El árbitro hizo el llamado, Gharbi y yo éramos los últimos contrincantes quedando nuestros equipos hasta ahora empatados y por ende, la victoria recaía sobre nosotros. Llegamos al tatami haciendo el saludo correspondiente y entonces dieron la señal comenzando el combate, Gharbi, como era de esperarse, se fue como un toro contra mí queriendo derribarme con furia para hacer el Ippon (que es como el knockout en el boxeo), pero ya lo veía venir y si perdía los estribos cayendo en su juego perdería la competencia.
Se supone que tenemos cuatro minutos para el combate hasta que uno de los dos logre el Ippon, pero ambos colocamos demasiado de nuestra parte en cada segundo para evitarlo haciendo más difícil la victoria en el otro.
—Ríndete, Oz, no dejaré que te lleves lo que me pertenece —bramó entre dientes.
—Si lo quieres tendrás que ganarme.
Esa sola frase fue suficiente para provocarlo consiguiendo enredar su pie con el mío haciéndome caer, evité que obtuviera el Ippon, pero también me gané una estrangulación que me recordó las veces que solía patearme, por suerte el árbitro actuó a tiempo deteniéndolo otorgándole una penalización, es una lástima que no viera la sevicia con la cual actuó, pero no importa, igual estaba dispuesto a obtener la victoria en el último minuto que nos quedaba.
—¡Hajime! —gritó el árbitro y de nuevo nos fuimos contra el otro.
Esta vez sentí que aplicaba más fuerza para derribarme, pero al articular sus labios en silencio trayendo consigo una ola de recuerdos que me paralizaron, él aprovechó muy sonriente lastimando mi rodilla en un hábil giro que pareció limpio para todos y más porque dejó caer su peso sobre esta, pero yo sabía que había sido un sucio truco de su parte.
—¿Creíste que me había olvidado de lo que me hiciste, basura?
Se alejó por orden del árbitro mientras yo quedé en el suelo con un horrible dolor, el entrenador y Walken llegaron a auxiliarme y llamaron a un paramédico para que me atendiera.
—Eso fue muy sucio, hay que decirles que revisen las cámaras.
—¡No! —detuve al entrenador antes de que hablara con alguien—. Walken, dime si puedo continuar.
—Travis, no es momento de ser el héroe.
—Solo revísame y dame un visto bueno, sin mentiras —ordené tajante.
El dolor era insoportable, cada bocanada de aire parecía ahogarme y el rencor combatía con mi trauma en mi cabeza, no quería derrumbarme, pero las memorias eran una tortura.
—Puedes levantarte, también puedo aplicarte algo para el dolor, pero no creo que lo permitan a no ser que terminen el combate —algo dentro de mí ya me decía que diría eso.
—De acuerdo.
—Termina esto ahora, no vale la pena perder una pierna por él.
—¿Crees que la perderé? —cuestioné con una dolorosa sonrisa que lo dejó pensando.
—Creo que le arrancarías los ojos mientras la pierdes —reímos nerviosos—. Te ayudaré, vamos —con dificultad me levanté, intentaba estirar y doblar la pierna para conocer mis límites e informé al árbitro que continuaría.
Volvimos a nuestras posiciones comenzando tras la señal y lo dejé venir evitando desgastarme en pasos innecesarios, solo que esta vez él iba dispuesto a derribarme del todo para joderme, no para ganarme, recibiendo una segunda sanción tras darme un golpe en el abdomen y otro en el rostro, siendo el segundo el más evidente al sangrar. A Gharbi no le importaba nada más que vengarse de mí frente a todos, había perdido el foco por completo y su entrenador lo sabía, le gritaba intentando razonar con él, pero yo que lo conocía tan bien sabía que ahora no escucharía razones de nadie.
Continuamos, solo quedaban treinta segundos y cada uno pasaba más lento que el anterior, él seguía murmurando improperios hacia mi familia y mi persona recordándome los tortuosos días que me hizo pasar en el internado, mientras yo hacía lo posible por mantener la cordura al no querer caer en su red. Sin embargo, este combate se estaba saliendo de mis manos entre el dolor, los recuerdos y su sed de venganza, lo peor era que me hacía moverme obligándome a apoyar el peso sobre la pierna lastimada hasta que sentí que no podía más, estaba a punto de dejarlo ganar cuando de repente, algo ocurrió.
Todo pasó a cámara lenta y las voces de los presentes se hicieron lejanas, pero ahí estaba, muy lejos escondido en la penumbra, era mi padre quien me observaba y sabía que lo había descubierto. No sé cómo, pero era como si me gritara con sus ojos diciéndome lo que yo no estaba viendo por la mezcla de sensaciones que estaba viviendo, entonces volví mi atención analizando a Gharbi y comprendí a qué se refería. Mi padre me estaba dando una lección no solo para el combate, sino para la vida misma y en este caso debía sacrificarme si quería conseguir la victoria.
Él asintió en cuanto moví mi pierna pegándola a la de Gharbi, yo asentí feliz al comprenderlo y tras respirar profundo, llevé todo mi peso hacia esa pierna proyectándolo de tal manera, que lo impacté con la totalidad de su espalda en el tatami consiguiendo el Ippon y con ello la victoria, aunque también quedé en el suelo con un indescriptible dolor que mezcló las lágrimas con el sudor, pero al escuchar que la victoria era nuestra, volví la vista hacia mi padre sonriéndole igual que un niño y él me respondió de la misma forma demostrándome cuán orgulloso estaba de mí.
