sea, pero sigue siendo una niña y lo único que necesita es afecto, dáselo, quizás te quiere y no sabe cómo demostrártelo, en especial porque vives al otro lado del mundo.
—¿Y qué hago para hacerla feliz?
—¿Me lo preguntas a mí? Yo qué sé, juega con ella, llévala a algún lugar que la haga feliz o hazla sentir cómoda si pasa por un mal momento, recuerda que es en estos cuando sabemos quiénes están con nosotros y quiénes no.
Él tenía razón, ya era hora de darle frente a este problema y considerando que mi padre me recogería en el aeropuerto, quizás sea una buena oportunidad para darle fin a este tema con él, ya después buscaría un espacio para hablar con ella e intentar hacer borrón y cuenta nueva… Ojalá mi abuelo estuviese vivo, él de seguro sabría qué sería lo mejor para ganarme su confianza.
(…)
Unas horas preparándome para el viaje, otras de sueño interrumpido por la ansiedad y unas más en el avión fantaseando con cientos de panoramas donde podía estar con la pequeña intrusa, finalmente descendí ansiando verla cuanto antes al recordar lo que dijo Xun, también quise traerle algo de Londres por mi cuenta, pero por desgracia no sabía nada de ella, no conocía sus gustos y tampoco quería preguntarle a mis padres o mis hermanos para no quedar en evidencia, aunque eso no borraba la tonta sonrisa que tenía solo de pensar que sí podría conseguir su perdón y arreglar la situación entre nosotros, de paso podría acercarme también a mi padre y saber cómo recuperar su atención.
—Dudo que esa felicidad sea por mí, ¿acaso te mueres por verla? —comentó mi padre en burla a lo que intenté mantenerme la serio.
—Claro que no, es solo que habrá un concierto y quiero ir —respondí a la defensiva.
—No seas mentiroso o le diré a Livi que no te guarde postre.
—Igual comeré torta.
—Me refiero al postre que hizo la pequeña.
Detesto que juegue conmigo y lo peor es que su provocación me recordó el sabor de aquel helado queriendo saborearlo una vez más, igual decidí ignorarlo en el regreso a casa donde pude descansar un par de horas y en la tarde salimos a almorzar cerca de la biblioteca donde sería la celebración, pero mi cabeza estaba en el asunto pendiente con él, intenté hacer un poco de conversación creyendo que me ayudaría con los nervios, pero sabía por el fastidio emanado en cada respuesta que estallaría en cualquier momento.
—Solo di lo que tengas que decir, Travis, pero no le des tanta vuelta al asunto, sabes que soy alguien directo y así mismo me gusta que me hablen —a veces creo que sí soy masoquista y más cuando se trata de él, pero es mi padre, no puedo evitar sentirme nervioso.
—¿Por qué no me has dicho nada por lo ocurrido hace meses? Sé que ella te dijo, pero no te has pronunciado con nada hasta ahora.
—Porque no soy yo quien debe decir nada, al menos no todavía —y aquí sigo dándole vueltas… en fin, mejor salgo de esto cuanto antes o empeoraré la situación.
—Lo sé, lamento mi comportamiento de aquella vez y no volverá a ocurrir, ya me disculpé con ella, pero igual quería decírtelo.
—No era necesario, pero si te hace sentir mejor está bien.
—También quiero decirte que no te odio, sé que piensas eso, pero no es así, estoy dolido porque siento que no te importo y que solo me enviaste a ese internado para mantenerme lo más lejos posible de tu vida.
—¿Y qué pasó aquella mañana para desquitarte con ella? —el recuerdo vino como una bofetada.
—Fue por la forma en cómo la veías el día anterior, nunca viste a nadie de esa manera, ni siquiera a mí que soy tu hijo y tuve celos por eso —esta vez, al exhalar, él pareció bajar la guardia.
—Travis, si te alejé de mi vida no fue porque no me importaras, todo lo contrario, lo hice porque no quiero que estés al lado de alguien como yo, eres un buen chico y te mereces conocer lo mejor del mundo y yo no hago parte de eso, pero Livi y Marcus sí.
—¿Entonces qué tiene ella de especial para ti y por qué enviarme tan lejos? —reclamé cuidando de no pasarme de tono.