—¡Travis! —Walken, el entrenador y un paramédico llegaron de inmediato a socorrerme bloqueando mi vista, pero por dentro estaba feliz.
Les pedí que me ayudaran a mantenerme en pie y sin importar nada volví a dar el saludo inclinándome hacia Gharbi quien botaba fuego, él no respondió, el árbitro notó lo que pasaba e hizo algunas señales al jurado dando por finalizado el torneo y declarando a Harrow el ganador de la competencia, después de eso no quise saber nada más de nadie, solo dejé que me atendieran lo antes posible al no soportar más.
—Walken, lo que sea que vayas a ponerme triplica la dosis, permíteme hacer gimnasia todo el día —reímos y asintió comprendiendo lo que quería y el cómo me sentía en el fondo.
—Quizás esto no quite el dolor en tu pierna, pero te ayudará con algo más —en un guiño cómplice, Walken me extendió un sobre que estaba marcado con mi nombre y lo abrí encontrando una nota que trajo un bello recuerdo con mi padre que me sacó una traicionera lágrima.
Al final dejé que el equipo recogiera el trofeo en lo que me atendían, pero todos muy agradecidos me lo entregaron y me alzaron con cuidado entre vociferantes gritos, mamá estaba a la distancia con Mik observándonos entre feliz y preocupada, sabía que tenía que darle un par de explicaciones que al final terminarían en un beso y un abrazo, pero lo más importante era que la felicidad no se borrara en ninguno de nosotros.
—¡Mi niño, me dejaste muy preocupada! —comentó aliviada cuando al fin el equipo me llevó con ella.
—Ahora todo está bien, no tienes nada de qué preocuparte.
—No sé si está más interesante la historia entre tú y ese sujeto o el combate que tuvieron, pero estuviste increíble —me vi sorprendido por el abrazo de Mik que incrementó mi felicidad, me habría encantado levantarlo y verlo reír bastante hoy, pero será en otra ocasión.
Después de eso nos fuimos a celebrar con el equipo, el entrenador, Walken, mamá y Mik, por desgracia no contamos con la presencia de mi padre ya que este nunca se acercó a nosotros, ni siquiera para saber cómo estaba, de hecho, tras informarme el paramédico que estaría cojeando y con una rodillera algunas semanas, lo busqué en la oscura esquina que se había encontrado durante el combate, pero ya se había ido. De todas formas, no me acomplejé por su ausencia con la intención de evitar preguntas y di mi atención total a los presentes hasta el final de la celebración.
—Quizás no me lo creas —comentó Mik al salir del baño llamando mi atención—, pero este fue el mejor día de mi vida hasta ahora y todo gracias a ti y a tu mamá, en verdad no tengo cómo pagarles por lo que hicieron.
—No tienes que hacerlo, basta con las gracias y ganar las nacionales para ella, ya la escuchaste decir que nos acompañaría al igual que Walken.
—Lo sé y estudiaré duro para conseguirlo, ya lo verás —jamás me había sonreído con tanta confianza como lo hizo hoy, pero en el fondo creo que nos hemos unido más—. Trav, ¿puedo preguntarte algo?
—Claro.
—¿Qué pensabas al final de la pelea? Lo pregunto porque parecías diferente, más seguro.
—Pensaba en mi padre, sentí que estuvo conmigo en el último minuto y eso me dio seguridad.
—No quiero ser entrometido, pero quizás debas invitarlo a las nacionales —sugirió tímido.
—¿Mi madre te dijo algo?
—No, pero si su solo pensamiento te dio más confianza, imagina lo que hará su presencia en tu vida —imposible negarlo cuando la evidencia es clara, pero ya veremos qué ocurrirá el otro año—. En fin, descansa.
—¿Qué? Creí que querías saber la historia con Gharbi.
—Mañana me la cuentas, esta noche deberíamos descansar, en especial tú que estuviste en una montaña rusa de emociones muy intensa —apagó la luz y se fue a la cama—. Buenas noches, Trav.
—Descansa, Mik.
Desde que salimos del gimnasio hasta ahora, creí que quizás había soñado lo ocurrido con mi padre y más porque Walken me informó que él le había solicitado entregarme esa nota, pero ahora que me encontraba solo en mitad de la noche, me quedé mirando por la ventana disfrutando el frío otoñal y ahí lo vi, estaba de pie en el jardín mirando en mi dirección con la luz de la luna iluminándolo.
No hubo palabras, no podía correr hacia él, tampoco pude pedirle que subiera, pero en ese silencioso espacio supe que era real, que sí estuvo conmigo, que sí me ayudó en el torneo y que estaba orgulloso de mí y la victoria que había conseguido. Mi padre, sin mucho más, encendió un cigarrillo mezclando el humo en el viento, me sonrió con el corazón y se fue sin más dejándome entre feliz y triste, incrementando a su vez la culpa que ya venía cargando porque él, aun cuando no lo invité, decidió venir a verme quedándose conmigo hasta el final.
—Buenas noches, papá —murmullé viendo su silueta perderse en la penumbra.
Leí de nuevo la nota repasando el sello del cuervo al final de esta y un fuerte deseo despertó mis ansias de encontrarnos en las vacaciones de invierno.
Mi pequeño,
No olvides que hice unas alas fuertes para ti que siempre te permitirán volar muy alto, así que no dejes que nada ni nadie te lo impida, así el viento sople fuerte o los golpes parezcan derribarte, vuela, vuela que yo te veré orgulloso desde el pantano.