—Lo hice porque fue una buena oportunidad en el momento. En cuanto a ella, es porque compartimos la misma oscuridad, estamos dañados, el mundo acabó con nosotros desde muy temprana edad, pero ella tiene la oportunidad de tener una mejor vida y entre todos nos estamos haciendo cargo de que así sea.
¿Dañados? ¿Qué tanto oculta mi padre? Mamá sí me ha dicho que él ha tenido una vida difícil, ¿pero cuánto pudo ser su daño considerando que no tiene cicatrices como ella?
—¿Eso quiere decir que nunca estaré a tu lado?
—Cuando estés listo lo harás, por ahora no te pido que me comprendas, es más, ni siquiera lo intentes, pero ten la seguridad de que sí me importas mucho, eres mi hijo y eso nada ni nadie lo va a cambiar.
—¿Hay algo más que no me quieres decir?
—Todo en su momento, Travis, todo en su momento.
Detesto cuando dice esa frase que solo deja más preguntas que respuestas, pero ni modo, supongo que tendré que hacer de nuevo el de la vista gorda, así que me enfoqué en pasar la tarde con él buscando el regalo de ella junto a algunas decoraciones que nos pidió mamá y en la noche celebramos con la familia. Fue bastante extraño verla en un lugar diferente y al mismo tiempo parecía que no tenía novedad considerando su actitud taciturna, aunque espero que esto sirva de algo y le ayude a unirse más a la familia, en especial a mis hermanos que al parecer se encuentran más unidos, sobre todo Rob quien estaba reacio al comienzo por su llegada igual que yo.
—¿Rob, tienes un minuto? —pregunté antes de que durmiese encontrándolo justo cuando salía del baño.
—Pasa, si quieres cierra la puerta —eso me encanta de él, no tengo que decirle cómo me siento al tener afinidad en ese sentido—. Imagino que me preguntarás por ella.
—Sí, quería saber qué te hizo cambiar de parecer respecto a su estadía o si ocurrió algo que desconozca.
—Es complejo de explicar, pero tuve la oportunidad de hacer algo que no he dicho a nadie.
—¿Qué?
—Pude acercarme y tocarla.
—¡¿Qué?! —murmullé anonadado al no querer advertir a mamá—. ¿Cómo? ¿Cuándo?
—En el despacho de Marcus, me quedé leyéndole un libro hasta tarde y cayó dormida, entonces decidí tomar el riesgo.
—¿Tocaste sus cicatrices?
—No, estuve tentado a hacerlo, pero preferí evitarlo… Creo que las cicatrices son algo muy íntimo… —murmuró apesadumbrado, quizás recordando sus propias heridas del corazón.
—Rob, ¿cómo puedo acercarme a ella? Quisiera pedirle una disculpa, pero no sé qué hacer y a veces la siento tan…
—¿Oz? —comentó burlesco haciéndome reír, así que asentí—. Ella parece impenetrable igual que tu padre, pero me di cuenta de que es más fácil hablar con ella cuando está a solas, también evita dar rodeos, habla directo y sin titubear que así mismo te contestará.
—Será difícil considerando que mamá está cerca.
—Tal vez pueda ayudarte.
—¿Cómo?
—Liam y yo tendremos un partido, ya sabes lo pesado que se pone a veces y más si se trata de su “hermanita adorada” —señaló en burla haciendo las comillas con sus dedos—, él le suplicó ir, pero todavía dudo que lo haga, así que si quieres llega ese día y podrán hablar a solas.
—De acuerdo, ¿igual podrías pasarme la dirección? Quisiera acompañarlos después, ¿quién sabe? Quizás logre convencerla de ir.
—Ten cuidado, no olvides que debemos mantener la distancia y un taxi puede que no sea la mejor opción.
—Tú déjamelo a mí, algo se me ocurrirá.
Esta noche al menos dormiré tranquilo al haberme disculpado con mi padre y con la oportunidad que me ha dado Rob podré disculparme también con ella, solo espero que todo salga bien y esto me permita matar dos pájaros de un tiro.
—Buenas noches, Travis —la profunda voz de ella me detuvo en seco en el pasillo—. Descansa esta noche, pareces agotado —sin más se adentró en su recámara dejándome nervioso por el macabro semblante que me dio antes de cerrar la puerta.
Sospecho que entre ella y mi padre acabarán conmigo, pero espero equivocarme…